DISCO IBIZA LOCOMÍA (o una lucha de egos que destrozó sueños)

Disco Ibiza Locomía (2024)


Dirección: Kike Maíllo

Reparto: Javier Lorente, Alberto Ammann, Blanca Suárez, Alejandro Speitzer, Iván Pellicer, Albert Baró, Pol Granch,  Javier Morgade, Vito Sanz.

SINOPSIS

En mitad de la década de los ochenta, un grupo de amigos apasionados por la moda, se convirtieron en el reclamo más importante de la discoteca más famosa e internacional de Ibiza. Su vestuario transgresor, sus bailes con unos inmensos abanicos y el carisma de su creador, Xavier Font, llamo la atención del productor Jose Luis Gil, que les convirtió de la noche a la mañana en estrellas de la música. Pero el camino al éxito no fue un camino de rosas y en este biopic del grupo Locomía descubriremos el por qué.

OPINIÓN PERSONAL DE «DISCO IBIZA LOCOMÍA»

Te doy la bienvenida un domingo más y esta vez a ritmo de “Rumba-Samba-Mambo” como dirían los protagonistas de esta película que te traigo hoy. Vamos con una película española estrenada hace unos meses, pero que ya está disponible en Netflix.

Si hay algo que me ha gustado de esta película, es lo cercana que se encuentra de la realidad que vivieron todos ellos. Y si la vi con toda esa información en mi cabeza, es porque hace unos años, en el 2022, la plataforma Movistar+ estrenó un documental de tres episodios acerca de toda la historia de Locomía, desde su creación en Ibiza hasta su desaparición del mundo del espectáculo. Y en ese documental hablan prácticamente todos los involucrados sin dejarse nada en el tintero. No escatiman en detalles escabrosos, que aunque duelan, sucedieron. Y ese documental me sorprendió porque jamás imaginé todo lo que se escondía tras esos abanicos, esos zapatos de punta y esas hombreras imposibles. Muy interesante poder verlo antes y después lanzarte a ver la película.

¿Por qué? Porque aunque existen trazas de humor en algunos momentos de la película, el grueso es exactamente igual al que relatan sus participantes. Y aunque suene a desmedido, muchas de aquellas cosas pasaron.

La película pasa por alto algún que otro abandono del grupo, intercambio, etc, pero es que como te digo, el documental te cuenta la historia con pelos y señales y no tiene desperdicio. De ahí que algún personaje como Fuentes no estuviera presente en el final de Locomía, pero en la película sí que está. Pero nada relevante como para decir que no es verídica. Y vamos a la pluma. La pluma existía, existe y existirá. A colación con el documental, verás que no han exagerado nada a ninguno de los personajes. Primero, porque es un biopic y debes ser lo más fiel a la realidad y segundo, porque la mayoría de ellos están vivos y merecen un respeto.

Quizá me sobraba alguna que otra escena subida de tono que aunque imagino que tratara de reflejar la forma de ser de aquel grupo de Ibiza (que eran bastantes más de los que conocimos) no la considero excesivamente necesaria. La estética de aquellos locos ochenta está muy bien recreada gracias al trabajo de vestuario y maquillaje. Y no sólo los extravagantes trajes de los integrantes, sino todos los que les rodean, tanto en la famosa discoteca de Ibiza, como en su carrera al estrellato. Aunque en los créditos podemos ver las imágenes reales comparadas con las de la película, el documental del que os hablo es el claro ejemplo de lo bien estudiado que está ese campo del filme. Un diez por eso.

Los protagonistas. Bueno, debo resaltar la increíble actuación de Alberto Ammann como Jose Luis Gil, que si bien físicamente no se parece, habla prácticamente igual, lo que supone un trabajo de dicción muy reseñable. Y te lo digo porque en el documental, Gil habla largo y tendido, así que cuando escuché a Alberto me sorprendió gratamente. Alejandro Speitzer como Carlos (protagonista de “Alguien tiene que morir”), creo que es el que menos me ha convencido, y el que más me chirriaba. Cosa que no me ocurrió con Blanca Suárez, ya que el personaje de Lurdes fue muy importante en el nacimiento de Locomía y jamás se le dio importancia. Y ella, junto a Xavi, fueron los creadores de la estética y el universo Locomía.

