CIEN HISTORIAS

Cada una de ellas escrita desde el corazón…

¡Hoy estoy de celebración!

Te doy de nuevo la bienvenida a mi web y hoy con más razón. Porque si estás leyendo esto, quiere decir que alguien está leyendo mi post número cien. Sí. Así es. Cien artículos escritos.

Sinceramente, nunca pensé que fuera capaz de continuar esta costumbre de escribir un post para cada domingo. Y digo uno, porque empecé publicando dos a la semana. Y con el tiempo, decidí reducirlo a uno, porque me faltaban horas en la semana.

Cuando pensé en la forma de publicar mis post, una gran amiga “Flecos sueltos”, que es una gran profesional del sector, me comentó que los domingos no solían ser buen día para publicar, puesto que, lógicamente, la gente descansa, sale con la familia, amigos, etc… y no suelen estar tan pendientes a las redes. Y en ese aspecto tengo que darle la razón. Así que cuando comencé a darle vida a mi web, decidí publicar los miércoles y los domingos. Una manera de decidir qué momento resultaría el más adecuado para publicar. Y lo cierto es que al principio, todo eso de las horas clave, el tráfico, etc… se escapaba bastante a mi entendimiento. Ella me lo explicó y cuando conseguí pillarle el truco, me di cuenta que, sorprendentemente, las visitas de los domingos eran mayores que las de los miércoles. Mis visitantes preferían echarle un ojo a mis artículos los domingos. Extraño, pero eso hizo que me decidiera a anular los post de los miércoles y centrarme en los domingos. Dicho y hecho.

He sido fiel a mis principios desde el momento que abrí mi web hasta hoy. No he echado por tierra el trabajo de nadie. Ni series, museos, teatros, películas, nada. Solo he hablado de lo que me ha gustado (dejo de lado Dirty dancing 2017, mi única crítica negativa, pero siempre desde el respeto) y he alabado los trabajos que me parece que son reseñables. Como en este tipo de post, siempre queda claro, y eso imagino que lo sabes ya, actúa solo mi opinión personal. Ni mi crítica es la única válida, ni trato de convencerte de nada. Me parece tan importante la sensación de no tener que imponer tus gustos a los del resto, que juego con eso en cada artículo que escribo. Te hago saber lo que todas esas experiencias han movido en mí uno u otro sentimiento. Nada más.

En cuanto a los artículos personales, es decir los de mi blog personal, me encanta darte a conocer ciertas partes de mi día a día. Contarte mis proyectos, mi trabajo, mis anhelos. Creo que eso me hace por un lado vulnerable a las críticas, pero fuerte ante alguien a quien no conozco. Es decir, este soy yo y así soy. No me juzgues, porque yo no lo hago contigo. Y eso me gusta. Contarte cositas sobre mi vida laboral. De la personal, quizás más adelante…

Por ahora nada va a cambiar en la web, con lo que seguirá el mismo estilo que hasta ahora. Tenía intención este verano de darle una vuelta y modificar algunas cosas, pero como ya te conté en el post acerca de la última parte de la trilogía de Danford, no he podido ponerme a ello y entregarme a esos cambios al cien por cien. Y además un proyecto que no puedo desvelar todavía, que también me ha robado (con mucho gusto) parte de ese tiempo.

Así que este post ha sido diferente a los anteriores, pero me apetecía mucho celebrar esta noticia contigo, porque siento que es algo muy importante, al menos para mí. Es la forma de que siempre encuentres algo nuevo al visitarme. Por supuesto, mi trabajo como actor y escritor prima por encima de estos artículos, pero ya sabemos que esas novedades no son tan rápidas, por lo que alimentar la web con estos post me parece interesante.

¡A por cien artículos más como mínimo!

¡Nos vemos pronto!

¡¡PINCHA SOBRE EL LIBRO PARA ADQUIRIR TU EJEMPLAR DEDICADO!!


TODOS MIS VÍDEOS

Videobook
Todavía tengo tiempo (2022)
Arte (2021)
La Fundación (2020)
Excit (2005)
Paseando sin zapatos (2003)
Cómo sentir asco por el ser amado (2005)
Sueños de un director (1999)
Al Ammariya (2006)
El laberinto del minotauro (2000)
Videobook (2021)

EL FIN DE DANFORD SE ACERCA

Cerrando el círculo de la historia de Danford…

¡Me alegra verte de nuevo por aquí!

