DENTRO DEL LABERINTO (o el reloj corre a favor de los Goblins)

Dentro del laberinto (1986)


Dirección: Jim Henson

Reparto: Jennifer Connelly, David Bowie, David Goelz, Toby Froud, Natalie Finland, Shelley Thompson, Christopher Malcolm, Frank Oz, Ron Mueck, Brian Henson

SINOPSIS

Sarah se ha quedado a cargo de su hermano pequeño mientras sus padres han salido. Imaginativa y risueña, lo que menos le apetece es cuidar de su hermano llorón. Por lo que pìde al rey de los Goblins, Jareth, que venga a llevárselo si no deja de llorar. Y desgraciadamente, eso ocurre, por lo que Sarah debe recorrer el laberinto que hay a los pies del castillo del rey Jareth para lograr recuperar a su hermano antes de que se convierta en un goblin más.

OPINIÓN PERSONAL DE «DENTRO DEL LABERINTO»

¡Encantado de verte de nuevo por aquí! Hoy nos toca soñar con mundos fantásticos, con personajes irreales y con una historia de cuento. Esta película de 1986 nos ofrece una aventura trepidante, a contrarreloj. Un reloj que corre sin descanso, y una protagonista que tiene que darse prisa por salvar a su hermano.

Una película de aventuras y fantasía que a pesar de tener casi cuarenta años de historia, sigue poseyendo una magia especial tras cada visionado. No podría explicarte si es por la historia, los decorados, los personajes, o por todo en su conjunto. Que creo que va más por esto último.

La película arranca con buen ritmo, y apenas pasados diez minutos, ya está todo el lío presentado, el objetivo marcado y la aventura comienza. Por lo que prácticamente toda la cinta es una aventura de principio a fin. Los personajes se van presentando a medida que avanza la historia, por lo que no hay espacios vacíos de acción. Y eso gusta al espectador.

Obviamente, lo primero y más importante que voy a destacar son las marionetas del maravilloso Jim Henson. Para mí, que crecí en la época de los teleñecos, Barrio Sésamo y un sinfín de maravillas, la evolución del CGI, le ha restado magia a este tipo de productos. Sobre todo a nivel emocional y sensorial. Es decir, sabemos que es una marioneta, pero es increíble la maestría que Henson tiene con ellas (Cristal Oscuro, por ejemplo).

Creo que desde que vi esta película, quedé prendado de la belleza de Jennifer Connelly. Su buen hacer con aquella juventud, crea un personaje que al inicio de la película no llega a conectar con el espectador por su rebeldía, pero que poco a poco taladra nuestros corazones, queriéndola acompañar durante toda su aventura. Y protegerla para que no le pase nada.

No soy fan de David Bowie como cantante, pero aquí hace un gran papel como Jareth. No es un villano al uso, ya que disfruta observando cómo la protagonista trata de llegar a su castillo. Le pone trabas, trampas y hace todo lo posible por que Sarah tarde más tiempo y así pueda quedarse con su hermano para convertirlo en un goblin. Pero no demuestra una maldad aterradora, puesto que esto es un cuento infantil. Jareth es malo y punto. No es la personificación del diablo, ni mucho menos.

Los personajes de Jim Henson son adorables, los buenos y los no tan buenos. Ludo es un amor, Hoogle se hace querer, Dydimus es adorable… Vamos, existe un repertorio de marionetas que harán las delicias de los pequeños y de los no tan pequeños. Inolvidable la escena de Sarah ante las dos puertas, aun a día de hoy, trato de entenderla. A mí no se me habría ocurrido jamás acertar aquello…

La historia está llena de detalles que la hacen encantadora. Todo el recorrido de Sarah a través del laberinto está repleto de pequeños momentos que crean un todo extraordinario. Porque si hay algo claro en esta historia, es que no hay que dar todo por sentado. Nada es lo que parece, y toda sorpresa nos enseña algo nuevo y desconocido. Al final, solo puedo describirla como una obra de arte de la magia y la fantasía. Porque lo tiene todo.

Y con esto, vuelvo a reincidir en mi opinión acerca del cine de los ochenta. Fue, es y será de lo mejor que hemos tenido. Así que si quieres pasar una tarde mágica y no conoces este clásico, te lo recomiendo sin duda alguna. Porque todos tenemos algo infantil en nuestro interior, y a veces apetece sacarlo a respirar…

¡Nos vemos la semana que viene con un nuevo artículo!


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