Un relato oscuro sobre el interior de la industria musical, por el que si bien pasa de puntillas, deja muy claro quién tiene la sartén por el mango, quién es capaz de arruinar los sueños de unos jóvenes que jamás imaginaron lo que les ocurrió, y sobre todo quienes se equivocaron con sus acciones. Una lucha de egos que acabó con uno de los grupos más emblemáticos de la época, que no por ello de los mejores. Pero sí de los más relevantes.

Como película que es, se toma varias licencias que no voy a revelar, para mitigar un poco la batalla Font-Gil que a día de hoy aún perdura. Pero se le perdona al director por el hecho de querer dar un cierre digno a una historia que todavía no ha terminado.

Nunca fueron un grupo muy de mi estilo, he de reconocerlo. Pero lo que sí provocaron en mí, fue ese sentimiento oculto de “ellos son como yo”, aunque nadie diga nada. Me llamaban mucho la atención sus estéticas, la forma en que se movían y por qué no, lo guapos que me parecían. Aunque en esa época no entendiera todavía muy bien la razón de esos sentimientos.

¿Quién tuvo la culpa de que Locomía desapareciera? Yo, tras el documental y la película, lo tengo muy claro. ¿Y tú? ¿Charlamos?

¡Hasta la semana que viene visitante!


PESADILLA EN ELM STREET (o nunca más dormirás)

Pesadilla en Elm Street (1984)


Dirección: Wes Craven

Reparto: Heather Langemkamp, Robert Englund, John Saxon, Ronee Blakley, Amanda Wyss, Nick Corri, Johnny Depp.

SINOPSIS

Nancy y sus amigos han comenzado a tener unos sueños realmente extraños, en los que son perseguidos por un asesino llamado Freddy Krueger, ataviado con un jersey de rayas verdes y rojas, un sombrero raído y un guante con cuchillas en una de sus manos. Cuando esos sueños se mezclan con la realidad y amenazan con acabar con la vida de los jóvenes, comienza una carrera contra reloj para destruir al asesino de los sueños.

OPINIÓN PERSONAL DE «PESADILLA EN ELM STREET»

Hoy nos vamos de nuevo a la década dorada del cine más trash y alocado en temas de terror, porque esta película de la que te voy a hablar hoy cumple la friolera de cuarenta añazos, que se dice pronto. Al igual que clásicos como “Gremlins”, “Terminator”, “Karate Kid”, «La historia interminable» o “Cazafantasmas”, el año 84 fue prolífico en lo que a buen cine se refiere. Yo viví aquella época, y se de primera mano, lo que supuso la aparición del señor Freddy Krueger en las vidas de todos los jovencitos de entonces. Un hombre desfigurado que atacaba mientras dormías… Y en los ochenta, éramos mucho más inocentes que los niños de hoy en día. Creó escuela en el sentimiento de terror ante algo que no se puede dominar, los sueños. Cuando vas a dormir y tu mente divaga por universos en los que tú no puedes defenderte, porque no existen. Solo son sueños.

Y a eso se agarró Wes Craven para crear una historia que perduraría hasta nuestros días, creando un asesino en serie icónico y legendario. Alguien irreal contra el que es muy difícil luchar, ya que solo aparece cuando somos más vulnerables. Cuando dormimos y no podemos defendernos. Los protagonistas más jóvenes hacen bien su papel, con interpretaciones de personajes más bien arquetípicos (la época era muy dada a eso), pero que resuelven con unos diálogos bien llevados y alejados de los comentarios absurdos de los que se abusa hoy en día para tratar de generar empatía con los asesinados. Información directa, sin perderse en conversaciones banales, va al grano desde el minuto uno, y esa es una baza que juega a su favor, no irse por las ramas.

Me resulta muy interesante, obviamente con el paso de los años que uno detalla más lo que ve, el tratamiento de la fotografía y de la iluminación. Todas las escenas diurnas son excesivamente claras, para que así contrasten brutalmente, ya no solo con las escenas nocturnas, sino con  las pesadillas de los protagonistas. Al igual, el sonido de esas cuchillas sobre los hierros de la fundición, son realmente desagradables.

