NO HACE DAÑO

Porque he aprendido a tropezarme

¡Encantado de verte de nuevo!

Supongo que ahora que se acerca mi cumpleaños, mi cabeza, aunque no quiera, analiza y escudriña lo vivido y hace balance de mi situación aunque yo no quiera. Quien diga que su cumpleaños pasa sin pena ni gloria, miente. No importa si haces una gran celebración con familia o amigos, o si por el contrario, decides tumbarte en tu sofá a ver una peli ochentera rollo remember… Tu subconsciente trabaja aunque tú no lo sepas y el mío también.

Mi vida no va mal. No me puedo quejar. ¿Podría ir mejor? Por supuesto, a nadie le amarga un dulce. Pero como también podría ir peor, no tentemos a la diosa Fortuna y dejemos las cosas como están. Pasito a paso, el camino parece complicado, pero voy bien. Las prisas no son buenas consejeras como dicen, pero tampoco hay que dormirse en los laureles, como también dicen. Que la vida pasa y solo hay una, esto no es un videojuego en el que tenemos vidas ilimitadas.

No tengo miedo a equivocarme. No me asusta errar en mis decisiones. Porque al fin y al cabo, forma parte del aprendizaje. De mi propio aprendizaje. Y tengo claro, a día de hoy, que seguiré aprendiendo cada día, descubriendo que no tiene nada de malo dar lo que se dice “palos de ciego” en algún momento.

No comprendo la sensación de desagravio que sienten muchas personas a la hora de recordar lo vivido (sobre todo los errores), como si el arrepentimiento solucionara algo. Y mentiría si dijera que no me arrepiento de nada de lo que he hecho en mi vida. Hay días que sí, y otros días que no. Depende del estado de ánimo. Y eso me hace gracia, porque no sirve de nada. El pasado no se puede deshacer. ¿He descubierto algo? No, es un hecho. Básicamente.

Y además tiene un efecto rebote. ¿No lo crees? Es tan sencillo como colocarse en el punto actual y retroceder hasta ese momento del que te arrepientes y borrarlo de un plumazo; hacerlo desaparecer. ¡Pum! Ya está, ya no existe. Nunca pasó.

¿Y ahora? Ese aprendizaje desaparece, esa sensación ante algo que no debería haber ocurrido ya no existe, nunca jamás lo has sentido. Eres feliz porque te has deshecho de una situación que te hizo daño; pero al mismo tiempo que has borrado eso, también has olvidado el dolor que te provocó, y por lo tanto, no conoces ese sufrimiento. Ni ese error. Y lamentablemente, tengo que decirte, que borrarlo no te asegura que no cometas el mismo u otro fallo parecido en un futuro.

Porque al no haber cometido ningún traspiés, no hay aprendizaje de lo que está bien o mal. Una pescadilla que se muerde la cola, así lo veo yo. Si no me hubiera casado estaría mejor… Si no me hubiera comprado el coche… Si hubiera aceptado ese trabajo… ¿Qué? Tu vida sería diferente, no solo por estar soltera, cobrar más en tu trabajo o por ir andando…

ME ARREPIENTO A VECES…
ESO ES LO DIVERTIDO DE TODO ESTO

Tu vida sería distinta a todos los niveles. Existiría gente a la que no hubieras conocido nunca (y pensarás, mejor que mejor…) pero esto incluye a gente que a día de hoy podrían ser pilares importantes. Y tú serías completamente distinto, porque tampoco habrías vivido muchas de las situaciones que a día de hoy te provocan una sonrisa de felicidad.

Cuanto más pasa el tiempo, más me doy cuenta de que todo lo que vivimos nos moldea poco a poco, sin siquiera darnos cuenta. No varía la personalidad, quizás sí el carácter. Pero cada paso que damos, además de dejar una huella que no se puede borrar, marca un antes y un después en nuestro interior.

Entiendo (y eso lo da la edad, además de las experiencias) que este camino que es la vida es un trabajo unipersonal. Un recorrido solitario e independiente. Puedes ir acompañado, porque al final, existen tantos caminos que en algún momento tienes que converger con alguien, que tampoco somos ermitaños. Y esos paseos acompañados nos pueden hacer sentir bien, felices, arropados, cuidados… pero tenemos que saber que hay bifurcaciones que cuando menos lo esperemos, separarán nuestros cuerpos y se alejarán poco a poco. Y es posible que nos volvamos a encontrar, nunca es un para siempre. Pero hay que saber que este camino se recorre solo.

