VACACIONES

Escapada de cuerpo y mente

Me voy de vacaciones. No pretendo darte envidia, puesto que me voy de vacaciones de la web. Simplemente. Necesito desconectar del trabajo semanal, para prepararme para lo que se avecina este otoño, que va a resultar bastante interesante.

Pero si te ocurre como a mí, que no puedes viajar (aunque te gustaría) por los motivos cualesquiera que sean, te animo a que disfrutes de un tiempo de desconexión de tu rutina, da igual cómo, da igual dónde.

Ha sido una mitad de año bastante movidita para mí. Si me sigues por redes, o incluso por aquí, sabrás que he estado muy ocupado con diferentes proyectos.

Hace poco que le dije adiós a Danford. Terminé la última parte de mi trilogía que empezó con «Suicidio del 97» y continuó con «No fue un suicidio si aún estás aquí». Tengo que reconocer que este final me ha costado bastante. Primero por querer dar un cierre perfecto a una historia que ha cubierto tres décadas en la pequeña ciudad de Danford. Y segundo, por despedirme para siempre de unos personajes que me han acompañado durante mucho tiempo. Puede parecer algo absurdo para muchos, pero saber que no voy a continuar expandiendo la vida de Eddie, Daniel o Sarah, se me hace muy extraño.

Durante el mes de junio me estrené como presentador en el programa «Málaga de cerca», presentado por Luis Algoró, que tras una entrevista sobre el estreno de mi obra “Todavía tengo tiempo”, me ofreció la oportunidad de presentar una pequeña sección titulada «Cultura de cerca». Y por supuesto, no desaproveché la oportunidad. En esta sección puedes ver los programas en los que intervine. Cierto es que solo fueron cuatro programas, porque la temporada estival les ofrecía a todo el equipo unas merecidas vacaciones, pero para mí fue una experiencia increíble. El programa volverá en septiembre. ¿Lo haré yo? Pues sinceramente, ojalá, puesto que me gustó mucho formar parte de este proyecto. Os mantendré informados…

Comencé un nuevo proyecto teatral escrito por Elio Irmao, titulado «Los secretos veranean en Bardolino» y estrenamos en septiembre, por lo que los ensayos han sido intensos, estudio de texto y movimientos, puesto que ahora en agosto hacemos parón y tenía que quedar el montaje terminado. Para a comienzos de septiembre hacer los ensayos previos al estreno.

Junto a este estreno, volveremos a los escenarios con «Todavía tengo tiempo» y con «Poeta en nueva York», por lo que estaré sobre los escenarios por partida triple. ¿Quién da más? Van a ser varias semanas moviditas, pero tengo muchas ganas de esa sensación de subirme de nuevo a las tablas. Al final de este artículo te dejaré las fechas y lugares por si te animas a ver alguna de ellas (o las tres, por supuesto).

También concluí una nueva comedia teatral «Esto no es un cuento de hadas», que aunque por desgracia no consiguió clasificarse en un concurso al que la presenté, saldrá adelante dentro de no mucho tiempo. Y como escribir era una de mis rutinas, comencé otra comedia LGTBI, que se quedó a medias cuando el señor Lorenzo empezó a calentar más de la cuenta.

Así que la razón más importante de estas «vacaciones» es el clima que me rodea. Este calor sofocante, me tiene totalmente apagado a nivel inspiración. Y cada día trato de sentarme a escribir, pero mi musa debe estar en algún sitio mucho más fresco que este, tomándose un daikiri a mi salud. Así que, en vez de sabotearme y obligarme a sentirme mal por no encontrar los puntos para continuar con esa rutina, prefiero parar, respirar, tomar fuerza y volver cuando este calor nos abandone.

Tampoco voy a ampliar mucho más este mensaje, simplemente desearte un feliz verano y que nos vemos en septiembre ¡con muchas cositas nuevas!

