OYE, ¿CÓMO VA TODO?

Porque ir sin prisa pero sin pausa es lo más importante…

Hace mucho tiempo que no te cuento novedades acerca de cómo va todo por mi vida diaria. Ya sabes que no suelo excederme en este tipo de artículos. Lo poco gusta y lo mucho cansa. Así que después de los dos post acerca del amor a uno mismo antes de final de año, hoy vengo a contarte los avances a nivel profesional que han pasado y están ocurriendo en mi vida a día de hoy.

Así que ¡comenzamos!

Ayer terminamos la última representación de “Poeta en Nueva York como Federico García Lorca” en Málaga, después de seis funciones con lleno absoluto. Tengo que reconocer que ha sido una maravillosa experiencia el observar cada sábado que comenzábamos la función el patio de butacas completo. Si te gusta el teatro, es algo que no siempre sucede (dejando de lado las grandes producciones, claro está), así que es un orgullo el haber formado parte de este estupendo elenco y de la historia que el director ha creado para mostrar una nueva visión acerca del poemario que Lorca creó al otro lado del charco.

Gracias a este proyecto, que vamos a seguir moviendo por Andalucía (al menos por ahora), me han ofrecido una idea que me haría reconciliarme con una parte de las artes escénicas que dejé de lado hace mucho tiempo. Quizás por la situación en que se desarrolló en su momento, le cogí «manía». Pero lo que puede venir, creo que podría conseguir que hiciera las paces con el mundo de la animación. Ya te contaré más adelante si todo llega a buen puerto…

Cuando tuve mi problema de salud y tuve que estar de baja demasiado tiempo (cuando comenzó a fraguarse esta web, más o menos), tuve la oportunidad de aparecer en la serie “Toy Boy” de Atresmedia, pero desgraciadamente, mi baja me lo impidió. Pero mi querida Pepa, me tuvo en cuenta hace unas semanas para un nuevo proyecto, esta vez de Amazon Prime y Mediaset. Se trata de la serie “Urban. La vida es nuestra.” Y tuve el placer de grabar una pequeña escena con las dos protagonistas, María Pedraza y Asia Ortega. Me lo pasé estupendamente y deseando que llegue el estreno (que todavía no tiene fecha) para poder verlo.

Allá por verano del 2021, participé en la grabación de un videoclip musical para un grupo musical granadino. Por mi insta (@alexander.j.cox) hay una fotito de aquella grabación en la que aparezco con la maquilladora que me llenó de tattoos por toda la cara y las manos. Tampoco podía desvelar mucho acerca del proyecto, pero por motivos que desconocemos, el videoclip quedó en stand-by y nunca más se supo. Hace tres semanas, nos avisaron que el proyecto se retomaba. Les faltaban tomas de actuaciones del grupo y ya las habían conseguido. Así que hace unos días, se estrenaba “El veneno de la serpiente” del grupo Hora Zulú y por ahí aparezco yo haciendo de malo malote. Un placer haber participado en ese proyecto y el resultado es alucinante.

El verano pasado, también aparecí en una publicidad para la empresa AM Seguridad “Amor verdadero” y me encantó verme en formato gigante en una valla publicitaria en la autovía. También aparecí en los autobuses y publicidad en RRSS como Facebook e Instagram. Fue una gran experiencia y aunque no era la Gran Vía, ese subidón no me lo quita nadie.

Mi texto de “Todavía tengo tiempo” con su respectivo montaje, se quedó también en punto muerto, aunque tratamos por todos los medios de promocionarlo. Pero resulta bastante difícil desde nuestra posición, en la que no somos caras conocidas, el poder llegar a conseguir actuaciones. Pero el proyecto sigue adelante y estamos preparando una nueva batería de promociones, para tratar de llamar la atención de las distribuidoras y los ayuntamientos. Así que ahí ando también.

Mi tercera novela que será el cierre de la vida en Danford. Después de las otras dos novelas, “Suicidio del 97” y “No fue un suicidio si aún estás aquí”, el final está muy cerca y debo confesarte que me está costando bastante acabarla. No por falta de ideas, o por falta de tiempo. Creo que se trata de algo más a nivel emocional. Siento que en mi subconsciente, me da mucha pena el decirles adiós. Si alguna vez has escrito como yo, la simbiosis que se crea con los personajes es muy fuerte. Y después de tres novelas y todo lo que han pasado mis habitantes de Danford, me entristece no volver a verlos ni saber cómo les va. Aunque también he de contarte en secreto, que tengo un proyecto pendiente con la ciudad de Danford, que quiero hacer. Pero eso ya te lo contaré más adelante, cuando se materialice.