Hoy me tomo un descanso de películas y series, puesto que esta semana ha sido bastante movidita. Y ¿por qué? Pues de la razón es de lo que trata mi entrada de hoy.

Mi nueva novela.

Sí, la última parte de mi trilogía está en proceso. Y vaya proceso, va viento en popa. O sea, que si ya has leído las dos novelas anteriores, se te habrá hecho la boca agua sabiendo que el final de esta historia está cada vez más cerca. Porque reconozco que el hype del final de la segunda novela fue demasiado. Incluso para mí.

Si te acabas de incorporar a la web, o no has leído mis posts anteriores acerca de mis novelas, puedes saber un poquito más aquí o aquí, e incluso aquí. He escrito varios posts acerca de la historia de Danford. Al fin y al cabo, son mis pequeños tesoros y tengo que hablar de ellos.

He de admitir, que la idea principal acerca de la sinopsis de esta última parte la tenía muy clara. Tanto el inicio, como el final. Normalmente es mi manera de escribir. Historias inconexas, situaciones rocambolescas y luego comenzar a buscar los nexos de unión entre ellas hasta crear la historia completa. Eso hice al escribir la segunda parte (puesto que la primera se escribió de otra forma muy diferente), y por supuesto, eso es lo que estoy haciendo con esta tercera. Pero aun sabiendo el destino de muchos de los habitantes de Danford, me encontraba muy bloqueado para escribir algo que me gustara lo suficiente.

Normalmente el verano siempre me deja bastante aplatanado, con pocas ganas de sentarme delante del ordenador. Es así, no soporto el calor, al menos el calor de mi ciudad. Demasiado sofocante. Pero no me preguntes la razón, este verano me ha provocado el efecto inverso. Es decir, de sentirme bloqueado ante páginas en blanco, se ha vuelto la tortilla y estoy, por decirlo de alguna manera, en un frenesí de tecleo continuo. Y ¿por qué llegó esta inspiración? Por el bloqueo que tenía ante Danford y su final, empecé a escribir una nueva obra teatral cómica, titulada “Esto no es un cuento de hadas”. Y creo que haber escrito esa obra teatral, con el miedo que ello me provocaba (puesto que nunca he escrito comedia), me desbloqueó de alguna manera la inspiración para volver a sentarme frente a Danford.

Obviamente, ni pienso hacer spoiler de las novelas anteriores, ni haré adelanto de lo que va a suceder en la nueva entrega. Pero si te voy a contar un poco cual es el círculo. Como buen final, mi intención es no dejar cabos sueltos. Cerrar todas las historias, tanto las de la primera parte, como las de la segunda. ¿Y eso qué significa? Fácil. En la historia de Danford hay muchos personajes, eso ya lo sabes. Todos no tienen la misma importancia, eso es cierto, pero quiero que todos los personajes que han pasado por mis páginas, tengan una mención en la última parte de la historia. Y eso no les va a convertir en personajes principales, ni mucho menos, pero sí creo necesario que al terminar de leer la tercera parte, nadie se pregunte cosas como ¿y qué pasó con esta chica? ¿O con aquel hombre? De ahí que todo va a estar muy bien hilado. Cosido y rematado.

Como ya te comenté, la primera parte transcurre en 1997, la segunda en 2007 y esta última tendrá lugar en el año 2017, en época pre-pandemia (quién nos lo iba a decir). Y trataré de estar a la altura de las expectativas que dejé con el final de la segunda parte. Lo cierto es que me siento muy contento con el camino que está tomando ésta nueva novela. La idea es muy interesante, va a sorprender más de lo que la gente espera y va a ser un cierre de traca. No es ego, dios me libre, nunca he sido así. Pero este desbloqueo, además de incitarme a escribir sin parar, me ha abierto la mente a una cantidad de historias, giros y sorpresas que hasta yo mismo me estoy emocionando. Creo que va a ser un final apoteósico, tanto para los habitantes de Danford como para los lectores.

Y creo que hasta aquí el post de hoy. Así que como hoy te contado las novedades acerca de Danford, te recuerdo que tienes disponibles aquí en la web mis dos novelas, que te llegarán dedicadas de mi puño y letra. Oye, que quizás algún día sea una firma codiciada… ¿A qué esperas para hacerte con ellas?

¡Nos vemos pronto!