Y no es nada malo, ni mucho menos triste. Es una lucha diaria, y qué mejor que hacerlo con una sonrisa, con la seguridad de que todo será útil, lo bueno y lo malo.

Piensa más allá de lo que alcanzan tus ojos. Busca a través de los recuerdos, de los buenos y de los malos. Traspasa los límites de lo que te dicen que es tu máximo posible. Porque cuando arañes, rasgues y abras esa barrera que hay impuesta, te sorprenderás de lo que hay más allá.

No podemos cambiar lo que ya ha pasado. No descubro nada nuevo con mis palabras, soy consciente. Por eso mi lema es sencillo. Siempre hacia adelante, sin miedo y sin tabúes.

Y como siempre, te recuerdo que si aún no tienes estas dos pedazos de novelas, no entiendo a qué estás esperando… ¡Te sorprenderán!

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QUEER AS FOLK

Queer as folk (2000)


Creación: Russell T. Davies

Reparto: Gale Harold, Hal Sparks, Randy Harrison, Peter Paige, Scott Lowell, Michelle Clunie, Thea Gill, Robert Gant y Sharon Gless

Temporadas: 5

Episodios: 82

SINOPSIS

Queer as folk retrata la vida de un variopinto grupo de amigos homosexuales residentes en Pittsburg (Pensilvania). Michael, Brian, Emmett y Ted son amigos desde siempre. Junto a ellos, Melanie y Lindsay, pareja consolidada, Debbie, la madre defensora de Michael o Justin, joven recién salido del armario, viven sus vidas cada día, buscando la felicidad, la estabilidad y un futuro lleno de felicidad. Aunque no siempre resulta fácil.

OPINIÓN PERSONAL DE «QUEER AS FOLK»

Un triunfo del siglo XXI. Es mi sincera opinión acerca de ésta serie de la que te hablo hoy. Conseguir una serie que contara la vida de un grupo de amigos gays, era como conseguir el vellocino de oro para Jasón. Parecía imposible. Y la cadena Showtime decidió arriesgarse y fue un tremendo éxito.

La serie está basada en la serie británica del mismo nombre, estrenada el año anterior. Sorprendentemente, el remake americano disfrutó de un éxito mucho más grande a nivel mundial. Y en España, pudimos disfrutar de el, allá por el 2006 (sólo seis años de espera, cuando la serie ya había finalizado, increíble) y fue Cuatro, una cadena relativamente nueva por entonces la que se arriesgó en un país con tantos tabúes como el nuestro, a comprarla y mostrárnosla, eso sí, a altas horas de la madrugada. Es una lástima que una cadena que prometía tanta trasgresión haya sido absorbida por la decadente Mediaset.

Ya los títulos de crédito de por sí son un claro precedente de que lo que vas a ver no te va a dejar indiferente. Me encantaría creer que de la misma forma que a mí los devenires de los inquilinos de Melrose Place me hacían disfrutar, llorar y estar en tensión, Queer as folk despertó esos sentimientos en el público heterosexual. Porque Michael está enamorado de su mejor amigo, Justin está en plena adolescencia y quiere expresarse tal y como es. Ted no se quiere a sí mismo tal como es, Brian se quiere demasiado y hace daño a los demás para que no le hieran antes. Y así es esta serie. La lucha por ser feliz recorriendo tu propio camino. La serie nos muestra la realidad poco conocida de una gran parte del colectivo, apoyada por unos guiones de una calidad abrumadora, una puesta en escena realista y un elenco que rebosa frescura y ganas.

Un grupo de personajes que trata de mostrar diferentes personalidades dentro de la comunidad lgtb de la época, añadiendo también con personajes recurrentes y episódicos, un abanico tan amplio como escaso a nivel humano. Es decir, cada persona es diferente al resto, aunque ciertas actitudes, reacciones o acciones son comunes en gran cantidad de personas. Pues eso trata de reflejar esta serie, escapar de los clichés, de los tópicos típicos que había ofrecido el cine y la televisión de personajes lgtb. Y lo consigue, creando un grupo heterogéneo de amigos que aunque caminan hacia delante todos juntos, poseen la suficiente personalidad como para recorrer ese camino a su forma, con sus errores y sus aciertos. Y con su forma de ser. Única y particular. Y creo que eso es lo que hace a ésta serie tan especial para el público lgtb. Salvando las distancias, fue nuestro “Sensación de vivir”, nuestro “Friends” particular. La comunidad gay era mostrada tal y como era. Con lo bueno y con lo malo. Con los excesos de algunos personajes, con los amores no correspondidos, con el rechazo, con el miedo a envejecer, con los nuevos amores. Matrimonios, rupturas, nuevos trabajos, lágrimas, música, sexo, amor, envidia, celos, risas… Vamos, igual que las series anteriores. Una serie de sentimientos igual que todas las demás, pero en la que los protagonistas son lgtb.