Que el señor Krueger permanece en el imaginario colectivo de una buena cantidad de espectadores de mi quinta es innegable. Craven supo crear un personaje icónico, terrorífico, repulsivo y cargado de mala leche. Cierto es que con el paso de las siguientes películas, se tornó quizá demasiado sarcástico, con un humor negro que si bien no desentonaba con la historia, le restaba terror al personaje. Pero en su primera entrega, Freddy Krueger supo hacernos dudar sobre si acostarnos a dormir o no.

Escenas míticas como la de la bañera, el jovencísimo Johnny Depp en su cama o Tina siendo atacada en la habitación (sin olvidar la escena que cierra la película) no han perdido su encanto, siempre y cuando la visionemos con ese regusto de los efectos prácticos que tanto nos gustan a los que crecimos con ellos. ¿Qué se notan fallos? Obvio. Pero no hay CGI, del que se sigue abusando en infinidad de películas cuando con unos buenos maquillajes y el trabajo bien hecho de los especialistas en efectos especiales, resultarían más creíbles y más aterradoras. Aunque para gustos, colores, ya lo sabes.

La cantinela (clásica como el “taran, taran” de la película de Tiburón) de las niñas saltando a la comba fue evolucionando en cada película, variando su letra y a veces sin rima alguna. Yo, personalmente, me quedo con la original. No puede haber una escena más creepy que esas niñas vestidas de blanco, rubias e inmaculadas cantando semejante barbaridad. Así era Wes Craven.

No sé si te hablaré más adelante de alguna de las continuaciones, ya que para mí son bastante irregulares, pero comentarte que tras esta primera, el universo se expandió con seis películas más, un remake en 2010 que aunque no supera a la original, si trae un poco más de información y está bastante bien filmada. Y además existe por ahí una serie “Las pesadillas de Freddy”, que si bien no le tienen a él como protagonista, ahonda un poco en la oscura ciudad de Springwood. Y por cierto, Brad Pitt sale en un episodio de la serie, por si quieres descubrirla.

¿Recuerdas esta saga mítica? ¿Te gustan todas o solo alguna?


LOS VIGILANTES (o mirarse al espejo no es tan fácil)

Los vigilantes (2024)


Dirección: Ishana Shyamalan

Reparto: Dakota Fanning, Georgina Campbell, Oliver Finnegan, Olwen Fouere

SINOPSIS

La historia sigue a Mina, una artista solitaria e introvertida que se pierde en un bosque de Irlanda tras estropearse su coche. Caminando desorientada, la noche se acerca y comienza a escuchar ruidos extraños. Una desconocida la ayuda ocultándola junto a otros dos extraños en una especie de habitación en medio del bosque, en la que un espejo inmenso domina un lateral de la estancia. Todas las noches, los tres extraños, y ahora la propia Mina, deben colocarse frente al espejo para que unas criaturas desconocidas les observen desde el exterior.

OPINIÓN PERSONAL DE «LOS VIGILANTES»

Aquí estoy de nuevo después de un par de semanas ausente. Demasiados frentes abiertos y muchos buenos momentos me han mantenido un poco alejado de mis reseñas. Pero aquí vuelvo a la carga y espero no fallar otro domingo. Sé que me perdonas después de todo lo que me está pasando…

Pues vamos a ello. No suelo hablar de películas tan recientes, pero esta que vi el viernes me resultó bastante interesante, tanto en la premisa principal como en el desarrollo. Suelo madurarlas un tiempo y luego dar mi opinión. Pero con esta, no me preguntes por qué, me apetecía dártela a conocer antes de que se vaya del cine.

La directora se nota de quién es hija, que por si no lo sabes, es M. Night Shyamalan (“El sexto sentido”, “Llaman a la puerta” o la estupenda serie “Servant”), ya que su forma de trabajar la historia se asemeja mucho a los trabajos de su padre. El suspense, el marketing, los giros de guion… Sin duda a Ishana le gusta el cine de su padre y ha tomado el mismo camino cinematográfico. No se compara, pero si se asemeja.