FECHAS DE ESTRENO:

16/09 Poeta en Nueva York (Alcalá de Guadaira – Sevilla)

17/09 Poeta en Nueva York (Alcalá de Guadaira – Sevilla)

22/09 Poeta en Nueva York (Estepona – Málaga)

23/09 Los secretos veranean en Bardolino (Sala Maynake – Málaga)

24/09 Los secretos veranean en Bardolino (Sala Maynake – Málaga)

30/09 Todavía tengo tiempo (Sala Mainake – Málaga)

01/10 Todavía tengo tiempo (Sala Mainake – Málaga)

07/10 Todavía tengo tiempo (Sala Mainake – Málaga)

08/10 Todavía tengo tiempo (Sala Mainake – Málaga)

20/10 Los secretos veranean en Bardolino (La Caja Blanca – Málaga)

28/10 Los secretos veranean en Bardolino (Alcalá de Guadaira – Sevilla)

03/11 Los secretos veranean en Bardolino (Las Lagunas – Mijas)

11/11 Los secretos veranean en Bardolino (Vicente Espinel – Ronda)

ORGULLO

Preguntas sin respuesta en un mundo absurdo

Se acaba el mes del Orgullo y no quería dejar de escribir mi sentimiento ante todo esto. Que no es ni bueno ni malo, es mi interior preguntándose una y otra vez el por qué. Cómo es posible que a día de hoy, sigamos luchando por vivir. POR VIVIR. Por ser felices en nuestra vida, que es solo nuestra, no es asunto de nadie.

Lo que vas a leer a continuación no pretende ser un adoctrinamiento, ni un panfleto que busque modificar las creencias, pensamientos y opiniones de nadie. Con la edad que tengo, he aprendido que hay ciertos aspectos del ser humano que nunca cambiarán. Por mucho que tratemos de hacer ver al de enfrente que existen más aristas de las que cree ver. Es una batalla perdida de antemano.

Y no es derrotismo, ni muchísimo menos. Es la realidad que a día de hoy se sigue rumiando entre los sectores más conservadores de nuestra patria. El sentimiento de estar retrocediendo y no saber cómo luchar contra ello. Cómo ese odio se transmite de generación en generación. Se impregna de padres a hijos, y crece cada vez más, porque por desgracia, cada día que pasa, la gente es más y más radical en su percepción de lo correcto. QUE PENA MÁS GRANDE.

Siempre, y no solo ahora, me he preguntado lo mismo. Aunque de diferentes formas. Cuando era más joven, y no entendía ese odio contra lo «no normal», me cuestionaba la razón por la que a la gente le importaba lo que yo hiciera con mi vida. Que mi vida era mía y yo podía amar a quien yo quisiera.

Pero a día de hoy, mi cuestión ha colocado la pelota en el tejado del que se opone a aceptar que cada uno es como es, le pese a quien le pese. Y me lo pregunto cada vez que leo, escucho, veo noticias que parecen haber salido del NO-DO en vez de alguien que vive en el siglo XXI.

¿En qué modifica tu vida, mi forma de vivir?

¿Ame a quien ame yo, tu vida cambia?

¿Te levantas cada mañana y lo que yo haga, en qué te afecta?

EN NADA

Esa es la realidad, pero no entiendo por qué hay gente que aún sigue actuando de esta forma. Como si las actitudes de otro, rigieran su propia vida. Y no, perdón, pero no.

Yo, que no soy perfecto, no soporto muchos aspectos o actitudes de personas independientemente de su orientación sexual o género. Pero es mi problema, es mi trabajo interior, el hacer que no me afecte. No lo soporto, pero no rige mi día a día.

¿Por qué para muchos debe hacerse todo como ellos quieren?

¿Quién tiene la verdad absoluta entre sus manos?

NADIE, SEÑORAS Y SEÑORES

Ese es mi pesar cuando me paro a analizar la sociedad en que vivimos. Que alguien que no me conozca, se vea en la situación de decidir lo que me merezco o no. Los derechos de los que puedo disfrutar y de los que no. Por el simple hecho de no querer entender, que la vida de cada uno es de cada uno.