Mi intención al terminar la trilogía de Danford, era empezar a escribir algo más ligero y menos oscuro, pero por circunstancias de la vida, mi vida se cruzó con alguien que tiene mucho que contarme acerca de un estilo de vida que me parece muy interesante. No voy a desvelar nada, pero bueno, pues que vuelvo al lado oscuro de la mente humana. Parece que ese tipo de escritura me persigue…

Proyectos literarios tengo más. Los que he terminado y de los que no quiero hablarte porque no me gusta anticiparme a lo que pueda ocurrir con ellos, pero ahí están. Sigo escribiendo teatro y ampliando mi currículum literario, lo cual me encanta. “Todavía tengo tiempo” se materializó en un espectáculo teatral que el público disfrutó muchísimo y espero que con estas ocurra lo mismo. Tiempo al tiempo.

Como sabes, en mi apartado personal de la web “Currículum Vitae”, puedes ver los proyectos que he hecho y los que están en proceso (no salen todos ¿eh?), pero si puedes estar al día de cómo va mi proceso laboral.

Y creo que no me dejo nada en el tintero. Así sabes un poquito más acerca de mi pasión y de cómo estoy poco a poco llevándola a cabo. Y si tú tienes un sueño, ya sabes, a por él sin pensarlo. Que la vida es una y no podemos perder el tiempo en pensar si podremos o no conseguirlo. Intentarlo es lo más importante.

¡Feliz semana y nos vemos el domingo que viene!


QUERERSE A UNO MISMO II

Solo hay que desnudar el alma y aceptarla

QUERERSE MENTALMENTE. No valorar nada de lo que hacemos, nada de lo que conseguimos, nada por lo que luchamos. Dejar que la opinión de los demás sea la que ensalce tus triunfos es uno de los errores más grandes que podemos cometer. Porque el resto del mundo no gira en torno a ti, lo que quiere decir, que llegarán momentos en los que no haya nadie alrededor para decirte que lo que has hecho está bien o mal. Y eso te va a crear una sensación de abandono, de fracaso, porque no has aprendido a auto valorarte a ti mismo. Nadie te ha enseñado que creer en ti mismo y en lo que haces, es una de las sensaciones más placenteras que existen.

Cuando publiqué mi primera novela “Suicidio del 97”, todas las críticas que me hicieron fueron buenas; prácticamente todas. Había blogueras que hablaban en su IG acerca de mi libro y lo recomendaban. Eso me hacía feliz. La gente contestaba dando las gracias por dar a conocer a un nuevo autor, etc… En el momento que leía a alguien que decía que “no le llamaba nada la atención la historia”, mi mente se aferraba a ese mensaje (perdido entre muchos positivos) y lo colocaba en la vitrina de mis fracasos. Era mal escritor. No tenía la valía suficiente. Era el mensaje que primaba sobre el resto. Con las obras de teatro que escribí o protagonicé, ocurría lo mismo. Cualquier crítica positiva quedaba anulada por un comentario negativo. No sabía equilibrar las opiniones de los demás. No era capaz de entender que no le puedes gustar a todo el mundo. Mi mente prefería decidir que no eran opiniones. Eran sentencias. Y las negativas eran las primordiales.

QUERERSE FÍSICAMENTE. Llegamos a un punto bastante delicado para muchísima gente. El no aceptar su físico. Es decir, no gustarle la fachada que la gente ve de ellos. Yo era uno de esos. Obviamente, en la autoestima entran muchos factores; prácticamente todos. Y el físico no se puede dejar atrás. Era realista cuando me hablaba a mí mismo; no te gusta tu cuerpo, vale. Te lo compro. Lo entiendo. Uno de los aspectos de mi físico, claramente era mi peso y mi musculatura. Sobre todo al llegar el verano, todos los cuerpos definidos me llamaban mucho la atención. La pregunta era la siguiente: ¿tienes la fuerza de voluntad para ir al gimnasio y trabajar en conseguir un cuerpo así? La respuesta era sencilla y sincera. No. No me gusta ir al gimnasio y en aquel momento no iba a ir a hacer algo que me hiciera infeliz. Entonces, si no vas a trabajar en mejorar, acepta que lo que tienes está bien. Los habrá mejores, peores. Pero siempre tendemos a compararnos. Y qué casualidad que lo hacemos con alguien que se acerca a nuestras expectativas. Nunca a la inversa. Que tampoco es la solución, que conste.