La historia desde que vi el tráiler me llamó la atención. Así que tras su estreno, decidí acercarme al cine. La trama, una casa (o algo así) en medio del bosque donde algo observa a los protagonistas durante la noche… Resultaba interesante. Y lo cierto es que ha sido de mi agrado.

Los protagonistas cumplen bien su función, mostrando esa desesperación, ese desconcierto, ese miedo ante lo que no conocen, pero que saben que está tras esas cuatro paredes. El trabajo de cámara frente al espejo es algo que me ha sorprendido bastante. Gran parte del metraje ocurre mostrando a los cuatro protagonistas reflejados en un espejo. El trabajo de los dobles (que imagino que así será como lo han filmado) está muy bien realizado, ofreciendo la sensación de que realmente están solos en esa habitación. Son detalles que demuestran el buen hacer de algunos cineastas. Con una localización casi durante todo el metraje, creo que la directora saca un muy buen partido de la tensión acerca de lo que se oculta tras el espejo (que por el lado exterior es un cristal por el que se ve el interior) en la oscuridad del bosque. Los rostros de los protagonistas mirándose en un espejo sabiendo que les observan, sumado al trabajo de efectos de sonido, me ha sorprendido bastante.

Yo soy más asustadizo a nivel auditivo que visual. Es decir, los ruidos me producen más angustia que lo que me puedan mostrar. Y no me refiero a los ruidos de los Jumpscares, sino al espacio sonoro en general. Quizás por esa razón “Un lugar tranquilo” me pareció tan brutal. En menor escala, “Los vigilantes” juega mucho con esos sonidos de las criaturas sin verlas y eso me resultó muy acertado. Y aunque los vigilantes aparecen casi a mitad de la cinta, consiguen crear una sensación perturbadora ante el espectador. Por cómo son, por lo que hacen. Por cómo suenan. Muy buen trabajo de efectos especiales ya que a día de hoy, se está convirtiendo en todo un logro conseguir un monstruo que sorprenda.

Quizás queden preguntas sin respuesta, en función por ejemplo de las normas que deben seguir los “inquilinos” de la habitación. Una de ellas es no dar la espalda al espejo y no se llega a explicar de un modo coherente. Pero sin embargo, si pensamos en que lo que ocurre son todo metáforas, sí que cobra sentido tras terminar de ver la película. Pero al final, hay tantos tipos de espectadores como gotas en el mar, así que las lecturas pueden ser infinitas.

Al igual que me pasó con “Tiempo”, yo sí que le he visto una doble lectura a esta historia. La obvia, marcada por las imágenes, el devenir de la historia y su desenlace y, por otro lado, un estudio detallado de la culpa, el perdón y la auto aceptación. Tampoco soy de desvelar mucho, pero al final me ha dejado un buen sabor de boca. Quizás no sea un filme que perdure para la posteridad, pero ya sabes que a mí con que me haga pasar un buen rato, me es suficiente. Por eso existen diferentes directores, infinitas historias y géneros para elegir. No soy de buscarle tres pies al gato en cada cosa que veo.

Así que si te apetece pasar un buen rato de suspense con una resolución que a mí me ha convencido, la acepto y me ha gustado, te invito a que te pases por tu cine más cercano para descubrir a “Los vigilantes”.

¡Nos vemos el domingo que viene!


DANZAD, DANZAD, MALDITOS (o la miseria de unos es la fiesta de otros)

Danzad, danzad, malditos (1969)


Dirección: Sydney Pollack

Reparto: Jane Fonda, Michael Sarrazin, Susannah York, Red Buttons, Gig Young, Michael Conrad, Bonnie Bedelia, Bruce Dern

SINOPSIS

Situados en plena depresión de los años treinta en Estados Unidos, nos encontramos a un variopinto grupo de parejas, que compiten en un cruel concurso por un premio que les salve de la pobreza. Un maratón de baile despiadado, en el que la última pareja que se mantenga en pie, conseguirá el ansiado premio de 1500 dólares. En un ambiente de miseria, los participantes lucharán desesperadamente ante las miradas divertidas de los ricos que disfrutan del espectáculo desde sus cómodos asientos.