Que bastante difícil es luchar cada día con uno mismo por salir adelante en todos los campos de la vida, como para encima perder el tiempo (Y REPITO, PERDER EL TIEMPO) opinando y atacando al vecino por algo que a uno ni le va ni le viene.

A mí no me importa si un niño (que no soy nada paternal, los que me conocen lo saben) es criado por uno, dos iguales o dos diferentes. Un niño va a ser tratado con amor, independientemente de quién le de ese amor.

Pero siempre hay alguien que negará esta afirmación.

¿Es que un matrimonio heterosexual va a criar mejor a un hijo que una pareja homosexual?

Entiendo, por la oposición de mucha gente a ello, que sí. Porque todas las parejas heterosexuales que deciden separarse, lo hacen en medio de piruletas y algodón de azúcar. Porque los matrimonios heterosexuales casi nunca se divorcian, no se hacen la vida imposible, no se despellejan en un juicio, no usan a su hijo como moneda de cambio, no le infectan desde bien pequeño para el rechazo contra su otro progenitor. ES CIERTO. Esto no pasa. Me lo acabo de inventar, porque para eso soy novelista.

La vida heterosexual no tiene mácula alguna y es la correcta. Porque no existe ninguna falla en ella. Esa es la gran diferencia que parecen ver muchos en todo este galimatías, en el que luchamos contra paredes de cemento, alimentadas desde bien pequeñas por esos albañiles de antaño que no han evolucionado lo suficiente como para darse cuenta que todo lo que siembran en sus pequeños, les perseguirá toda la vida como un error de sistema, aunque ellos crean que su software está actualizado.

Y por supuesto que este artículo es personal porque formo parte del colectivo como gay, pero mis preguntas no se lanzan desde el miedo de estar en este lado de la barrera. Es algo tan simple como ¿POR QUÉ TE PREOCUPA TANTO LA VIDA DE LOS DEMÁS?

¿Tan infeliz eres que necesitas mirar hacia fuera, y ese dolor y tristeza de ser como eres, vomitarlo en forma de odio y oposición a que el resto viva su felicidad como le plazca?

PUES PARECE SER QUE SÍ.

Y hay quien lo dice a la cara y quien lo maquilla. Y esa aceptación encubierta también es falta de inteligencia emocional. Cualquier persona cercana a tu círculo, que aunque te acepte, apoya a cualquier acción que vulnere tus derechos, es homofobia. Y da igual si es tu hermano, tu tío o tu cuñado. De nada sirve sonreír en una fiesta de cumpleaños y brindar por un año más en nochevieja, si a la hora de apoyar la igualdad de derechos como ser humano, se aleja de tu bando para irse al de enfrente.

LO SIENTO PERO NO.

Eso sí, lo que más me gusta de todo esto, es que por mucho que sigan pensando que el colectivo es una minoría… No lo es. Ya no. Porque todas las generaciones que están por venir, tienen una fuerza muy potente para enfrentarse al mundo. Y solo tienen que saber, que lo que hagan, sin hacer daño a nadie, es lo correcto.

HOY Y SIEMPRE. Le pese a quien le pese.

¡Feliz semana y nos vemos el domingo que viene!

BIENVENIDOS A LA TELE

Porque me gusta tocar todos los palos que me sea posible…

Sí, como lo has leído. ¡Bienvenidos a la tele y a mi estreno como presentador!

Te pongo en situación, para que sepas cómo surgió todo este huracán que me ha llevado hasta una de las sillas del programa.

Hace unas semanas, el presentador del programa “Málaga de cerca” de la cadena malagueña 7TV, nos invitó para publicitar el estreno de nuestro montaje teatral “Todavía tengo tiempo” en La Cochera Cabaret. Como mis compañeros no podían venir conmigo, allí que me aventuré yo solo (que tampoco es que me diera miedo, al final íbamos a hablar de algo que conozco muy bien) y me senté para ser entrevistado.

Tras la finalización del programa, charlando con Luis Algoró (el presentador que ya nos entrevistó hacía un año), decidimos crear una pequeña sección cultural todos los lunes, la cual yo presentaría. Y yo, que no me achanto por nada, pues acepté. Un nuevo reto, una nueva experiencia, una gran oportunidad.

