BOOKSTAGRAMMERS FAKES

Promocionando la lectura… O no.

Hoy toca tema un poquito delicado, así que como realmente quiero hablar de esto, trataré de ser todo lo políticamente correcto que me sea posible (que sé que es mucho) y sobre todo totalmente sincero.

¿Por qué me apetece hablarte hoy de este grupo de influencers culturales? Básicamente porque soy escritor, colaboran conmigo y yo con ellos, tengo mucho que agradecerles pero también mucho en lo que no comulgo. Antes de entrar en materia, debes saber que esta es la opinión que tengo en relación a los bookstagrammers con los que he trabajado (o no), pero con los que sí he tenido contacto para promocionar mis novelas. Como ya sabemos que estamos en un momento social en el que es muy difícil no molestar a alguien, trataré de hacerte entender que si eres uno de ellos, y haces bien tu «trabajo», no te des por aludido. Por favor te lo pido.

¿Por qué he puesto la palabra trabajo entre comillas? Porque realmente es una afición, un placer por la lectura, una pasión por conocer historias. ¿Es cierto que puede reportar algún beneficio económico? Claro que sí, pero dudo (porque no lo sé a ciencia cierta) que alguien pueda tener un sueldo mensual con esta actividad.

Así que comenzamos en el meollo, que es la promoción. Por ambas partes, puesto que es bidireccional. Yo, como escritor autopublicado, tengo que buscarme las habichuelas para promocionar mi libro. Es decir, tengo que hacer publicidad, promociones, presentaciones y buscar gente que lea mi libro y hable de él en redes, que al final son el medio más amplio para dar a conocer un producto. Le pese a quien le pese. Pues en ese punto entran en escena los bookstagrammers. Que imagino que sabes quienes son, pero por si acaso, te resumo. Son personas anónimas, amantes de la lectura, que leen libros y hacen sus reseñas, ya sea vía stories, videos en youtube o tiktok, blogs, hay muchos medios por donde realizan esta actividad. Pueden hacerlo para editoriales (dependiendo de su «fama» y seguidores) y para gente como yo, autopublicados. En un primer momento, el cobro de esa reseña por decirlo de alguna manera, era el libro del autor regalado. Aunque a día de hoy hay muchos que cobran por sus reseñas, otros no comparten esa idea y continúan recibiendo los libros como «prenda».

Quien me conozca en el ámbito personal, sabrá que soy una persona que acepta muy bien cualquier crítica, ya sea positiva o negativa (nunca destructiva, esas las deshecho directamente) para mejorar en todo lo que hago, que al final ese es uno de los objetivos de la vida. Aprender y mejorar en todo lo que hagas. Es por esto, por lo que mi desacuerdo con ellos (con los que a mi parecer lo hacen mal) no tiene nada que ver con que su reseña no sea positiva o como el escritor espera. Para gustos colores y no a todo el mundo le gusta Shakespeare, no pasa nada.

El problema está en comprometerte con algo y no cumplir lo que ofreces. Una editorial que quiera colaborar contigo, te enviará el ejemplar que quiera que reseñes y si quieres continuar colaborando con esa editorial, te preocuparás de hacerlo en el tiempo que te pidan. Te están regalando un ejemplar porque confían en ti. Pero es importante remarcar, que para la editorial ese ejemplar es un grano de arena en el desierto. No es nada.

Para los escritores autopublicados, ese ejemplar que el bookstagrammer decide reseñar, cuesta un dinero que el escritor no va a recuperar. Tanto el dinero que cuesta el libro en cuestión (y que el escritor ha pagado de antemano para venderlo), como el envío al bookstagrammer (que cada día es más caro, bendito sea el servicio de Correos, que encima es el más barato entre todos) que por supuesto corre por cuenta del escritor. Y ahí comienza la odisea de un autopublicado.

