Azul cobalto (2021)
Dirección: Sachin Kundalkar
Reparto: Prateik Babbar, Neelay Mehendale, Anant V Joshi como Aseem Dixit, Anjali Sivaraman, Poornima Indrajith, Geetanjali Kulkarni, Shishir Sharma
SINOPSIS
Ambientada en la década de los noventa, un joven aspirante a escritor que vive con su familia, conoce al nuevo inquilino que se hospeda en la habitación de sus recientemente fallecidos abuelos, un pintor independiente y enigmático. La atracción que siente por el hombre crece cada día que pasa, al igual que le ocurre a su hermana, una deportista que huye de los convencionalismos de su estricto padre.
OPINIÓN PERSONAL DE «AZUL COBALTO»
Ya sabes que no soy muy aficionado al cine en versión original, más que nada por el hecho de tener que estar leyendo a la vez que trato de observar todos los detalles. Pero después de algunas experiencias muy gratificantes, como la maravillosa “Llevo tu nombre grabado”, me decidí a descubrir esta historia hindú de 2021. Y vaya sorpresa más hermosa que me he llevado. Netflix me ha vuelto a traer una bella historia en V.O.

El título no es casual (cosa que en nuestro país suele importarles bien poco al hacer las traducciones) y tiene mucho que ver con la historia y como va desarrollándose. Ese azul que transmite calma, tranquilidad, paz, hace su presencia en infinidad de ocasiones y en multitud de lugares. Una mancha de pintura, un libro, un jarrón. Para recordarnos lo que el inquilino transmite a Tanay con su sola presencia (o sin ella). Esa calma que todos necesitamos a nuestro alrededor, pero que no siempre conseguimos, tornando ese color en un rojo desesperante o en un negro vacilante.
Conocer los oscuros secretos de otras culturas es algo que me resulta hipnotizante, pues sabemos la mayoría de las veces solo lo que flota en la superficie. Pero cuando buceamos hasta lo más profundo, descubrimos lo difícil que resulta (aún a día de hoy) ser libre en tu propio espacio, en tu propio país, en tu propia familia. Y aquí descubrimos cómo era la cultura hindú en los noventa. Obviamente, las cosas han cambiado, puesto que uno de los personajes habla sobre el futuro, y comenta la posibilidad de que exista más adelante alguna forma de conocer más gente como él (homosexuales) y no sentirse solos en esa sociedad que los lapida. En el 2018 se abolió la ilegalidad de este tipo de relaciones, aunque el fuerte arraigo religioso lo sigue manteniendo en muchas zonas como un tabú. Es decir, es legal, pero no hablamos de ello. Aunque es un gran paso, todo se andará. Pero volvamos a la película.
El nuevo inquilino sin nombre, lo cual le añade un toque de misterio al asunto, es seductor y magnético desde el primer instante que aparece en pantalla. Y resulta lógico para hacernos entender las acciones de los dos hermanos. Porque también te sientes atraído por todo eso que esconde ese pintor (Prateik Babbar) que mira de soslayo y es parco en palabras. Esa era la intención y eso es lo que provoca en el espectador. Entender por qué Tanay se siente tan deslumbrado por él.

Por otro lado Tanay, el protagonista (Neelay Mehendale) está fuera de cualquier estereotipo que esperaríamos en una historia romántica del otro lado del charco y me refiero a los EEUU, por supuesto. Neelay no es el prototipo de chico guapo, ni de cuerpo escultural. Pero tampoco nos lo presentan como el típico “nerd” del que nadie se enamoraría. Tiene ese algo especial en la mirada, en la sonrisa, que te apetece achucharle como si fuera un peluche. Soñador empedernido, vive oculta su sexualidad, porque allí son “enfermos” a los ojos del resto. El personaje de la hermana de Tanay (Anjali Sivaraman) refleja la lucha por derribar esas barreras culturales acerca de los matrimonios concertados, las mujeres supeditadas a la voluntad del hombre y la lucha por los sueños personales, sean los que sean.
La banda sonora compacta a la perfección con las imágenes y cada uno de los momentos en los que hace su aparición. Desgarradora a veces, seductora y armoniosa en otras. El erotismo que desprenden las imágenes está deliciosamente rodado, por lo que no resulta difícil de ver, cosa que a veces ocurre en algunas otras películas. Luces y sombras, gotas de sudor, un cuello respirando, lo que se intuye pero no hace falta ver. Así me gustan a mí ciertas escenas. Y este director sabe filmarlo con delicadeza y respeto. Un aplauso por tan maravillosa forma de filmar.
Una historia conmovedora de libertad, secretos y romance al más puro estilo hindú. Te la recomiendo, porque es una propuesta muy diferente a las películas que actualmente abarrotan las salas de cine.
¡Nos vemos la semana que viene!
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