Mi sección duraría unos quince minutos cada lunes y tenía que hablar acerca de cine, teatro, cultura de Málaga. Un poco de todo. Tres secciones, tres historias. Tres textos que memorizar para acordarme de todos los datos que quería ofrecer a los telespectadores. Así que me puse a trabajar en ellos.

El día del estreno salí de casa con los nervios a flor de piel. Es algo que no voy a negar, porque al final, esa adrenalina también hizo que no dudara tras haber repasado tantísimas veces de lo que iba a hablar. Llegué y esperé mi turno, tras el debate sobre las elecciones. Cuando me senté, a puntito de empezar, el corazón me latía a mil por hora. Pero Luis me tranquilizó y me dijo que me echaría un cable. Y cómo se lo agradezco…

Comencé muy, muy, muy nervioso. Pensando que no me podía equivocar, porque esto no era como una story de instagram o un tik tok, que lo repites hasta que lo ves bien. Esto era jugársela a una sola carta. Y tenía que ser la correcta. Tenía que salir bien. Lo cierto es que creo que todo salió más o menos como yo esperaba. Nervios, pero natural, yo mismo. Sin caer en el aburrimiento informativo y siendo tan real como trato de serlo siempre. Así que estoy muy orgulloso del trabajo realizado.

Ya llevo dos programas y puedo decir que me lo paso estupendamente. La complicidad es muy buena, lo que hace que yo esté más relajado mientras expongo mi sección. Y eso es muy de agradecer, porque al final, todo esto es nuevo para mí. Y sentirme arropado, es un alivio muy grande.

Todavía no soy realmente consciente del lugar en el que me encuentro. Es un programa de televisión, es una parte que yo creo en mi casa y que muestro a los telespectadores. Nunca me habría imaginado presentando, pero aquí me hallo, otra semana más. Increíble. Feliz. Orgulloso de mí mismo.

Y por aquí puedes ir viendo los programas, y que juzgues tú a ver qué tal me sale…

Así que otro escalón más en mi crecimiento profesional, el cual me está haciendo muy feliz. Poco a poco es como se consigue llegar a donde uno quiere. Y yo voy por muy buen camino.

¡Olé yo!

¡Feliz semana y nos vemos el domingo que viene!


OYE, ¿CÓMO VA TODO?

Porque ir sin prisa pero sin pausa es lo más importante…

Hace mucho tiempo que no te cuento novedades acerca de cómo va todo por mi vida diaria. Ya sabes que no suelo excederme en este tipo de artículos. Lo poco gusta y lo mucho cansa. Así que después de los dos post acerca del amor a uno mismo antes de final de año, hoy vengo a contarte los avances a nivel profesional que han pasado y están ocurriendo en mi vida a día de hoy.

Así que ¡comenzamos!

Ayer terminamos la última representación de “Poeta en Nueva York como Federico García Lorca” en Málaga, después de seis funciones con lleno absoluto. Tengo que reconocer que ha sido una maravillosa experiencia el observar cada sábado que comenzábamos la función el patio de butacas completo. Si te gusta el teatro, es algo que no siempre sucede (dejando de lado las grandes producciones, claro está), así que es un orgullo el haber formado parte de este estupendo elenco y de la historia que el director ha creado para mostrar una nueva visión acerca del poemario que Lorca creó al otro lado del charco.

Gracias a este proyecto, que vamos a seguir moviendo por Andalucía (al menos por ahora), me han ofrecido una idea que me haría reconciliarme con una parte de las artes escénicas que dejé de lado hace mucho tiempo. Quizás por la situación en que se desarrolló en su momento, le cogí «manía». Pero lo que puede venir, creo que podría conseguir que hiciera las paces con el mundo de la animación. Ya te contaré más adelante si todo llega a buen puerto…

Cuando tuve mi problema de salud y tuve que estar de baja demasiado tiempo (cuando comenzó a fraguarse esta web, más o menos), tuve la oportunidad de aparecer en la serie “Toy Boy” de Atresmedia, pero desgraciadamente, mi baja me lo impidió. Pero mi querida Pepa, me tuvo en cuenta hace unas semanas para un nuevo proyecto, esta vez de Amazon Prime y Mediaset. Se trata de la serie “Urban. La vida es nuestra.” Y tuve el placer de grabar una pequeña escena con las dos protagonistas, María Pedraza y Asia Ortega. Me lo pasé estupendamente y deseando que llegue el estreno (que todavía no tiene fecha) para poder verlo.