La serie trabaja muy bien la dualidad drama-comedia. Sabe cómo llegar al punto álgido de cada escena para provocarte ese pequeño gemido contenido y al momento relajarte con una situación fresca y desenfadada. Analizando las tramas, no creas que es una serie sobre gays, nada más alejado de la realidad. Sí, sus personajes son gays, pero lo interesante de esto es conocer las tramas que rodean a los personajes, sean gays o no. Ahí creo que radica el éxito de esta serie.

El elenco enamora desde el primer episodio. En él conocemos a cada uno de ellos y podemos conocer el rol que ocupan en el grupo de amigos. ¿O no? A medida que avanza la serie, descubrimos que cada persona tiene tantos matices, tantos giros en su mente, que esos roles que creíamos al principio se desdibujan para mostrar a unas personas totalmente diferentes a como creíamos a primera vista.

Gale Harold, alias Brian Kinney, es uno de los personajes más carismáticos de la historia de la televisión; le odias y le amas a partes iguales, no hay término medio. Randy Harrison, Justin, crea un personaje tan dulce, inocente y con buen corazón que es imposible no encariñarse con él; y eso que insiste hasta la saciedad en su afán por estar con Brian y eso sacaría de quicio a más de una persona, pero su ternura hace que te olvides de todo. Y así podría seguir con todos los personajes que conforman esta maravillosa serie. Porque Michael es mi favorito por tantas razones que no acabaría nunca… Pero prefiero que te pique el gusanillo y te aventures a descubrirla. Y si ya la has visto, pues mira, una revisión tampoco estaría mal ¿no?

Aún a día de hoy me hace sonreír alguna que otra crítica en la que algunas personas del colectivo LGTBIQ+ se sienten ofendidos por esta serie, pues «no les representa» o «muestra una visión del universo gay exagerado y exacerbado». Desde mi humilde opinión, están equivocados, puesto que todos sin excepción, han sido alguna vez un Michael, un Justin, un Ted o un Brian. Aunque les pese y les toque la moral admitirlo. Es así. No es necesario verse representado al 100% en una serie o en una película. Es ficción, nunca lo olvidemos. Pero reconozcamos que todos sabemos que Babylon existe en cada ciudad y lo que ocurre allí también. Y eso no implica que todos hayamos visitado esas esquinas oscuras… ¿Que no sabes qué es Babylon? Pues ya sabes, busca la serie y comienza a echarle un vistazo. Te va a gustar.

Un canto a la igualdad, a la libertad de amar a quien se quiera, que es como debería ser cualquier sociedad mínimamente civilizada. Ya, nos queda tanto por recorrer…

Cuéntame si conocías esta serie, si la has visto, si te gustó como a mí… ¡Nos vemos por el mundo!


BEAUTIFUL THING (o aprender a ver la vida con otros ojos)

Beautiful thing (1996)


Dirección: Hettie MacDonald

Reparto: Glenn Berry, Scott Neal, Linda Henry, Ben Daniels y Tameka Empson

SINOPSIS

Un barrio humilde del sureste de Londres. Jamie, un joven que vive con su madre. Ste, otro joven que vive con su padre y su hermano mayor. Jamie no quiere ir a clase porque se meten con él. Ste está cansado de las palizas de su padre y de su hermano. Son vecinos y casi ni se hablan. Hasta que el amor surge entre ellos de la forma más sincera y sencilla.

OPINIÓN PERSONAL DE «BEAUTIFUL THING»

Es divertido el cerebro humano. Resulta muy interesante la manera en que me he decidido a hacer ésta reseña hoy. Por una canción. Te explico; hace unos días vi la película “Free Guy” de Ryan Reynolds (una película de acción bastante divertida para echar una tarde de domingo). Pues bien, en cierto momento de la película, suena la canción “Make your own kind of music» de Mama Cass y mi cuerpo se eriza de la misma forma que lo hizo la primera vez que la escuché. Y esa primera vez fue en la película de la que te voy a hablar hoy.