¡¡PINCHA SOBRE EL LIBRO PARA ADQUIRIR TU EJEMPLAR DEDICADO!!


ES FÁCIL: NO ME GUSTA

Si no aprendemos a respetar, mal vamos…

Pues aquí estoy de nuevo para tratar de aclarar un poco la situación que se está viviendo estos últimos años por el ciberespacio. O al menos, darte mi sincera opinión.

¿En qué momento sobrepasamos la libertad de expresión y la transformamos en falta de respeto? Básicamente, en el preciso instante que tus dedos teclean cualquier cosa que no sea un “a mí no me gusta”. Así de simple. Cuanto más mayor me hago, más me sorprendo de hasta a qué niveles, el ser humano (el español, para más señas, ya que es el que más veo) es capaz de vomitar bilis con la misma facilidad que se suenan los mocos.

Y claro, te preguntarás que a santo de qué estoy yo hablándote de esto. Pues por Eurovisión. Si, visitante, por el Festival de la canción. Situémonos. Soy fan de este certamen desde que era bien pequeñito. Recuerdo haber visto a mi grupo favorito de la época “La década prodigiosa”, cantar aquello de “Made in Spain”, ver a Sergio Dalma darlo todo, a Anabel Conde rozando la gloria. A Pastora y a Ruth entregarse en cuerpo y alma. Y muchos y muchos más. Lo disfruto como si fuera el fin del mundo. ¿Dónde me diferencio de los eurofans? Vale, no me iría a verlo en vivo, ni me subo por las paredes con los eurodramas. Me molestan, puede ser, pero creo que hay cosas más importantes en mi vida, que dar vueltas y vueltas a temas que yo no puedo cambiar. Y me encantan los eurofans porque lo dan todo y eso mola (en el futbol también, que aquí no se escapa nadie).

Ahora bien, aquí viene el primer bache. Si tú decides quedarte en tu casa a ver la final de la Champions, ¿a mí qué? Si te vas de una reunión porque dan la final de “Supervivientes”, ¿qué me importa a mí? Nunca se deben juzgar las prioridades de cada uno. Pero si un fan de eurovisión se queda en casa para ver el concurso, es que la gente se echa las manos a la cabeza. Repito. Respeto. El mismo que yo te demuestro cuando te vas a ver el futbol, deporte que a mi NO ME GUSTA. Yo he tenido que justificarme y no cambiar un turno de trabajo a un compañero porque daban Eurovisión y recibir esa mirada de “venga ya, ¿por ver esa mierda?”. Y dignamente decir que sí y darte la vuelta, sintiéndote un mal compañero. Cosas de la vida. Pero claro, sería maravilloso si nos quedáramos en ese límite entre gustos y aprendiéramos a respetarlos. Por desgracia, vamos un pasito más allá. Y dentro de los mismos gustos, también encontramos a gente que se siente con el derecho de sobrepasar ese NO ME GUSTA.

Retomamos el Festival. Me sorprendieron Tanxugueiras; Rigoberta NO ME GUSTÓ. Primera debacle. Aquí o eres de un bando o eres de otro. No se permite el gusto variopinto. Y mucha gente no acepta que tus gustos no coincidan con los suyos, que por supuesto, creen sacrosantos. Si a mí no me gustó el mensaje que enviaba Rigoberta (por parecerme desfasado y cansino), ¿no entiendo de música? ¿Soy machista? ¿Voy en contra del progreso? No señores, NO ME GUSTA y punto. Tampoco me ha gustado nunca Nirvana o Eminem y nadie me ha crucificado por ello. Pero en Eurovisión, mucha gente sí lo vive de esa forma. O conmigo o contra mí.

Chanel no era para nada mi favorita. Es así. O sea, que no es una defensa de un fan acérrimo desde el minuto uno. Para nada. No era ni mi segunda, ni mi tercera opción. Es la realidad de lo que yo sentí al escucharla. Me pareció más de lo mismo. NO ME GUSTA el reggaetón, lo siento. Nunca me ha gustado, entonces no era mi favorita. Y ahí está la magia del equipo de esta cantante. Han conseguido convertir una canción simplona, repetitiva y probablemente olvidable tras las resacas de verano, en un espectáculo único e inolvidable. Lo digo con tanta certeza, porque no vi el Benidorm Fest, solo escuché las canciones en mi coche entre ensayo y ensayo. Y lo que yo vi el sábado en el escenario de Turín, me dejó con la boca abierta. La mandíbula desencajada y hasta puedo decir que se me saltaron unas lágrimas de la emoción. Emoción ante tanta pasión por tu trabajo, ante esa dedicación, esa perfección de movimientos, ese conjunto impecable.