Allá por verano del 2021, participé en la grabación de un videoclip musical para un grupo musical granadino. Por mi insta (@alexander.j.cox) hay una fotito de aquella grabación en la que aparezco con la maquilladora que me llenó de tattoos por toda la cara y las manos. Tampoco podía desvelar mucho acerca del proyecto, pero por motivos que desconocemos, el videoclip quedó en stand-by y nunca más se supo. Hace tres semanas, nos avisaron que el proyecto se retomaba. Les faltaban tomas de actuaciones del grupo y ya las habían conseguido. Así que hace unos días, se estrenaba “El veneno de la serpiente” del grupo Hora Zulú y por ahí aparezco yo haciendo de malo malote. Un placer haber participado en ese proyecto y el resultado es alucinante.

El verano pasado, también aparecí en una publicidad para la empresa AM Seguridad “Amor verdadero” y me encantó verme en formato gigante en una valla publicitaria en la autovía. También aparecí en los autobuses y publicidad en RRSS como Facebook e Instagram. Fue una gran experiencia y aunque no era la Gran Vía, ese subidón no me lo quita nadie.

Mi texto de “Todavía tengo tiempo” con su respectivo montaje, se quedó también en punto muerto, aunque tratamos por todos los medios de promocionarlo. Pero resulta bastante difícil desde nuestra posición, en la que no somos caras conocidas, el poder llegar a conseguir actuaciones. Pero el proyecto sigue adelante y estamos preparando una nueva batería de promociones, para tratar de llamar la atención de las distribuidoras y los ayuntamientos. Así que ahí ando también.

Mi tercera novela que será el cierre de la vida en Danford. Después de las otras dos novelas, “Suicidio del 97” y “No fue un suicidio si aún estás aquí”, el final está muy cerca y debo confesarte que me está costando bastante acabarla. No por falta de ideas, o por falta de tiempo. Creo que se trata de algo más a nivel emocional. Siento que en mi subconsciente, me da mucha pena el decirles adiós. Si alguna vez has escrito como yo, la simbiosis que se crea con los personajes es muy fuerte. Y después de tres novelas y todo lo que han pasado mis habitantes de Danford, me entristece no volver a verlos ni saber cómo les va. Aunque también he de contarte en secreto, que tengo un proyecto pendiente con la ciudad de Danford, que quiero hacer. Pero eso ya te lo contaré más adelante, cuando se materialice.

Mi intención al terminar la trilogía de Danford, era empezar a escribir algo más ligero y menos oscuro, pero por circunstancias de la vida, mi vida se cruzó con alguien que tiene mucho que contarme acerca de un estilo de vida que me parece muy interesante. No voy a desvelar nada, pero bueno, pues que vuelvo al lado oscuro de la mente humana. Parece que ese tipo de escritura me persigue…

Proyectos literarios tengo más. Los que he terminado y de los que no quiero hablarte porque no me gusta anticiparme a lo que pueda ocurrir con ellos, pero ahí están. Sigo escribiendo teatro y ampliando mi currículum literario, lo cual me encanta. “Todavía tengo tiempo” se materializó en un espectáculo teatral que el público disfrutó muchísimo y espero que con estas ocurra lo mismo. Tiempo al tiempo.

Como sabes, en mi apartado personal de la web “Currículum Vitae”, puedes ver los proyectos que he hecho y los que están en proceso (no salen todos ¿eh?), pero si puedes estar al día de cómo va mi proceso laboral.