Comparaciones son odiosas y ese dicho popular es tan real como la vida misma. Lo que no puedes o no quieres cambiar conforma quien eres. Y no está mal. Es hermoso. Para ti debe ser hermoso. Lo que piense el resto, poco importa. Porque probablemente, cualquiera de tus referentes de lo que te gustaría llegar a ser, poseen otros miedos y carencias de las que tú tienes de sobra. No trates de ser como nadie. Sé tú mismo. No hay nada más bello.

¿Te gustaría tener más músculo? ¿Más pelo? ¿Tener más altura? La respuesta es más sencilla de lo que parece. ¿Puedes cambiarlo? Cámbialo. ¿No puedes cambiarlo? Acéptalo. Si te gustaría tener más pelo, porque te estás quedando calvo, lucha por conseguir mejorar algo que puedes cambiar. Trabaja cada día por llegar a ese objetivo. Si tienes los ojos negros y te gustaría tenerlos azules, lo siento. Eso no se puede cambiar. Pero es igual de bello, porque forma parte de ti, de tu forma de mirar cuando sonríes, de tu mirada cuando lloras… Eres tú.

Podrías tener menos barriga, los labios más gruesos, la barba más tupida, los pies más bonitos… Sí, que sí. Pero no tienes nada de eso. Eres tan especial porque todo tu conjunto ha creado a esa maravillosa persona que eres. Con sus virtudes y sus defectos. Solo tienes que convertir los defectos físicos en tus mejores virtudes. Amar la imperfección, porque eso es lo que nos convierte en seres especiales y únicos. No tienes lo que deseas, pero si lo tuvieras, quizás te faltaría algo más. Y algo más, y más y más… es un círculo vicioso que no sirve para nada.

EL CAMBIO. Llegó un momento en el que descubrí que la persona que veía frente al espejo no era la misma persona que veía meses atrás. Era el mismo rostro, obvio, pero la percepción de lo que era mi reflejo había cambiado. Y era porque mis ojos veían a alguien a quien sí aceptaban tal y como era. Y les gustaba lo que veían. Porque quererse a uno mismo es el inicio de poder querer al resto. En paz con nuestro interior. Amando cada esquina y cada poro de uno mismo. Yo tardé meses en entenderlo y abrazar aquella sensación. Y te digo que es maravillosa.

Otra de las cosas que he aprendido es a valorar todos y cada uno de mis trabajos. A día de hoy, me encanta ver los videos de todo lo que he hecho, me gusta oírme y analizar positivamente el cómo mejorar ciertas cosas. Me encanta escribir y me apasiona lo que consigo transmitir con mis textos. Veo cada cosa que sale de mis dedos en el teclado y sé que merece la pena. Porque está hecho desde el corazón. ¿Qué no soy el mejor escritor? Puede, pero soy muy bueno. ¿Qué no soy el mejor actor del mundo? Puede, pero soy muy bueno. Porque he aprendido que remuevo el corazón de la gente que me ve, que me lee… Todo es mejorable, es cierto, pero lo que hay es muy bueno. Ahora me lo creo, ahora me quiero.

Ahora sé que lo que opinen los demás es secundario. Porque la opinión de los demás es importante, pero no determinante. Como te veas tú es como te verá el resto.

Y hasta aquí este post dividido. Espero que no te haya aburrido en demasía. Pero al final, me permito de vez en cuando estas licencias, porque me las merezco.

Quiérete mucho, ama lo que haces, deja atrás los miedos y lucha por ser la mejor versión de ti mismo.

¡Nos vemos en el 2023! ¡Entra con la cabeza bien alta en el nuevo año!

QUERERSE A UNO MISMO

Solo hay que desnudar el alma y aceptarla

Hoy me he levantado consejero. Existen muchos días en los que me apetece expresarle al mundo cómo me siento. Suele pasarle a todo el mundo, no me considero especial por ello. Pero ya que tengo este blog para contarte muchísimas cosas acerca de mis gustos, mis trabajos o mis pensamientos, aquí viene una ración de lo último. Hoy me voy a desnudar de una forma bastante diferente a lo que suelo contar en mi blog personal, pero así me siento hoy y me apetece que me conozcas un poquito más. Probablemente tenga que dividir este post en dos partes, para que no sea demasiado largo.