OPINIÓN PERSONAL DE «DANZAD, DANZAD, MALDITOS»

Te saludo un domingo más, en el que te presento una película de hace más de cincuenta años, pero que tiene un mensaje vigente a día de hoy. Y por desgracia, lo seguirá estando en un futuro. Una historia dura, ya no solo por el recuerdo de lo que ocurrió en aquella época en Norteamérica (no olvidemos que hubo suicidios ante aquel crack económico), sino por el mensaje que a día de hoy sigue vigente. Los participantes deben bailar para conseguir un cheque que les airee un poco la miseria en la que están sumidos, ofreciendo un espectáculo cruel y degradante que es disfrutado por un público que les contempla impasible, ya que eso les ayuda a olvidar sus propias miserias. ¿Te suena de algo este modus operandi?

Para empezar, nos encontramos con que esa maravillosa manía de cambiar los títulos a las películas viene de antaño. Mientras que la película original se titula “They shoot the horses, ¿don’t they?” (¿Acaso no matan a los caballos?), que es el título original de la novela de Horace McCoy, en nuestro estado patrio la llaman “Danzad, danzad, malditos”. Que tiene su aquel, en función del desarrollo de la historia, pero obviamente el título original es más acorde si tenemos en cuenta que es una de las frases más importantes de la película, y en la que se resume el mensaje del autor. Pero bueno, Spain is different, ya lo sabemos.

Destaco el trabajo de dirección a la hora de filmar prácticamente el 90% de la cinta, puesto que al desarrollarse en la pista de baile, las cámaras se mueven sin parar entre los actores, lo cual dificulta el hecho de realizar tomas perfectas. Pero Pollack lo consigue, enseñándonos de cerca la desesperación y angustia de los participantes.

Las escenas de las carreras demuestran a nivel técnico una profesionalidad increíble, porque ya no solo las cámaras deben mezclarse con los corredores/bailarines, sino que al girar sobre el mismo set de rodaje, no se debe ver nada que muestre que es eso, un set. Todo está cuidado al detalle, tanto los planos más principales, como los segundos planos del fondo (orquesta, público, gradas, presentador, etc…) Un diez a nivel técnico. Y otro diez a nivel actoral, puesto que para mí resultó uno de los momentos más angustiosos de la película, gracias a la interpretación de todos los participantes. La desesperación en los rostros, los movimientos cada vez más agotadores, consiguen crear una sensación de desazón, que suma dramatismo a la historia que nos cuenta Pollack.

Los personajes, aunque quizás forzado el inicio de su relación, me han gustado bastante. Jane Fonda es una actriz que me ha gustado siempre, y aquí consigue sumirte en su propia frustración ante una situación de la que no puede salir. Una Susannah York increíble, actriz de segundas ignorada por los estudios de cine, trata con este maratón de baile conseguir patrocinadores, y desea que algún productor cinematográfico pague la entrada para ver el espectáculo. Y la descubran con sus mejores galas. Soberbia, y soberbio su recorrido también. El presentador es uno de los personajes más sádicos y crueles que he visto. Porque todo lo que hace, lo hace con una sonrisa, buscando el aplauso. Burlándose de todos aquellos que mendigan salir de su círculo vicioso de pobreza y miseria. Un personaje de reparto para el recuerdo.

El final, sin hacer spoilers ya lo sabes, me sorprendió mucho. La realidad que se muestra en los últimos minutos del film, me resultó cruel, despiadada y por desgracia, bastante realista. Una sensación agridulce al descubrir del camino que recorremos, lo que nos importa el prójimo y lo que nos depara en un futuro. Ser espectador o protagonista del maravilloso espectáculo de la vida. Eso sí, menos mal que descubrí el cartel francés después de ver la película, porque eso sí que es un pedazo de spoiler…

Lo cierto es que, comparaciones son odiosas, el mensaje más grueso que me dejó esta película, me trajo a la memoria otras películas como “Perseguido” o “Los juegos del hambre”. Ni calidad, ni temática salen al paso, pero sí destaco el hecho de mostrar a la plebe siendo el espectáculo que divierte a los ricos. Como los romanos en el circo. Y me lanzo a momentos históricos que son bastante lejanos. Y salto al presente a los memes. Al final, el ser humano, rico o pobre, disfruta viendo sufrir al prójimo. Es esa especie de doble moral, de doble rasero en el que no quieres mirar, pero observas de reojo. Y te mofas, y criticas. Y te dejas llevar por la corriente del ver o ser el payaso de la sociedad.