Y creo que no me dejo nada en el tintero. Así sabes un poquito más acerca de mi pasión y de cómo estoy poco a poco llevándola a cabo. Y si tú tienes un sueño, ya sabes, a por él sin pensarlo. Que la vida es una y no podemos perder el tiempo en pensar si podremos o no conseguirlo. Intentarlo es lo más importante.

¡Feliz semana y nos vemos el domingo que viene!


QUERERSE A UNO MISMO II

Solo hay que desnudar el alma y aceptarla

QUERERSE MENTALMENTE. No valorar nada de lo que hacemos, nada de lo que conseguimos, nada por lo que luchamos. Dejar que la opinión de los demás sea la que ensalce tus triunfos es uno de los errores más grandes que podemos cometer. Porque el resto del mundo no gira en torno a ti, lo que quiere decir, que llegarán momentos en los que no haya nadie alrededor para decirte que lo que has hecho está bien o mal. Y eso te va a crear una sensación de abandono, de fracaso, porque no has aprendido a auto valorarte a ti mismo. Nadie te ha enseñado que creer en ti mismo y en lo que haces, es una de las sensaciones más placenteras que existen.

Cuando publiqué mi primera novela “Suicidio del 97”, todas las críticas que me hicieron fueron buenas; prácticamente todas. Había blogueras que hablaban en su IG acerca de mi libro y lo recomendaban. Eso me hacía feliz. La gente contestaba dando las gracias por dar a conocer a un nuevo autor, etc… En el momento que leía a alguien que decía que “no le llamaba nada la atención la historia”, mi mente se aferraba a ese mensaje (perdido entre muchos positivos) y lo colocaba en la vitrina de mis fracasos. Era mal escritor. No tenía la valía suficiente. Era el mensaje que primaba sobre el resto. Con las obras de teatro que escribí o protagonicé, ocurría lo mismo. Cualquier crítica positiva quedaba anulada por un comentario negativo. No sabía equilibrar las opiniones de los demás. No era capaz de entender que no le puedes gustar a todo el mundo. Mi mente prefería decidir que no eran opiniones. Eran sentencias. Y las negativas eran las primordiales.

QUERERSE FÍSICAMENTE. Llegamos a un punto bastante delicado para muchísima gente. El no aceptar su físico. Es decir, no gustarle la fachada que la gente ve de ellos. Yo era uno de esos. Obviamente, en la autoestima entran muchos factores; prácticamente todos. Y el físico no se puede dejar atrás. Era realista cuando me hablaba a mí mismo; no te gusta tu cuerpo, vale. Te lo compro. Lo entiendo. Uno de los aspectos de mi físico, claramente era mi peso y mi musculatura. Sobre todo al llegar el verano, todos los cuerpos definidos me llamaban mucho la atención. La pregunta era la siguiente: ¿tienes la fuerza de voluntad para ir al gimnasio y trabajar en conseguir un cuerpo así? La respuesta era sencilla y sincera. No. No me gusta ir al gimnasio y en aquel momento no iba a ir a hacer algo que me hiciera infeliz. Entonces, si no vas a trabajar en mejorar, acepta que lo que tienes está bien. Los habrá mejores, peores. Pero siempre tendemos a compararnos. Y qué casualidad que lo hacemos con alguien que se acerca a nuestras expectativas. Nunca a la inversa. Que tampoco es la solución, que conste.

Comparaciones son odiosas y ese dicho popular es tan real como la vida misma. Lo que no puedes o no quieres cambiar conforma quien eres. Y no está mal. Es hermoso. Para ti debe ser hermoso. Lo que piense el resto, poco importa. Porque probablemente, cualquiera de tus referentes de lo que te gustaría llegar a ser, poseen otros miedos y carencias de las que tú tienes de sobra. No trates de ser como nadie. Sé tú mismo. No hay nada más bello.

