DANZAD, DANZAD, MALDITOS (o la miseria de unos es la fiesta de otros)

Danzad, danzad, malditos (1969)


Dirección: Sydney Pollack

Reparto: Jane Fonda, Michael Sarrazin, Susannah York, Red Buttons, Gig Young, Michael Conrad, Bonnie Bedelia, Bruce Dern

SINOPSIS

Situados en plena depresión de los años treinta en Estados Unidos, nos encontramos a un variopinto grupo de parejas, que compiten en un cruel concurso por un premio que les salve de la pobreza. Un maratón de baile despiadado, en el que la última pareja que se mantenga en pie, conseguirá el ansiado premio de 1500 dólares. En un ambiente de miseria, los participantes lucharán desesperadamente ante las miradas divertidas de los ricos que disfrutan del espectáculo desde sus cómodos asientos.

OPINIÓN PERSONAL DE «DANZAD, DANZAD, MALDITOS»

Te saludo un domingo más, en el que te presento una película de hace más de cincuenta años, pero que tiene un mensaje vigente a día de hoy. Y por desgracia, lo seguirá estando en un futuro. Una historia dura, ya no solo por el recuerdo de lo que ocurrió en aquella época en Norteamérica (no olvidemos que hubo suicidios ante aquel crack económico), sino por el mensaje que a día de hoy sigue vigente. Los participantes deben bailar para conseguir un cheque que les airee un poco la miseria en la que están sumidos, ofreciendo un espectáculo cruel y degradante que es disfrutado por un público que les contempla impasible, ya que eso les ayuda a olvidar sus propias miserias. ¿Te suena de algo este modus operandi?

Para empezar, nos encontramos con que esa maravillosa manía de cambiar los títulos a las películas viene de antaño. Mientras que la película original se titula “They shoot the horses, ¿don’t they?” (¿Acaso no matan a los caballos?), que es el título original de la novela de Horace McCoy, en nuestro estado patrio la llaman “Danzad, danzad, malditos”. Que tiene su aquel, en función del desarrollo de la historia, pero obviamente el título original es más acorde si tenemos en cuenta que es una de las frases más importantes de la película, y en la que se resume el mensaje del autor. Pero bueno, Spain is different, ya lo sabemos.

Destaco el trabajo de dirección a la hora de filmar prácticamente el 90% de la cinta, puesto que al desarrollarse en la pista de baile, las cámaras se mueven sin parar entre los actores, lo cual dificulta el hecho de realizar tomas perfectas. Pero Pollack lo consigue, enseñándonos de cerca la desesperación y angustia de los participantes.

Las escenas de las carreras demuestran a nivel técnico una profesionalidad increíble, porque ya no solo las cámaras deben mezclarse con los corredores/bailarines, sino que al girar sobre el mismo set de rodaje, no se debe ver nada que muestre que es eso, un set. Todo está cuidado al detalle, tanto los planos más principales, como los segundos planos del fondo (orquesta, público, gradas, presentador, etc…) Un diez a nivel técnico. Y otro diez a nivel actoral, puesto que para mí resultó uno de los momentos más angustiosos de la película, gracias a la interpretación de todos los participantes. La desesperación en los rostros, los movimientos cada vez más agotadores, consiguen crear una sensación de desazón, que suma dramatismo a la historia que nos cuenta Pollack.

Los personajes, aunque quizás forzado el inicio de su relación, me han gustado bastante. Jane Fonda es una actriz que me ha gustado siempre, y aquí consigue sumirte en su propia frustración ante una situación de la que no puede salir. Una Susannah York increíble, actriz de segundas ignorada por los estudios de cine, trata con este maratón de baile conseguir patrocinadores, y desea que algún productor cinematográfico pague la entrada para ver el espectáculo. Y la descubran con sus mejores galas. Soberbia, y soberbio su recorrido también. El presentador es uno de los personajes más sádicos y crueles que he visto. Porque todo lo que hace, lo hace con una sonrisa, buscando el aplauso. Burlándose de todos aquellos que mendigan salir de su círculo vicioso de pobreza y miseria. Un personaje de reparto para el recuerdo.

El final, sin hacer spoilers ya lo sabes, me sorprendió mucho. La realidad que se muestra en los últimos minutos del film, me resultó cruel, despiadada y por desgracia, bastante realista. Una sensación agridulce al descubrir del camino que recorremos, lo que nos importa el prójimo y lo que nos depara en un futuro. Ser espectador o protagonista del maravilloso espectáculo de la vida. Eso sí, menos mal que descubrí el cartel francés después de ver la película, porque eso sí que es un pedazo de spoiler…

Lo cierto es que, comparaciones son odiosas, el mensaje más grueso que me dejó esta película, me trajo a la memoria otras películas como “Perseguido” o “Los juegos del hambre”. Ni calidad, ni temática salen al paso, pero sí destaco el hecho de mostrar a la plebe siendo el espectáculo que divierte a los ricos. Como los romanos en el circo. Y me lanzo a momentos históricos que son bastante lejanos. Y salto al presente a los memes. Al final, el ser humano, rico o pobre, disfruta viendo sufrir al prójimo. Es esa especie de doble moral, de doble rasero en el que no quieres mirar, pero observas de reojo. Y te mofas, y criticas. Y te dejas llevar por la corriente del ver o ser el payaso de la sociedad.

Lo que me deja el mensaje de que seguiremos danzando malditos hasta dios sabe cuándo.

¡Nos vemos la semana que viene!


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