Lo que me deja el mensaje de que seguiremos danzando malditos hasta dios sabe cuándo.

¡Nos vemos la semana que viene!


LLAMAN A LA PUERTA (o decidir lo correcto no es fácil)

Llaman a la puerta (2023)


Dirección: M. Night Shyamalan

Reparto: Jonathan Groff, Ben Aldridge, Dave Bautista, Kristen Cui, Rupert Grint, Nikki Amuka-Bird, Abby Quinn

SINOPSIS

El matrimonio formado por Andrew y Eric, viaja con su hija Wen a una cabaña en el bosque para pasar unos días de descanso. Al poco tiempo de estar allí, cuatro desconocidos armados llegan a la cabaña y piden entrar para hablar con ellos. La pareja se niega y los invitados entran por la fuerza para explicarles su misión. Alguno de los tres integrantes de la familia debe morir a manos de uno de sus familiares para que el Apocalipsis no se produzca. Mientras deciden, los desastres se van sucediendo alrededor del planeta y el tiempo se agota.

OPINIÓN PERSONAL DE «LLAMAN A LA PUERTA»

Hoy repito director, para traerte la reseña sobre la nueva película de Shyamalan, del que ya te hablé en la reseña de «Tiempo». Al volver a elegir una película de este director, habrás deducido que me gusta y no te equivocas. Lo que más me atrae de la forma en la que este director afronta sus filmaciones, es en los tan de moda “plow twist” o giros de guion (como toda la vida se ha dicho) que Shyamalan utiliza en prácticamente todas sus historias. Comenzó con «El sexto sentido» y el giro más impactante de las últimas décadas y a raíz de ahí supo mantenerse (en la mayoría de los casos) en ese límite entre la curiosidad ante lo que el espectador va a ver y la sorpresa tras el visionado. Que hay historias mejores y peores en su filmografía, es obvio, como en todos los directores. Nadie es tan perfecto. Pero a mi consigue engancharme con sus historias, y con esta no iba a ser menos.

Ya el tráiler nos anuncia que vamos a ver una historia retorcida sobre creencias religiosas sobre el apocalipsis, sacrificios, desastres naturales y la unión familiar. Y es lo que nos encontramos. ¿Abandonarías al resto por tu propio beneficio, aun a sabiendas de que también podría ser tu propio final? ¿O sacrificarías a uno de tus seres queridos para salvar al resto y probablemente salvarte tú también? La premisa es clara como dice la sinopsis. Y ahí arranca el dilema de esta nueva historia de Shyamalan, que sabe mantener la tensión, con una narrativa muy bien elaborada, una filmación detallada y ese movimiento de cámara que ya es un clásico en los trabajos de este director. El sonido es algo que también domina a la perfección, tanto en cámara como fuera de ella, es decir, lo que no vemos. Mezcla de drama, intriga y suspense, aunque sí que ofrece algún susto, no la catalogaría como película de terror.

La pareja protagonista interpretada por Jonathan Grof y Ben Aldridge (prota también de la maravillosa «Quédate a mi lado») ofrecen una simbiosis perfecta de un matrimonio perfectamente avenido. Y por supuesto, en el momento que todo empieza a torcerse, esas pequeñas grietas, casi imperceptibles al principio, se hacen cada vez más grandes, separándolos, pero solo a nivel de sus decisiones. Muestran incesantemente ese amor que se profesan tanto entre ellos como a su hija Wen (maravillosa Kristen Cui), pero descubren tener ideas diferentes acerca del sacrificio que se les está obligando a cometer. Mientras uno aboga por el bien común, el otro desea el bien personal. Y ese dualismo de pensamiento es el que nos hace analizar quién de los dos está en lo correcto. Los cuatro desconocidos consiguen transmitir esa desesperación ante el tiempo que se agota, y que como meros enviados, deben conseguir su cometido para no fracasar. No son villanos, no son crueles. Están desesperados y así lo transmiten al espectador. Dave Bautista no es santo de mi devoción, pero bueno, para mí lo salva el resto de sus acompañantes. No soy tan quisquilloso.