Hace 25 años que se estrenó “Beautiful thing” y mirando hacia atrás, me parece increíble haber estado presente, sintiendo cada fotograma de esta bella historia de amor. Cómo pasa el tiempo. Es sorprendente saber que hay pequeñas joyas que no han llegado a todo el mundo y deberían. Ésta es una de ellas. “Beautiful thing” es un retrato intimista, crudo, duro pero esperanzador canto al amor. No hay espacio en sus escasos 90 minutos para sentimentalismos de cliché, para dramatismo exacerbado ni para surrealismo que trate de vendernos algo que no existe ni existirá. Esta historia es tan simple, tan del día a día, que podría ocurrirte a ti, o estar sucediendo en la puerta de al lado.

Uno de los alicientes que hacen de esta película algo tan especial es que es británica. La forma de filmar de éste país es muy diferente al estilo americano, de esto ya he hablado muchas veces. Un barrio londinense, actores desconocidos, una historia intimista y una dirección de actores que consigue que realmente creas estar viviendo en ese barrio de clase obrera. Y es que hablamos de 25 años atrás, y somos espectadores del descubrimiento de extraños sentimientos que no eran los “correctos”, y cómo todos los personajes afrontan esa realidad. Una delicia, sin más.

En ésta historia no encontramos fornidos muchachos ni madres perfectas en un entorno idílico. Podemos ver la realidad de todo un barrio humilde (discusiones entre vecinos, drogas, malos tratos, abandonos, absentismo) y descubrir que entre toda esa tristeza y desorientación general, el amor puede surgir de la forma más bella e inesperada. Y no hablo del amor gay, porque creo que en esta película, no se trata el amor gay o heterosexual. Quizá sea esa pequeña connotación la que impregna la historia de ese gran realismo. Es una historia de amor, más difícil y confusa que una historia de amor a la que estamos acostumbrados a ver en el celuloide, pero así es.

El elenco, formado por actores y actrices desconocidos a nivel mundial, ofrece unas interpretaciones sinceras, equilibradas y consiguen atrapar al espectador desde el primer minuto. Las justas dosis de un humor irónicamente trágico, de una dureza dolorosa, sin caer ni en el humor absurdo ni en el drama más irreverente. La medida exacta para delinear unas personalidades muy marcadas: soledad, frustración, ira, dolor; las gotas necesarias para crear el coctel perfecto.

El final es un canto a la libertad, al amor en mayúsculas, y no sólo al amor “gay”, sino a ese sentimiento que como dice la canción debe hacer que hagas tu propia música y cantes tu propia canción. Que olvides lo que te quieran hacer creer que es correcto y simplemente vivas tu vida para ser feliz, sin importar el qué dirán.

Como detalle  informativo a título personal (y es más de lo que suelo hacer por aquí, pero me apetece que lo sepas), gracias a ésta película conocí, como dije al principio de la reseña esa maravillosa canción que es “Make your own kind of music” de la fabulosa Mama Cass. La película se estrenó en el año 1996, que fue mi momento de aceptación, de “dar el paso” y comenzar a descubrir todos esos sentimientos que había mantenido ocultos. Pues bien, ésta película, y ésta canción (y por supuesto el momento en que la canción hace su aparición en la historia) forman parte de mi historia personal, y sí, ya me conoces, se me saltaron las lágrimas al oír ésta canción de nuevo. Si es que soy así de sentimental, no lo puedo evitar…

Pero bueno, lo importante es que te invito a que descubras ésta preciosa película de mediados de los 90 y disfrutes de la perfecta combinación que se crea cuando un guion, una dirección, unos actores y una música se fusionan llenándolo todo de amor.

¿Conocías ésta película? ¿Te gustaría descubrirla? Déjame tus comentarios más abajo…

Nos vemos en la próxima!!!


LA MÁS FUERTE

La más fuerte (2021)


Ubicación: 7 de noviembre en Sala OFF, La Latina (Madrid)

Autores: August Strindberg

Dirección: D. G.