¿Hubiera quedado mejor una teta en el escenario y Rigoberta saltando? Pues puede, quién sabe. Pero es algo que nunca sabremos. Pero es que a mí no me importa. Ni que Tanxugueiras pudieran haber dado el pelotazo. ¿Qué más da? Chanel fue, vio y venció ante todo pronóstico y ante toda crítica, que ha sido mucha. Más bien demasiada. Ese límite de NO ME GUSTA que tanto odio que la gente sobrepase. Me produce pena, el ver como hay gente que disfruta con ello, porque si navegas con frecuencia, aprendes a leer comentarios desafortunados y mensajes de desprecio. Sabes diferenciarlos. Y hay más de lo segundo.

Sorpresa tras el festival. Ahora las críticas vienen acerca de ser la única diva con show ligera de ropa. Letra basura, baile grosero, vergüenza para las mujeres (dicho por mujeres, lo siento, es así). Y lanzamiento de insultos, defensas, críticas, vamos, un show. Y mi pregunta es la siguiente: el hecho de haber quedado terceros (segundos desde mi humilde opinión, para mi Ucrania y su situación, por triste que sea, se resolvió en el sitio equivocado) después de la friolera de 27 años (que se dice pronto, más de un cuarto de siglo), ¿no les hace pensar que a lo mejor el espectáculo al completo era bueno? ¿De su gusto? A lo mejor no. Tampoco lo era del mío, como ya he explicado más arriba. Pero, ¿en serio es necesario seguir sobrepasando los límites del respeto y la educación, echando por tierra el trabajo de todo el equipo de esta representante?

Mi más sincera enhorabuena, porque una canción que a mí no me transmitía nada, se ha convertido en una actuación para ver una y otra vez en bucle. Por el buen hacer, por la profesionalidad y por el talento encima de ese escenario.

A mí, sinceramente, me da mucha pena hacia donde estamos yendo. Si me lees con frecuencia, sabes que no critico lo que no me gusta. Simplemente lo dejo pasar, porque no me ha hecho disfrutar, ni me ha aportado nada positivo. Entonces, yo no pierdo ni un segundo de esta vida, que pasa más rápido de lo que pensamos, en sobrepasar ese NO ME GUSTA. Es que ni eso escribo. ¿A quién le hace falta saber si algo me ha gustado o no? ¿A alguien cercano a mí? Nos tomamos un café y te cuento mis impresiones. En internet, ¿para qué?

Señoras, señores y demás gente fuera de ese espectro, háganme caso. Para gustos, colores. Eso es un dicho más antiguo que yo. Y más de uno debería colgárselo en un post-it en la nevera o en el espejo del baño. Que a ti NO TE GUSTE no significa que sea malo, simplemente no va contigo y con tu estilo. Nada más.  Aprendamos a ser más tolerantes con TODO y con TODOS. Al fin y al cabo, nuestros hechos nos definen, hoy y siempre. Y en internet, todo queda. PARA SIEMPRE.

¡Besos enormes y nos vemos pronto!


EL PODER DEL CORAZÓN

Todo es posible si le pones el empeño suficiente

¡He vuelto y esto va a ser alucinante!

Ha pasado mucho tiempo, lo sé. Lo admito y te pido disculpas. Mi último post fue allá por febrero, después del parón navideño, como hago todos los años. Y ese post trataba acerca de mi nuevo proyecto teatral “Todavía tengo tiempo”, de su inminente estreno y poco más. No he escrito ningún artículo en todo este tiempo. Y no por falta de ganas, sino por falta de tiempo.

El comienzo de año ha sido bastante caótico en muchos aspectos para mí. Tanto personal como profesionalmente. Y necesitaba centrarme en conseguir reorganizar todos los acontecimientos que se me vinieron encima en este comienzo de 2022, para poder retomar con fuerza y energía la continuación de mi web.

