¡ESTOY NOMINADO!

La importancia del reconocimiento personal.

Te doy la bienvenida un domingo más a mi rinconcito personal, en el que descubres un poquito más de mí. La semana pasada estuve ausente y te pido disculpas por ello, y es que como hacía tiempo que no me ocurría, tuve muchísimo trabajo. Así que el día del señor lo pasé descansando.

Pero hoy sí quería pasarme por aquí y contarte un poquito más en detalle cómo está siendo la experiencia de estar nominado a los Premios Letrame 2024. Imagino que si me sigues por las redes, ya te habrás enterado, pero para eso estoy aquí. Para contártelo de primera mano. He tenido la enorme sorpresa de recibir una nominación a los Premios Letrame 2024 en la categoría de Mejor Novela Negra.

Como ya te he contado, recibir la llamada telefónica de la agente de la editorial para darme la noticia, fue una sorpresa inmensa. La razón más importante era el no esperar para nada la nominación. Porque en alguna ocasión ya he estado nominado (e incluso ganado), pero era consciente de ello. Te explico.

Hace muchos años, la compañía teatral en la que trabajaba se presentó a un concurso de Artes Escénicas con una versión de «Descalzos por el parque». Éramos candidatos, por el simple hecho de ser seleccionados para representar, a todas las categorías: actriz, actor, vestuario, dirección, etc… Es decir, ya sabíamos que la nominación existía por el simple hecho de subirnos al escenario. En aquella ocasión ganamos varios de los premios, incluido el Premio a Mejor Interpretación Masculina para un servidor. ¿Me hizo ilusión? Muchísima, no te voy a engañar. Es decir, los nervios estaban más en ganar como montaje teatral, puesto que la recompensa era interpretar la obra en el mismísimo Teatro Cervantes (lo cual es cuasi imposible para una compañía amateur), que en pensar en el resto de galardones. Así que la alegría fue doble (cuádruple más bien, pues ganamos 4 premios: obra, dirección, vestuario e interpretación masculina) al recibir mi premio. Pero como te digo, la nominación existía. Nos presentamos alguna que otra vez y no ganamos (no gané), pero era consciente de que por participar ya éramos todos nominados.

Lo mismo ocurrió años después con el montaje de «eXcit», que gracias a la cantidad de representaciones que hicimos, entramos en los Premios Max (los Goya del teatro, por si no los conocías) con el montaje y todas las candidaturas, incluida la de Mejor Interpretación Masculina. Otra vez más emoción máxima y satisfacción personal por un trabajo bien hecho y un recorrido por salas muy decente. ¿La realidad? En la primera criba ya éramos conscientes que saldríamos de la inmensa lista, en la que grandes de la farándula competían por el galardón. Y no es menospreciar nuestro trabajo, pero seamos realistas. Competir con un José Sacristán o una Lola Herrera cuando tienes casi treinta años y menos de una década de experiencia a tus espaldas, y creer que puedes ganar es como poco soñar despierto. Por lo que la ilusión de esa nominación fue muy grande también, pero sabida de antemano, puesto que se accedía a esa lista según la cantidad de funciones representadas anualmente.

Así que visto lo visto (o leído lo leído), entenderás que mi sorpresa fue enorme al recibir la llamada. Pero puede ser que te preguntes ¿por haber publicado con Letrame, no se supone que directamente estás nominado a los Premios de la editorial? Si, visitante. Tienes razón. Lo que ocurre es que al ser el final de una trilogía, es decir, una historia que debes haber conocido en sus dos entregas anteriores, a mí se me antojaba una opción casi inviable. Ya ocurrió con la segunda parte y no le di importancia alguna, al tratarse de una continuación. Me pareció lógico el valorar una historia con principio y final, más que la novela intermedia de una trilogía. Y con «El secreto de Danford» me pasó prácticamente lo mismo. Imaginé que no tendrían en cuenta este tipo de novelas. Pero afortunadamente me equivoqué, porque una de las razones que valoraron fue el hecho de haber creado una trilogía. Haberle dado vida y haber creado un cierre tan perfecto. Así que puedes imaginar lo henchido de orgullo que me hallaba en mi sofá escuchando a mi editora.

¿Y cómo va funcionar? Pues somos diez nominados en cada categoría y hay diez categorías. O sea, cien nominados al premio de casi mil libros publicados, que se dice pronto. De cada categoría, el día de la gala, se eligen a los tres finalistas y de ahí al ganador de la categoría. Y después, los diez ganadores de las diez categorías, competirán por el premio a Mejor Novela del Año. No hay que decir que es un orgullo inmenso estar entre los finalistas, aunque sean un centenar, solo haz la cuenta del tanto por ciento. Y como ya te he contado, siendo el final de una trilogía.

¿Quiero ganar? Por supuesto, sería un gran reconocimiento a la historia que creé para mis lectores. ¿Puedo ganar? Por supuesto que sí. Siento que la historia de Danford es intrigante, dramática, cruel, romántica. En definitiva, es un cóctel explosivo del que no puedes escapar. Y tiene posibilidades, aunque te suene a egocentrismo. Ya sabes lo orgulloso que estoy de mi pequeña ciudad de mentira y de todos sus habitantes. ¿Por qué no podría ganar?

¿Puedo perder? Por supuesto, y no pasaría absolutamente nada. Seguiré escribiendo con la misma ilusión, con las mismas ganas y dando todo el corazón en cada golpe de teclado.

Así que el 25 de Mayo, estaré en los Cines Callao de Madrid con mis mejores galas (precioso el traje que me he comprado para la ocasión), porque quizás tenga que subir al escenario y recoger un premio. ¿Quién sabe? Te informaré del resultado…

Y te dejo por AQUÍ la página de compra, por si decides hacerte con alguna de mis novelas. O con todas, tú decides.

¡Feliz semana!

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