Reparto: Luna Lobato y Sonia Ocampo

SINOPSIS

Una cafetería. Dos mujeres frente a frente. Una habla y la otra calla. Una tiene mucho que contar; la otra no le queda más remedio que escuchar. Una lucha entre el silencio y la palabra. Una infidelidad, una mujer herida. Un monólogo lleno de reproches, ataques, dolor y resurgimiento tras la caída.

HISTORIA

«La más fuerte» es una pieza teatral corta de un sólo acto, que Strindberg escribió para su mujer Siri Von Essen, la cual poseía inquietudes teatrales aunque nulas aptitudes. Escrita en 1888 para tratar de crear un nuevo teatro experimental en Copenhague, es considerada a día de hoy, como uno de los más increíbles monólogos de la historia del teatro. Y se le considera monólogo, aunque la pieza nos muestra a dos mujeres, una de ellas nunca hablará, siendo la otra la única que habla. 

OPINIÓN PERSONAL DE «LA MÁS FUERTE»

Antinomia Teatro recupera uno de los textos más brutales del gran escritor Strindberg y redibujan una historia vista desde una nueva perspectiva. La compañía se sumerge en la psique humana en un espectáculo lleno de simbolismos y elementos oníricos.

El director, D.G. nos ofrece una nueva visión del famoso texto de Strindberg, entre dos mujeres en una cafetería, en la que una vomita todo su dolor y su rabia mientras la otra escucha sin emitir palabra alguna, transformando la historia de un espacio externo y realista hasta convertirla en la psique autodestructiva y tóxica de la protagonista.

En esta revisitación de «La más fuerte», Amelia es la protagonista (en la obra original, Amelia es el personaje que escucha en silencio), mientras que el personaje que escucha es su sombra, su reflejo, su parte oscura. Amelia ataca una y otra vez a su sombra con las palabras, tratando de avanzar una y otra vez, y chocando, también una y otra vez, con la realidad de su propio yo. Esa lucha interna de Amelia por afrontar la realidad de su ser, ese camino por recorrer para descubrir que lo importante es amarse uno mismo, ese descubrimiento del cierre de un círculo que ella misma descubre en su monólogo.

Dos actrices realizan la creación de Amelia y su sombra. Sonia Ocampo es la encargada de dar vida a Amelia y cargar con el peso «textual» de la obra, mientras que Luna Lobato la rodea durante todo el espectáculo como el espejo al que Amelia se enfrenta sin parar durante toda la obra. Dos actrices jóvenes que impregnan el espacio de una sensación de «mal rollo», de ese sentimiento de incomodidad placentera, de qué está pasando aquí, de una sensación de «por dónde va a salir esto».

Y es que las imágenes que el director crea en diferentes momentos de la obra son de una gran belleza, altamente inspiradas en piezas artísticas de todas las épocas. El juego de luces acompaña a un espacio sonoro muy acertado que envuelve una escenografía tan sencilla como justa. Una mesa, dos sillas y un traje de novia crucificado en el centro. La muerte de la moral cristiana, de lo establecido, de algo latente entre nosotros aunque no seamos plenamente conscientes de ello.

El simbolismo de la fruta nos ofrece momentos duros, crueles, dolorosos, nunca esperanzadores. Plátanos, manzanas, fresas… Referencias fálicas, numerología oculta, armonía que aparece y desaparece, equilibrio que creemos que va a instalarse en la protagonista y de pronto se diluye como el humo. La fruta, alimento de corta vida y rápida putrefacción, nos muestra lo orgánico de la visión de éste director.

A nivel personal, he de ser sincero, me ha emocionado en bastantes momentos (ya, soy de llorar, pero es que ha habido bastantes momentos muy intensos); los lanzamientos sensoriales que tanto el director como las propias actrices escupen al público me han sorprendido. Las miradas desafiantes de la sombra traspasan a Amelia para dirigirse directamente hacia el público, haciéndole partícipe de todo lo tóxico que envuelve a este personaje. Un personaje, que muy a nuestro pesar, se esconde en cada uno de nosotros (aunque a algunos les sea más fácil lidiar con él que a otros), por eso cada mirada, cada sonrisa maliciosa, cada risa, golpean como un puñetazo en medio del pecho. Dos actrices con una gran fuerza dramática, se enfrentan en una lucha titánica, en un tira y afloja desacompasado, todo por conseguir ser la más fuerte; o al menos, hacer salir a la luz a la más fuerte. Aquella que afrontará salir adelante sin miedo, sin excusas, con ganas.