¿Te gustaría tener más músculo? ¿Más pelo? ¿Tener más altura? La respuesta es más sencilla de lo que parece. ¿Puedes cambiarlo? Cámbialo. ¿No puedes cambiarlo? Acéptalo. Si te gustaría tener más pelo, porque te estás quedando calvo, lucha por conseguir mejorar algo que puedes cambiar. Trabaja cada día por llegar a ese objetivo. Si tienes los ojos negros y te gustaría tenerlos azules, lo siento. Eso no se puede cambiar. Pero es igual de bello, porque forma parte de ti, de tu forma de mirar cuando sonríes, de tu mirada cuando lloras… Eres tú.

Podrías tener menos barriga, los labios más gruesos, la barba más tupida, los pies más bonitos… Sí, que sí. Pero no tienes nada de eso. Eres tan especial porque todo tu conjunto ha creado a esa maravillosa persona que eres. Con sus virtudes y sus defectos. Solo tienes que convertir los defectos físicos en tus mejores virtudes. Amar la imperfección, porque eso es lo que nos convierte en seres especiales y únicos. No tienes lo que deseas, pero si lo tuvieras, quizás te faltaría algo más. Y algo más, y más y más… es un círculo vicioso que no sirve para nada.

EL CAMBIO. Llegó un momento en el que descubrí que la persona que veía frente al espejo no era la misma persona que veía meses atrás. Era el mismo rostro, obvio, pero la percepción de lo que era mi reflejo había cambiado. Y era porque mis ojos veían a alguien a quien sí aceptaban tal y como era. Y les gustaba lo que veían. Porque quererse a uno mismo es el inicio de poder querer al resto. En paz con nuestro interior. Amando cada esquina y cada poro de uno mismo. Yo tardé meses en entenderlo y abrazar aquella sensación. Y te digo que es maravillosa.

Otra de las cosas que he aprendido es a valorar todos y cada uno de mis trabajos. A día de hoy, me encanta ver los videos de todo lo que he hecho, me gusta oírme y analizar positivamente el cómo mejorar ciertas cosas. Me encanta escribir y me apasiona lo que consigo transmitir con mis textos. Veo cada cosa que sale de mis dedos en el teclado y sé que merece la pena. Porque está hecho desde el corazón. ¿Qué no soy el mejor escritor? Puede, pero soy muy bueno. ¿Qué no soy el mejor actor del mundo? Puede, pero soy muy bueno. Porque he aprendido que remuevo el corazón de la gente que me ve, que me lee… Todo es mejorable, es cierto, pero lo que hay es muy bueno. Ahora me lo creo, ahora me quiero.

Ahora sé que lo que opinen los demás es secundario. Porque la opinión de los demás es importante, pero no determinante. Como te veas tú es como te verá el resto.

Y hasta aquí este post dividido. Espero que no te haya aburrido en demasía. Pero al final, me permito de vez en cuando estas licencias, porque me las merezco.

Quiérete mucho, ama lo que haces, deja atrás los miedos y lucha por ser la mejor versión de ti mismo.

¡Nos vemos en el 2023! ¡Entra con la cabeza bien alta en el nuevo año!

QUERERSE A UNO MISMO

Solo hay que desnudar el alma y aceptarla

Hoy me he levantado consejero. Existen muchos días en los que me apetece expresarle al mundo cómo me siento. Suele pasarle a todo el mundo, no me considero especial por ello. Pero ya que tengo este blog para contarte muchísimas cosas acerca de mis gustos, mis trabajos o mis pensamientos, aquí viene una ración de lo último. Hoy me voy a desnudar de una forma bastante diferente a lo que suelo contar en mi blog personal, pero así me siento hoy y me apetece que me conozcas un poquito más. Probablemente tenga que dividir este post en dos partes, para que no sea demasiado largo.

Quiero dejarte claro antes de que sigas leyendo, que no soy psicólogo, y que aunque todo lo que te voy a contar es una experiencia personal, creo que se puede aplicar a cualquiera que desee intentarlo. Puede que te funcione o puede que no, pero al final, mi experiencia con todo esto ha sido positiva. Así que, ¿por qué no compartirla?

