Gremlins (1984)
Dirección: Joe Dante
Reparto: Zack Galligan, Phoebe Cates, Hoyt Axton, Frances Lee McCain, Corey Feldman, Keye Luke, Dick Miller, Jackie Joseph, John Louie, Judge Reinhold, Polly Holliday
SINOPSIS
Como regalo de Navidad, un inventor de extraños artilugios para la vida cotidiana, consigue para su hijo un mogwai, una extraña e inocente criatura, tierna y cariñosa. Supuestamente fácil de cuidar, solo deben cumplirse tres sencillas reglas: no mojarlo, no darle de comer después de medianoche y que no le dé la luz del sol. Desgraciadamente, algo tan básico resultará el desencadenante de una ola de descontrol, cuando una tras otra, se incumplen las tres reglas.
OPINIÓN PERSONAL DE «GREMLINS»
Nos vamos de vuelta a mi década predilecta, los ochenta, que coincide este año con el 40 aniversario de su estreno. Y hoy te traigo una película que obviamente ya habrás visto más de una vez, o que si no lo has hecho, al menos habrás oído hablar de ella. Un clásico navideño que se aleja del estereotipo típico de las películas de esa época estival. Ocurre en Navidad, eso es cierto, pero olvídate de “Solo en casa”, “Cuento de Navidad” o cualquiera de los telefilms que salen como churros en el tiempo de Papá Noel. Lo que comienza como una historia tierna con el pequeño invitado, al que Billy llama Gizmo, se les escapa de las manos al saltarse las tres reglas básicas. Y a partir de ahí, la película se va tornando cada vez más oscura, con momentos que aunque no son necesariamente terroríficos, lo que no son es dulces y tiernos. Sin embargo, cada minuto se disfruta al máximo, viendo como todo se desmadra a pasos agigantados.
No es una película que viera en su momento y ahora tire de recuerdos. La he visto muchas veces desde ese lejano 1984, y a medida que pasa el tiempo, analizo con más detalle cómo éramos en aquella época y cómo es hoy en día la sociedad. Las fechorías que hacen los Gremlins nos hacían reir, a pesar de pasarse más de la cuenta en algunos momentos. Pero nosotros no lo veíamos como algo tan sumamente cruel. Y la película es bastante oscura en cuanto a su temática. La escena de la cocina no es para nada infantil, ni siquiera familiar, pero ahí estábamos disfrutando de esa mujer dándolo todo por defender lo que es suyo. Probablemente, muchas de esas escenas a día de hoy, habrían calificado esta película para mayores de 13 años como mínimo. Y en su momento fue un “para todos los públicos”. Con dos bemoles. Podemos con todo.

La historia de la chimenea de Kate es dura y sin embargo, se queda en un segundo plano, porque lo que importa son esos bichejos que están asustando a todo el pueblo. Al igual que la señora en la escalera. O la fiesta del bar… Es mucho lo que a día de hoy sería escandaloso. Pero a nosotros nos encantaba, porque íbamos a pasar un buen rato, no a devanarnos los sesos.
Lo bueno que tenía el cine de aquella época, era el sentimiento de no tener que analizar el porqué de cada situación. La razón por la que no podían comer después de las doce de la noche, ¿a quién le importa? No hace falta escarbar tan a fondo en la psique del guion, o de la historia en sí. Puesto que es un filme para pasarlo bien, echar unas risas y desear una y otra vez tener un Gizmo en casa para achucharlo sin parar.
Los actores hacen de sus caracteres una marcada representación de cómo son, por lo que sabes muy bien la personalidad de cada uno de ellos. Los vecinos, los policías, la familia Peltzer. Todos crean personajes muy delineados, para diferenciarse unos de otros. Tampoco voy a decirte que son actuaciones de Oscar porque te mentiría, pero lo importante es que te los crees a todos y salvan muy bien sus líneas.
Los animatronics de los Gremlins están muy bien hechos (a excepción de alguna escena en la que salen de cuerpo entero y quizá se nota el chroma un poco más de lo normal) y para la época en que se rodó, tanto los Gremlins por su maldad, como Gizmo por su carita angelical, resultan casi reales. Y la banda sonora se te queda grabada, a la par que recuerdas todas las trastadas que estos malvados hacen al son de esa melodía.

Sabes que soy fan de los ochenta, pero me considero crítico también. Su hermano mayor “Critters”, con más mala leche que estos de los que hoy te hablo, no me gustaron. En ninguna de sus películas, que fueron cuatro… Ni “Munchies”, ni “Ghoulies” (de esta, la segunda parte me gusta pero a nivel nostalgia), como Gremlins, ninguno.
Ya sabes que me gusta informarte de secuelas, series y derivados. Como anotación, te cuento que seis años después se filmó una secuela con la misma pareja protagonista, pero ahora en la ciudad de Nueva York, en un edificio futurista donde se llevan a cabo experimentos científicos de todo tipo. No es la gran cosa, también te lo digo, pero resulta divertido ver de nuevo a Gizmo reencontrarse con Billy y Kate, que trabajan en el mismo edificio al que va a parar el mogwai. A mí me resulta menos divertida, quizás por el hecho de “humanizar” más a los gremlins, que puedan hablar… No sé. Pero como continuación me resulta divertida. La serie de dibujos animados de 2023, pues la obvio porque no la he visto, así que poco te puedo decir de ella.
Y con esto, termino esta reseña, esperando que si no conocías este clásico ochentero, te animes a descubrirlo, y si ya lo conocías, recordarte que nunca está de más volver a esa época y pasar un rato divertido con estos gamberros verdes.
¡Hasta la semana que viene!