De camino a Madrid a principios de este mes, en la sala OFF La Latina.

¿Ya habéis visto este montaje? ¿Os gustó? Espero vuestros comentarios y opiniones.


LA MÁS FUERTE en La Nave 2021



COMENZAR DE NUEVO

Frenar para tomar impulso tampoco es tan malo…

¡Hola de nuevo visitante de mi universo!

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que dejé mis pensamientos por aquí y te pido disculpas por haber desaparecido tan de golpe y sin ofrecer ninguna explicación. Pandemia aparte, puesto que hubiera sido un gran momento para volcarse con más intensidad en estos menesteres, pero a mí me creó el efecto contrario. Un bloqueo a la hora de escribir, no solo frenó la creación de la tercera y última parte de “Suicidio del 97” y “No fue un suicidio si aún estás aquí”, sino que cortó de lleno las ganas de escribir sobre cualquier cosa.

Y lo mejor que pude hacer ante esa situación fue no forzarla. Asumir que ese momento de negación había llegado y recibirla con una gran sonrisa, los brazos abiertos y la positividad suficiente para admitir que simplemente era un mero trámite para continuar un poco más adelante.

Escribir no es fácil, quien lo haya intentado sabrá que no se puede obligar al cerebro a crear sin ton ni son, por lo que en un momento así, mejor dejar el teclado a un lado, guardar el bloc de notas o apagar la grabadora. Y eso hice yo. Hasta hoy, que todo ha vuelto a la normalidad, o mejor dicho, todo está recolocado como yo quería que estuviera. Porque al fin y al cabo, lo pasado también forma parte de mi normalidad personal.

Todo en ésta vida tiene un por qué, todo tiene una razón de ser y un sentido. Es posible que a veces no sepamos entender o inconscientemente no queramos aceptar, pero es tan real como la vida misma. Y es que la vida son pruebas, pasos, caminos, atajos y atascos. Tan simple como una carrera de fondo en la que corres solo como individuo, sin nadie alrededor. Tu propio y solitario maratón. Y es por eso, que sin tener a nadie a tu lado con quien competir, puedes permitirme la licencia de recorrer todo tu camino de la forma que tú prefieras. Habrá momentos en los que corras con todas tus fuerzas hasta quedarte sin aliento; otras veces pasearás con lentitud, redescubriendo tu alrededor y disfrutando de él. Podrás incluso sentarte a descansar y recordar como fuiste, asimilar como eres y planificar como quieres ser. Todo vale en tu camino.

NADIE TE PUEDE JUZGAR

Y quien lo haga, simplemente ha perdido su propio camino, y desea que te pierdas de la misma forma.  Envidia, miedo, egoísmo, rabia, llámalo como quieras. No pidas disculpas por aprender a caminar en soledad, buscando tu propio destino, luchando por tu futuro personal. No, no pidas disculpas. Nunca.

Pues al final, eso necesitaba yo. Cambiar el ritmo de mi carrera, puesto que entre atajos y atascos estaba a punto de perderme y no quería dejar de divisar mi horizonte. La necesidad de reconectar conmigo mismo, frenar tras una pandemia que a todos nos ha hecho mella, sobre todo psicológicamente. El miedo ante una serie de cambios como individuos que nos marcarán de por vida, y sobre todo que nos han modificado la forma de ver la vida. Al menos a mí.

Y por todo esto y por lo que me dejo en el tintero para no aburrirte mucho, arranco de nuevo con más fuerza si cabe para seguir recorriendo este camino personal y profesional. ¡Estoy encantado de recorrerlo contigo!

¡¡Hasta la próxima!

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¿POR QUÉ LO LLAMAN AMOR CUANDO QUIEREN DECIR SEXO? (o cuando las mentiras quiebran un corazón inocente)

Alexander J. Cox Reseña

¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? (1993)


Dirección: Manuel Gómez Pereira

Reparto: Verónica Forqué, Jorge Sanz, Rosa María Sardá, Fernando Guillén, Fernando Valverde, Elisa Matilla e Isabel Ordaz

SINOPSIS

Gloria es una mujer que trabaja en un peep shop realizando espectáculos de sexo en vivo con su amigo gay Kareem. Una noche, la pareja artística de Gloria aparece enfermo en el local con un sustituto para el espectáculo, Manu. Un joven con problemas con el juego que necesita urgentemente dinero para pagar sus deudas. Decide formar pareja artística con Gloria, comenzando un viaje de descubrimiento para ambos; mentiras, amores y enredos comienzan a sucederse, creando una y mil situaciones disparatadas.