¿La decisión a tomar? Pues yo no la tengo tan clara. Porque dejando de lado el tema religioso, todo lo que va sucediendo durante el metraje, llega a poner en duda si es cierto o no, y si ellos son los causantes de todo lo que está ocurriendo en el resto del mundo por el hecho de no querer tomar una decisión al respecto. Creo que yo también llegaría a dudar, y ya te digo que manteniendo al margen la creencia religiosa de los cuatro jinetes del Apocalipsis (que son supuestamente los cuatro desconocidos), y todo lo que rodea a que un Dios, sea cual sea, está haciendo todo eso en busca del sacrificio por amor de una familia.

No te voy a desvelar el final, pero bueno, es esperanzador. Como no se podía esperar, no contentará a todos los públicos, conmigo no lo ha hecho. Pero después en frío, llegué a pensar que habría ocurrido si el final hubiera sido diferente. Al final, creo que cualquiera de las opciones disponibles no me habría llegado a satisfacer de lleno. Pero este final no empaña el buen hacer de este director y ese resquemor amargo que te deja en todas sus películas de ¿y si…? A mí me gusta sentir eso de vez en cuando, no solo chispas de felicidad porque todo ha acabado como queda bien que acabe. Todos felices y contentos. A veces hay que pensar que no todo acaba como uno espera, pero que aun así, hay que seguir adelante.

Esta película está basada en un libro, «La cabaña del fin del mundo» de Paul Tremblay y como suele pasar en muchas películas basadas en libros (La niebla, Las ruinas, Cujo), los acontecimientos, e incluso el final difieren del texto escrito por el autor. Lo que sí tengo claro, es que me han entrado ganas de conocer la historia de Tremblay y descubrir las diferencias con la película, que ya sé que las hay. Aunque lo de la lectura lo llevo más lento de lo normal, esta novela queda anotada en mi lista de pendientes.

Y hasta aquí la reseña de hoy. Espero que te haya gustado. ¿Conocías ya esta película o el libro?

¡Nos vemos la semana que viene!


GREMLINS (o esa cosita tan linda dará problemas)

Gremlins (1984)


Dirección: Joe Dante

Reparto: Zack Galligan, Phoebe Cates, Hoyt Axton, Frances Lee McCain, Corey Feldman, Keye Luke, Dick Miller, Jackie Joseph, John Louie, Judge Reinhold, Polly Holliday

SINOPSIS

Como regalo de Navidad, un inventor de extraños artilugios para la vida cotidiana, consigue para su hijo un mogwai, una extraña e inocente criatura, tierna y cariñosa. Supuestamente fácil de cuidar, solo deben cumplirse tres sencillas reglas: no mojarlo, no darle de comer después de medianoche y que no le dé la luz del sol. Desgraciadamente, algo tan básico resultará el desencadenante de una ola de descontrol, cuando una tras otra, se incumplen las tres reglas.

OPINIÓN PERSONAL DE «GREMLINS»

Nos vamos de vuelta a mi década predilecta, los ochenta, que coincide este año con el 40 aniversario de su estreno. Y hoy te traigo una película que obviamente ya habrás visto más de una vez, o que si no lo has hecho, al menos habrás oído hablar de ella. Un clásico navideño que se aleja del estereotipo típico de las películas de esa época estival. Ocurre en Navidad, eso es cierto, pero olvídate de “Solo en casa”, “Cuento de Navidad” o cualquiera de los telefilms que salen como churros en el tiempo de Papá Noel. Lo que comienza como una historia tierna con el pequeño invitado, al que Billy llama Gizmo, se les escapa de las manos al saltarse las tres reglas básicas. Y a partir de ahí, la película se va tornando cada vez más oscura, con momentos que aunque no son necesariamente terroríficos, lo que no son es dulces y tiernos. Sin embargo, cada minuto se disfruta al máximo, viendo como todo se desmadra a pasos agigantados.