Quiero dejarte claro antes de que sigas leyendo, que no soy psicólogo, y que aunque todo lo que te voy a contar es una experiencia personal, creo que se puede aplicar a cualquiera que desee intentarlo. Puede que te funcione o puede que no, pero al final, mi experiencia con todo esto ha sido positiva. Así que, ¿por qué no compartirla?

Siempre he sido una persona alegre, divertida, con ganas de hacer reír a los demás, no excesivamente cariñoso a nivel táctil (no soy de abrazos ni besos en exceso), pero sí a nivel emocional. Me he considerado una buena persona, nada vengativo ni rencoroso. Difícil de hacer enfadar y muy sentimental y enamoradizo. Pues todo eso, aunque sigue siendo verdad a día de hoy, no había sido más que una fachada durante prácticamente toda mi vida. Una máscara creada para ocultar mi realidad.

Como sabes, soy actor y escritor. Tras un parón laboral en el tema teatral, volví a subirme a un escenario en el 2020, meses antes de la pandemia. Fueron meses de duro trabajo, intentando demostrar a los demás que todavía era capaz de ser un personaje sobre la escena. Que era capaz de hacer sentir a los espectadores lo mismo que mi personaje sentía. Debía hacerlo, porque era lo que quería. Ese año, trabajé en tres espectáculos diferentes que se estrenaron uno detrás de otro. Tres historias completamente diferentes las unas de las otras. Ensayaba de lunes a viernes desde las cuatro hasta las diez. Una tras otra. Era mi sueño, volver a subirme a un escenario. Y lo hice. Y lo disfruté. Pero no era feliz. Trataba de aceptar todos los elogios. Igual que cuando publiqué mi primera novela. Trataba de asumir aquellas buenas críticas, pero nunca me las creía. Sentía que eran comentarios hechos por lástima a aquel chico al que nadie dice nada. Y me creí todo aquello. Y lo hice mi realidad absoluta. Como había hecho toda mi vida.

Descubrí que no era capaz de ver los videos de mis espectáculos o de mis entrevistas, no porque fuera demasiado crítico conmigo mismo, sino porque la persona que veía en aquella pantalla me desagradaba. No me gustaba quién era, cómo sonaba mi voz. Ese conjunto, aunque suene duro, me repugnaba. Dejé de mirarme al espejo, porque no me gustaba lo que veía. Me afeitaba mirando directamente mi barba, sin mirarme a los ojos. Llegó un momento en mi vida en el que no me gustaba nada de mí. Pero no lo sabía. Era otra rutina que había creado a mi alrededor. No pararme a pensar en mí. Ni en lo que sentía por mí. Vivir con ese desapego a mi cuerpo y esconderlo tras risas, bromas y payasadas. El payaso de turno, como siempre.

No lo llegué a entender hasta que me senté en una consulta con un psicólogo que rascó en mí, para descubrir que nunca me había querido a mí mismo. Esa fachada de chico divertido, era la máscara que había fabricado durante tanto tiempo, porque yo sentía que no valía para otra cosa. Solo podía ser el payaso del grupo. Feo, a veces gordo, a veces delgado, con voz aguda, nariz aguileña… Cualquier crítica era válida, para demostrarme a mí mismo que nunca podría aspirar a ser nada más que no fuera el bufón de un reino que me había anulado completamente. Un reino que yo mismo había fabricado a mi alrededor, donde todo el mundo era mejor que yo. Yo era el peor actor, el más feo, el peor escritor, un mal trabajador, yo era menos que cualquiera. Y vivía siempre mirando hacia arriba, observando al resto del mundo, sabiendo que nunca llegaría a estar a su altura. Todos eran mejores que yo. Todo lo que yo hacía carecía de importancia. Todos mis logros eran inferiores a los del resto. Y eso me hizo pequeñito. Muy pequeñito, casi invisible.

Pero vivía feliz. Al menos eso creía yo. Porque lo había hecho una constante en mi vida, y se había asentado en mi cabeza y en mi corazón. Toda esa mentira me había dominado, me la había creído y la aceptaba. Esa era mi vida. Eso es lo que me había tocado vivir. Ser al que nadie presta atención. Solo cuando había que echarse unas risas. Con el tiempo descubrí que esa era mi percepción de mi propia vida. Que mi entorno siempre creyó en mi valía ante el mundo, aunque yo no les creyera a ellos cuando me lo decían. Pero aprendí a cambiar todo eso…

Y hasta aquí la primera parte de este post, que continuaré la semana que viene.