Ejemplo práctico: Alguien acepta colaborar leyendo mi libro. Hace la publicidad de la recepción, perfecto. Cuelga actualizaciones y está leyendo cuatro libros a la vez. Yo, que conozco mi libro, dudo de que lo esté llevando como debería. ¿Su reseña? Le costaba enterarse de la historia, porque había muchos personajes. No porque no estaba centrado/a en una historia, sino en cuatro, sino porque mi historia ¿no era de dos personajes? Craso error. Y que quien sea capaz de hacerlo, un aplauso, pero si no puedes, cambia. Es decir, yo he visto series que veía a trozos y al descubrir que es una historia que requiere toda tu atención, o me centro en esa, o la dejo para después, cuando pueda verla sola y analizarla al detalle.

Ejemplo práctico: Alguien colabora con mis dos primeras novelas y disfruta mucho con ellas (o eso creo yo). Escribo para enviarle también la tercera parte y me envía un contrato con el precio por hacer la reseña, porque ahora ya cobra por esa actividad. ¿Respetable? Por supuesto, cada uno hace con su tiempo lo que quiera. Y si hubiera sido una novela nueva, no el final de la trilogía, me hubiera parecido estupendo y como digo respetable. Y quizás hubiera colaborado porque me gustó mucho su trabajo. Pero con ese contrato me dio a entender que ya no hay pasión, porque si tanto disfrutó de las dos primeras partes, quizás deseaba conocer el final de la historia «gratis» como las dos anteriores. Pero supongo que eso ya no importa.

Ejemplo práctico: Alguien hace unas reseñas estupendas. Contacto y me cuenta que no es su estilo de lectura. Maravilloso. Otro alguien me dice que le gustaría mucho pero que ahora tiene mucho acumulado y no puede (sea verdad o mentira, maravilloso también). Otro alguien me dice que le encantaría y tras recibir el libro, excusa tras excusa, nunca más se supo. Esto ya no es tan maravilloso. Porque no pasa nada por decir «NO». Nadie te va a esperar en el portal de tu casa para echarte en cara que no quieras colaborar. Pero pedir por tener un libro gratis, que encima puede ser que no te guste, no está bien.

Ejemplo práctico: Promociono la tercera novela y alguien no para de darle a «me gusta» a todas esas publicaciones. Me suena y rebusco en mi lista de blogueros y veo que ha colaborado conmigo. Tiene los dos libros anteriores, pero solo hizo una mini reseña (y cuando digo mini, es mini. Un libro muy bueno que os lo recomiendo… Y poco más) del primero, y el segundo lo dejó en el olvido. ¿Quieres el tercero? Pues resulta complicado volver a depositar mi confianza en ti.

Todos estos son unos pocos de los muchos ejemplos malos que podría ponerte. Y como ves nada tiene que ver con la cantidad de seguidores que puedan tener, porque a veces es mejor una exquisita reseña que llegue a 100 y les anime a aventurarse a conocer mi historia, que una reseña hecha para salir del paso para 10.000, y que no incita para nada a a obtener el libro.

Lo que quiero decir con todo esto, es que me parece estupendo el trabajo de muchísimos bookstagrammers, cobren o no, que eso ya te digo que es a gusto del consumidor. Y creo que ayudan muchísimo a gente como yo, para dar a conocer nuestras historias. Y repito, una y mil veces, nada más hay que visitar la sección de las opiniones de mis novelas, para que veas que he colaborado con gente increíble, que han disfrutado (en mayor o menor medida) de mi trabajo. Porque por supuesto hay bookstagrammers que son una pasada tanto profesional como personalmente. Y a esos les doy las gracias una y mil veces por fomentar la lectura y dejar un poquito de lado la tecnología que nos absorbe cada día. Siempre GRACIAS.

Y a los que no, pues mientras puedan seguir aprovechándose de esa recepción de libros gratis, enhorabuena por dejar a vuestros compañeros de «pasión» por los suelos. ¿Lo bueno? Después de tanto tiempo, he aprendido a diferenciarlos y conmigo ya no. Yo con los auténticos. Los amantes de la lectura. Los apasionados de nuevas historias.

Pues con esto y un bizcocho… Ya he terminado mi artículo de hoy.

¡Un abrazo y nos vemos la semana que viene!

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