Ya sabrás que además de ser mi web profesional como actor y dramaturgo, mi intención cuando la creé, no era dejar una página que fuera visitada cada vez que algún director de casting me solicitara información acerca de mi trayectoria profesional. Obviamente, sería lo más cómodo. Actualizar videografía y fotografía de vez en cuando y modificar mi currículo en función de los proyectos nuevos que fuera haciendo. Eso es lo fácil. Eso es lo sencillo. Pero a mí no me gustan las cosas mascadas. Me apasiona crear, me divierte ofrecer cosas nuevas cada vez que visites mi web.

No he parado de hacer cosas desde que empecé el año. Si me sigues por redes (@alexander.j.cox), sabrás que he viajado a Luxemburgo para estrenar mi obra “Todavía tengo tiempo” y después hemos representado en Madrid. También he terminado mi participación en “Los dientes de leche” de UJO Teatro, y estrenaremos en octubre. Firma de libros en la Feria del Libro de Málaga, un anuncio publicitario, viajes de nuevo a Madrid… No he tenido respiro.

Sigo escribiendo la tercera parte de mis novelas, pero voy muy despacio. Los que han leído las dos primeras, me quieren matar, porque están deseando saber qué ocurre con los habitantes de Danford en esta historia final. Pero es que quiero que sea un final perfecto. Me lo estoy tomando con calma, porque el final va a ser inolvidable.

Pero sigo escribiendo. No solo la novela, también estoy escribiendo teatro. Una comedia que creo que va a dar mucho que hablar. Y en breve comienzo un nuevo proyecto, mucho más ambicioso, pero qué quieres… Soñar es gratis y si llego a conseguirlo, te va a encantar. Porque creo que puede ser algo importante.

Y todo esto es porque últimamente confío más que nunca en mi trabajo. Mi vida ha cambiado, mi percepción de mí mismo también. La necesidad de aceptación del de enfrente, la facilidad de hacer tambalearse mi autoestima. La preocupación acerca del qué dirán, ya no existe. Nada de eso existe. He aprendido, aunque sea a mi edad, a saber que lo más importante en esta vida es la forma en la que tú te ves en el espejo. Cómo esa imagen te devuelve la fuerza suficiente para enfrentarte a todos y a todo por conseguir tus objetivos. He conocido la envidia, los celos, la ira, la venganza… Y durante tantísimos años han conseguido hacerme sentir pequeñito. Hasta el momento en el que dije BASTA. Y aprendí a verme como quiero verme. A creerme lo que soy y lo que quiero llegar a ser. A escuchar las críticas constructivas y reírme de las destructivas. A quererme, en una palabra.

Y ese ha sido el comienzo del cambio. El momento en el que he puesto mi corazón por delante de todo y la visión de quien me mira ha perdido valor. Ahora la visión importante es la mía. Y es la razón por la que vuelvo a la carga, renovado por dentro y por fuera. Porque es el momento perfecto para demostrar todo lo que sé hacer.

No podemos dejar que el corazón deje de intentarlo. No debemos permitir que nuestros sueños se queden arrinconados en una esquina de nuestro día a día, dejándonos llevar por la rutina y el conformismo. No tenemos que dejar pasar la vida soñando con un “y si…” Hay que lanzarse a por todas, no importa que no haya red. Tenemos alas para volar. Tenemos fuerza para resistir los impactos y reventar el suelo con nuestros pies. Pero hay que creérselo. Y yo, ahora, me lo creo. Ahora creo en mí.

¿Y tú? ¿Crees en ti? ¿Vas a luchar por tus sueños?


NO HACE DAÑO

Porque he aprendido a tropezarme

¡Encantado de verte de nuevo!

Supongo que ahora que se acerca mi cumpleaños, mi cabeza, aunque no quiera, analiza y escudriña lo vivido y hace balance de mi situación aunque yo no quiera. Quien diga que su cumpleaños pasa sin pena ni gloria, miente. No importa si haces una gran celebración con familia o amigos, o si por el contrario, decides tumbarte en tu sofá a ver una peli ochentera rollo remember… Tu subconsciente trabaja aunque tú no lo sepas y el mío también.

Mi vida no va mal. No me puedo quejar. ¿Podría ir mejor? Por supuesto, a nadie le amarga un dulce. Pero como también podría ir peor, no tentemos a la diosa Fortuna y dejemos las cosas como están. Pasito a paso, el camino parece complicado, pero voy bien. Las prisas no son buenas consejeras como dicen, pero tampoco hay que dormirse en los laureles, como también dicen. Que la vida pasa y solo hay una, esto no es un videojuego en el que tenemos vidas ilimitadas.