OPINIÓN PERSONAL DE «¿POR QUÉ LO LLAMAN AMOR CUANDO QUIEREN DECIR SEXO?»

Hoy me apetecía retroceder a los noventa con una comedia española dirigida por Manuel Gómez Pereira. Una película natural, que si acaso pasó desapercibida en su momento, no deja de ser amena de visionar. La historia, como casi todas las que cuenta este director, está realizada en base a los enredos que se crean a través de las mentiras (Salsa rosa, Todos los hombres sois iguales o Reinas) y su desenlace final tras descubrirse todos estos engaños. Con esta premisa, el director arranca esta historia que si en un principio puede parecer girar en torno al mundo del porno en vivo, se distancia dejando en un segundo plano ese mundo (que para aquella época era algo bastante escandaloso) para centrarse en las relaciones humanas.

No te dejes engañar por el título. No es una película subida de tono, a pesar de la trama. Alguna imagen de desnudo superior (sobre todo femenino), pero poco más. Esta comedia sencilla y ligera nos habla sobre la confianza, el amor y los errores que cometemos al traicionar ambos conceptos. La diferencia abismal entre clases sociales está muy marcada en los personajes, tanto con los protagonistas, como con los personajes que les rodean. En aquella época, la clase alta y la clase baja se muestran claramente delineadas, marcadas muy limpiamente para que no exista lugar a equívoco, sobre quien está en el escalafón más alto y mira a sus inferiores desde allí arriba.

El personaje de Gloria es, para mí, uno de los personajes más dulces e inocentes que he visto en el cine español. Dedicándose al mundo del porno en vivo, el personaje de Verónica Forqué posee esa candidez infantil de alguien que no cree en la maldad del ser humano. No concibe las mentiras, se entrega en cuerpo y alma en todo lo que hace y se enamora con la facilidad con la que se abre un botellín de agua. Dentro de la gran comicidad que posee el personaje (y que Forqué engrandece con su vena cómica), se esconde una fragilidad tan fácil de quebrar como una pompa de jabón. Y ahí entra el personaje de Jorge Sanz, Manu, para poner patas arriba la organizada vida de Gloria, colocándola en situaciones que ella nunca hubiera imaginado.

Verónica Forqué, el mismo año que estrena “Kika” de Almodóvar, se embarca en esta comedia, que sin reportarle el reconocimiento que a mi parecer merece, deja un buen sabor de boca tras su visionado. Siendo dos personajes tragicómicos, gana Kika por goleada, en gran parte debido a la fama consolidada de su director. Jorge Sanz se encontraba por aquellos años en su estado de gracia. Joven, atractivo y rebosante de trabajo. Tras el éxito internacional (nominación a los Oscar incluida) de “Belle Epoque”, participó en la película de la que hoy te hablo. Salvando un personaje con pocas aristas, acompaña a Verónica en el viaje de esta a través de todo el metraje, siendo ella la que mantiene el peso de la historia. Los padres de Manu, Rosa María Sardá y Fernando Guillén conforman un matrimonio cuanto menos entretenida. Y no necesariamente por las acciones que realizan o por las situaciones exageradas que se podrían crear. La madre de Manu, obsesionada por la perfección y el qué dirán, se ve envuelta en momentos realmente divertidos, en los que chocan las personalidades de la “novia” de su hijo y ella misma.

Una película llena de enredos, malentendidos y muchas mentiras. Como la mayoría de las comedias de Manuel Gómez Pereira, no esperes carcajadas sin freno, ni situaciones exageradamente alocadas. Sus comedias son livianas, excluyendo de su guion comicidad grosera o de mal gusto. Si por algo se caracteriza este director es por este tipo de comedias de enredos, a veces con algún toque picante, pero poco más. Experto en conseguir que te sientes en tu sofá para disfrutar de historias llanas, humildes y sin pretensiones exageradamente

Y bueno, al final, te recomiendo esta película si no la has visto, puesto que además de ser una comedia campechana con momentos y diálogos para echarse unas risas, el trasfondo acerca de la confianza que depositamos en la gente que nos rodea da que pensar.

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