Siempre he sido una persona alegre, divertida, con ganas de hacer reír a los demás, no excesivamente cariñoso a nivel táctil (no soy de abrazos ni besos en exceso), pero sí a nivel emocional. Me he considerado una buena persona, nada vengativo ni rencoroso. Difícil de hacer enfadar y muy sentimental y enamoradizo. Pues todo eso, aunque sigue siendo verdad a día de hoy, no había sido más que una fachada durante prácticamente toda mi vida. Una máscara creada para ocultar mi realidad.

Como sabes, soy actor y escritor. Tras un parón laboral en el tema teatral, volví a subirme a un escenario en el 2020, meses antes de la pandemia. Fueron meses de duro trabajo, intentando demostrar a los demás que todavía era capaz de ser un personaje sobre la escena. Que era capaz de hacer sentir a los espectadores lo mismo que mi personaje sentía. Debía hacerlo, porque era lo que quería. Ese año, trabajé en tres espectáculos diferentes que se estrenaron uno detrás de otro. Tres historias completamente diferentes las unas de las otras. Ensayaba de lunes a viernes desde las cuatro hasta las diez. Una tras otra. Era mi sueño, volver a subirme a un escenario. Y lo hice. Y lo disfruté. Pero no era feliz. Trataba de aceptar todos los elogios. Igual que cuando publiqué mi primera novela. Trataba de asumir aquellas buenas críticas, pero nunca me las creía. Sentía que eran comentarios hechos por lástima a aquel chico al que nadie dice nada. Y me creí todo aquello. Y lo hice mi realidad absoluta. Como había hecho toda mi vida.

Descubrí que no era capaz de ver los videos de mis espectáculos o de mis entrevistas, no porque fuera demasiado crítico conmigo mismo, sino porque la persona que veía en aquella pantalla me desagradaba. No me gustaba quién era, cómo sonaba mi voz. Ese conjunto, aunque suene duro, me repugnaba. Dejé de mirarme al espejo, porque no me gustaba lo que veía. Me afeitaba mirando directamente mi barba, sin mirarme a los ojos. Llegó un momento en mi vida en el que no me gustaba nada de mí. Pero no lo sabía. Era otra rutina que había creado a mi alrededor. No pararme a pensar en mí. Ni en lo que sentía por mí. Vivir con ese desapego a mi cuerpo y esconderlo tras risas, bromas y payasadas. El payaso de turno, como siempre.

No lo llegué a entender hasta que me senté en una consulta con un psicólogo que rascó en mí, para descubrir que nunca me había querido a mí mismo. Esa fachada de chico divertido, era la máscara que había fabricado durante tanto tiempo, porque yo sentía que no valía para otra cosa. Solo podía ser el payaso del grupo. Feo, a veces gordo, a veces delgado, con voz aguda, nariz aguileña… Cualquier crítica era válida, para demostrarme a mí mismo que nunca podría aspirar a ser nada más que no fuera el bufón de un reino que me había anulado completamente. Un reino que yo mismo había fabricado a mi alrededor, donde todo el mundo era mejor que yo. Yo era el peor actor, el más feo, el peor escritor, un mal trabajador, yo era menos que cualquiera. Y vivía siempre mirando hacia arriba, observando al resto del mundo, sabiendo que nunca llegaría a estar a su altura. Todos eran mejores que yo. Todo lo que yo hacía carecía de importancia. Todos mis logros eran inferiores a los del resto. Y eso me hizo pequeñito. Muy pequeñito, casi invisible.

Pero vivía feliz. Al menos eso creía yo. Porque lo había hecho una constante en mi vida, y se había asentado en mi cabeza y en mi corazón. Toda esa mentira me había dominado, me la había creído y la aceptaba. Esa era mi vida. Eso es lo que me había tocado vivir. Ser al que nadie presta atención. Solo cuando había que echarse unas risas. Con el tiempo descubrí que esa era mi percepción de mi propia vida. Que mi entorno siempre creyó en mi valía ante el mundo, aunque yo no les creyera a ellos cuando me lo decían. Pero aprendí a cambiar todo eso…

Y hasta aquí la primera parte de este post, que continuaré la semana que viene.

¡Sé feliz porque te lo mereces!