¡Sé feliz porque te lo mereces!

CIEN HISTORIAS

Cada una de ellas escrita desde el corazón…

¡Hoy estoy de celebración!

Te doy de nuevo la bienvenida a mi web y hoy con más razón. Porque si estás leyendo esto, quiere decir que alguien está leyendo mi post número cien. Sí. Así es. Cien artículos escritos.

Sinceramente, nunca pensé que fuera capaz de continuar esta costumbre de escribir un post para cada domingo. Y digo uno, porque empecé publicando dos a la semana. Y con el tiempo, decidí reducirlo a uno, porque me faltaban horas en la semana.

Cuando pensé en la forma de publicar mis post, una gran amiga “Flecos sueltos”, que es una gran profesional del sector, me comentó que los domingos no solían ser buen día para publicar, puesto que, lógicamente, la gente descansa, sale con la familia, amigos, etc… y no suelen estar tan pendientes a las redes. Y en ese aspecto tengo que darle la razón. Así que cuando comencé a darle vida a mi web, decidí publicar los miércoles y los domingos. Una manera de decidir qué momento resultaría el más adecuado para publicar. Y lo cierto es que al principio, todo eso de las horas clave, el tráfico, etc… se escapaba bastante a mi entendimiento. Ella me lo explicó y cuando conseguí pillarle el truco, me di cuenta que, sorprendentemente, las visitas de los domingos eran mayores que las de los miércoles. Mis visitantes preferían echarle un ojo a mis artículos los domingos. Extraño, pero eso hizo que me decidiera a anular los post de los miércoles y centrarme en los domingos. Dicho y hecho.

He sido fiel a mis principios desde el momento que abrí mi web hasta hoy. No he echado por tierra el trabajo de nadie. Ni series, museos, teatros, películas, nada. Solo he hablado de lo que me ha gustado (dejo de lado Dirty dancing 2017, mi única crítica negativa, pero siempre desde el respeto) y he alabado los trabajos que me parece que son reseñables. Como en este tipo de post, siempre queda claro, y eso imagino que lo sabes ya, actúa solo mi opinión personal. Ni mi crítica es la única válida, ni trato de convencerte de nada. Me parece tan importante la sensación de no tener que imponer tus gustos a los del resto, que juego con eso en cada artículo que escribo. Te hago saber lo que todas esas experiencias han movido en mí uno u otro sentimiento. Nada más.

En cuanto a los artículos personales, es decir los de mi blog personal, me encanta darte a conocer ciertas partes de mi día a día. Contarte mis proyectos, mi trabajo, mis anhelos. Creo que eso me hace por un lado vulnerable a las críticas, pero fuerte ante alguien a quien no conozco. Es decir, este soy yo y así soy. No me juzgues, porque yo no lo hago contigo. Y eso me gusta. Contarte cositas sobre mi vida laboral. De la personal, quizás más adelante…

Por ahora nada va a cambiar en la web, con lo que seguirá el mismo estilo que hasta ahora. Tenía intención este verano de darle una vuelta y modificar algunas cosas, pero como ya te conté en el post acerca de la última parte de la trilogía de Danford, no he podido ponerme a ello y entregarme a esos cambios al cien por cien. Y además un proyecto que no puedo desvelar todavía, que también me ha robado (con mucho gusto) parte de ese tiempo.

Así que este post ha sido diferente a los anteriores, pero me apetecía mucho celebrar esta noticia contigo, porque siento que es algo muy importante, al menos para mí. Es la forma de que siempre encuentres algo nuevo al visitarme. Por supuesto, mi trabajo como actor y escritor prima por encima de estos artículos, pero ya sabemos que esas novedades no son tan rápidas, por lo que alimentar la web con estos post me parece interesante.

¡A por cien artículos más como mínimo!

¡Nos vemos pronto!

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Suicidio del 97

TODOS MIS VÍDEOS

Videobook
Todavía tengo tiempo (2022)
Arte (2021)
La Fundación (2020)
Excit (2005)
Paseando sin zapatos (2003)
Cómo sentir asco por el ser amado (2005)
Sueños de un director (1999)
Al Ammariya (2006)
El laberinto del minotauro (2000)
Videobook (2021)

EL FIN DE DANFORD SE ACERCA

Cerrando el círculo de la historia de Danford…

¡Me alegra verte de nuevo por aquí!