No es una película que viera en su momento y ahora tire de recuerdos. La he visto muchas veces desde ese lejano 1984, y a medida que pasa el tiempo, analizo con más detalle cómo éramos en aquella época y cómo es hoy en día la sociedad. Las fechorías que hacen los Gremlins nos hacían reir, a pesar de pasarse más de la cuenta en algunos momentos. Pero nosotros no lo veíamos como algo tan sumamente cruel. Y la película es bastante oscura en cuanto a su temática. La escena de la cocina no es para nada infantil, ni siquiera familiar, pero ahí estábamos disfrutando de esa mujer dándolo todo por defender lo que es suyo. Probablemente, muchas de esas escenas a día de hoy, habrían calificado esta película para mayores de 13 años como mínimo. Y en su momento fue un “para todos los públicos”. Con dos bemoles. Podemos con todo.

La historia de la chimenea de Kate es dura y sin embargo, se queda en un segundo plano, porque lo que importa son esos bichejos que están asustando a todo el pueblo. Al igual que la señora en la escalera. O la fiesta del bar… Es mucho lo que a día de hoy sería escandaloso. Pero a nosotros nos encantaba, porque íbamos a pasar un buen rato, no a devanarnos los sesos.

Lo bueno que tenía el cine de aquella época, era el sentimiento de no tener que analizar el porqué de cada situación. La razón por la que no podían comer después de las doce de la noche, ¿a quién le importa? No hace falta escarbar tan a fondo en la psique del guion, o de la historia en sí. Puesto que es un filme para pasarlo bien, echar unas risas y desear una y otra vez tener un Gizmo en casa para achucharlo sin parar.

Los actores hacen de sus caracteres una marcada representación de cómo son, por lo que sabes muy bien la personalidad de cada uno de ellos. Los vecinos, los policías, la familia Peltzer. Todos crean personajes muy delineados, para diferenciarse unos de otros. Tampoco voy a decirte que son actuaciones de Oscar porque te mentiría, pero lo importante es que te los crees a todos y salvan muy bien sus líneas.

Los animatronics de los Gremlins están muy bien hechos (a excepción de alguna escena en la que salen de cuerpo entero y quizá se nota el chroma un poco más de lo normal) y para la época en que se rodó, tanto los Gremlins por su maldad, como Gizmo por su carita angelical, resultan casi reales. Y la banda sonora se te queda grabada, a la par que recuerdas todas las trastadas que estos malvados hacen al son de esa melodía.

Sabes que soy fan de los ochenta, pero me considero crítico también. Su hermano mayor “Critters”, con más mala leche que estos de los que hoy te hablo, no me gustaron. En ninguna de sus películas, que fueron cuatro… Ni “Munchies”, ni “Ghoulies” (de esta, la segunda parte me gusta pero a nivel nostalgia), como Gremlins, ninguno.

Ya sabes que me gusta informarte de secuelas, series y derivados. Como anotación, te cuento que seis años después se filmó una secuela con la misma pareja protagonista, pero ahora en la ciudad de Nueva York, en un edificio futurista donde se llevan a cabo experimentos científicos de todo tipo. No es la gran cosa, también te lo digo, pero resulta divertido ver de nuevo a Gizmo reencontrarse con Billy y Kate, que trabajan en el mismo edificio al que va a parar el mogwai. A mí me resulta menos divertida, quizás por el hecho de “humanizar” más a los gremlins, que puedan hablar… No sé. Pero como continuación me resulta divertida. La serie de dibujos animados de 2023, pues la obvio porque no la he visto, así que poco te puedo decir de ella.

Y con esto, termino esta reseña, esperando que si no conocías este clásico ochentero, te animes a descubrirlo, y si ya lo conocías, recordarte que nunca está de más volver a esa época y pasar un rato divertido con estos gamberros verdes.

¡Hasta la semana que viene!