No tengo miedo a equivocarme. No me asusta errar en mis decisiones. Porque al fin y al cabo, forma parte del aprendizaje. De mi propio aprendizaje. Y tengo claro, a día de hoy, que seguiré aprendiendo cada día, descubriendo que no tiene nada de malo dar lo que se dice “palos de ciego” en algún momento.

No comprendo la sensación de desagravio que sienten muchas personas a la hora de recordar lo vivido (sobre todo los errores), como si el arrepentimiento solucionara algo. Y mentiría si dijera que no me arrepiento de nada de lo que he hecho en mi vida. Hay días que sí, y otros días que no. Depende del estado de ánimo. Y eso me hace gracia, porque no sirve de nada. El pasado no se puede deshacer. ¿He descubierto algo? No, es un hecho. Básicamente.

Y además tiene un efecto rebote. ¿No lo crees? Es tan sencillo como colocarse en el punto actual y retroceder hasta ese momento del que te arrepientes y borrarlo de un plumazo; hacerlo desaparecer. ¡Pum! Ya está, ya no existe. Nunca pasó.

¿Y ahora? Ese aprendizaje desaparece, esa sensación ante algo que no debería haber ocurrido ya no existe, nunca jamás lo has sentido. Eres feliz porque te has deshecho de una situación que te hizo daño; pero al mismo tiempo que has borrado eso, también has olvidado el dolor que te provocó, y por lo tanto, no conoces ese sufrimiento. Ni ese error. Y lamentablemente, tengo que decirte, que borrarlo no te asegura que no cometas el mismo u otro fallo parecido en un futuro.

Porque al no haber cometido ningún traspiés, no hay aprendizaje de lo que está bien o mal. Una pescadilla que se muerde la cola, así lo veo yo. Si no me hubiera casado estaría mejor… Si no me hubiera comprado el coche… Si hubiera aceptado ese trabajo… ¿Qué? Tu vida sería diferente, no solo por estar soltera, cobrar más en tu trabajo o por ir andando…

ME ARREPIENTO A VECES…
ESO ES LO DIVERTIDO DE TODO ESTO

Tu vida sería distinta a todos los niveles. Existiría gente a la que no hubieras conocido nunca (y pensarás, mejor que mejor…) pero esto incluye a gente que a día de hoy podrían ser pilares importantes. Y tú serías completamente distinto, porque tampoco habrías vivido muchas de las situaciones que a día de hoy te provocan una sonrisa de felicidad.

Cuanto más pasa el tiempo, más me doy cuenta de que todo lo que vivimos nos moldea poco a poco, sin siquiera darnos cuenta. No varía la personalidad, quizás sí el carácter. Pero cada paso que damos, además de dejar una huella que no se puede borrar, marca un antes y un después en nuestro interior.

Entiendo (y eso lo da la edad, además de las experiencias) que este camino que es la vida es un trabajo unipersonal. Un recorrido solitario e independiente. Puedes ir acompañado, porque al final, existen tantos caminos que en algún momento tienes que converger con alguien, que tampoco somos ermitaños. Y esos paseos acompañados nos pueden hacer sentir bien, felices, arropados, cuidados… pero tenemos que saber que hay bifurcaciones que cuando menos lo esperemos, separarán nuestros cuerpos y se alejarán poco a poco. Y es posible que nos volvamos a encontrar, nunca es un para siempre. Pero hay que saber que este camino se recorre solo.

Y no es nada malo, ni mucho menos triste. Es una lucha diaria, y qué mejor que hacerlo con una sonrisa, con la seguridad de que todo será útil, lo bueno y lo malo.

Piensa más allá de lo que alcanzan tus ojos. Busca a través de los recuerdos, de los buenos y de los malos. Traspasa los límites de lo que te dicen que es tu máximo posible. Porque cuando arañes, rasgues y abras esa barrera que hay impuesta, te sorprenderás de lo que hay más allá.

No podemos cambiar lo que ya ha pasado. No descubro nada nuevo con mis palabras, soy consciente. Por eso mi lema es sencillo. Siempre hacia adelante, sin miedo y sin tabúes.

Y como siempre, te recuerdo que si aún no tienes estas dos pedazos de novelas, no entiendo a qué estás esperando… ¡Te sorprenderán!

¡¡PINCHA SOBRE EL LIBRO PARA ADQUIRIR TU EJEMPLAR DEDICADO!!