Hoy me tomo un descanso de películas y series, puesto que esta semana ha sido bastante movidita. Y ¿por qué? Pues de la razón es de lo que trata mi entrada de hoy.

Mi nueva novela.

Sí, la última parte de mi trilogía está en proceso. Y vaya proceso, va viento en popa. O sea, que si ya has leído las dos novelas anteriores, se te habrá hecho la boca agua sabiendo que el final de esta historia está cada vez más cerca. Porque reconozco que el hype del final de la segunda novela fue demasiado. Incluso para mí.

Si te acabas de incorporar a la web, o no has leído mis posts anteriores acerca de mis novelas, puedes saber un poquito más aquí o aquí, e incluso aquí. He escrito varios posts acerca de la historia de Danford. Al fin y al cabo, son mis pequeños tesoros y tengo que hablar de ellos.

He de admitir, que la idea principal acerca de la sinopsis de esta última parte la tenía muy clara. Tanto el inicio, como el final. Normalmente es mi manera de escribir. Historias inconexas, situaciones rocambolescas y luego comenzar a buscar los nexos de unión entre ellas hasta crear la historia completa. Eso hice al escribir la segunda parte (puesto que la primera se escribió de otra forma muy diferente), y por supuesto, eso es lo que estoy haciendo con esta tercera. Pero aun sabiendo el destino de muchos de los habitantes de Danford, me encontraba muy bloqueado para escribir algo que me gustara lo suficiente.

Normalmente el verano siempre me deja bastante aplatanado, con pocas ganas de sentarme delante del ordenador. Es así, no soporto el calor, al menos el calor de mi ciudad. Demasiado sofocante. Pero no me preguntes la razón, este verano me ha provocado el efecto inverso. Es decir, de sentirme bloqueado ante páginas en blanco, se ha vuelto la tortilla y estoy, por decirlo de alguna manera, en un frenesí de tecleo continuo. Y ¿por qué llegó esta inspiración? Por el bloqueo que tenía ante Danford y su final, empecé a escribir una nueva obra teatral cómica, titulada “Esto no es un cuento de hadas”. Y creo que haber escrito esa obra teatral, con el miedo que ello me provocaba (puesto que nunca he escrito comedia), me desbloqueó de alguna manera la inspiración para volver a sentarme frente a Danford.

Obviamente, ni pienso hacer spoiler de las novelas anteriores, ni haré adelanto de lo que va a suceder en la nueva entrega. Pero si te voy a contar un poco cual es el círculo. Como buen final, mi intención es no dejar cabos sueltos. Cerrar todas las historias, tanto las de la primera parte, como las de la segunda. ¿Y eso qué significa? Fácil. En la historia de Danford hay muchos personajes, eso ya lo sabes. Todos no tienen la misma importancia, eso es cierto, pero quiero que todos los personajes que han pasado por mis páginas, tengan una mención en la última parte de la historia. Y eso no les va a convertir en personajes principales, ni mucho menos, pero sí creo necesario que al terminar de leer la tercera parte, nadie se pregunte cosas como ¿y qué pasó con esta chica? ¿O con aquel hombre? De ahí que todo va a estar muy bien hilado. Cosido y rematado.

Como ya te comenté, la primera parte transcurre en 1997, la segunda en 2007 y esta última tendrá lugar en el año 2017, en época pre-pandemia (quién nos lo iba a decir). Y trataré de estar a la altura de las expectativas que dejé con el final de la segunda parte. Lo cierto es que me siento muy contento con el camino que está tomando ésta nueva novela. La idea es muy interesante, va a sorprender más de lo que la gente espera y va a ser un cierre de traca. No es ego, dios me libre, nunca he sido así. Pero este desbloqueo, además de incitarme a escribir sin parar, me ha abierto la mente a una cantidad de historias, giros y sorpresas que hasta yo mismo me estoy emocionando. Creo que va a ser un final apoteósico, tanto para los habitantes de Danford como para los lectores.

Y creo que hasta aquí el post de hoy. Así que como hoy te contado las novedades acerca de Danford, te recuerdo que tienes disponibles aquí en la web mis dos novelas, que te llegarán dedicadas de mi puño y letra. Oye, que quizás algún día sea una firma codiciada… ¿A qué esperas para hacerte con ellas?

¡Nos vemos pronto!

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Suicidio del 97

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