THE PROM (o la inclusión como algo necesario)

The Prom (2020)


Dirección: Ryan Murphy

Reparto: Meryl Streep, Nicole Kidman, James Corden, Andrew Rannells, Keegan-Michael Key, Jo Ellen Pellman, Ariana DeBose, Kerry Washington

SINOPSIS

Dos estrellas de Broadway, Dee Dee Allen y Barry Glickman, fracasan con su último espectáculo y la crítica masacra sus carreras. Decididos a buscar una causa que apoyar para limpiar su mala fama, encuentran (junto a una corista venida a menos y un actor con mala suerte en su vida) a una joven en el pequeño pueblecito de Edgewater (Indiana) que reclama por internet su derecho a asistir al baile de promoción con su novia. Los cuatro artistas viajan hasta indiana para poner patas arriba la mentalidad de sus habitantes.

OPINIÓN PERSONAL DE «THE PROM»

Que me encantan los musicales es cierto. Adoro la idea de contar historias a través de la música, puesto que soy de la creencia que sin música la vida tendría bastante menos sentido. Pues la película que te traigo hoy ha cosechado críticas diversas; y aquí tienes la mía. A mí me ha gustado. Seguramente no pase a los anales de la historia como un clásico musical («Ana y el apocalípsis» tampoco, pero a mi me hizo pasar un buen rato) pero como entretenimiento colorido y musical me vale. Y además tiene ese mensaje agridulce que te remueve por dentro.

Dos historias totalmente diferentes entre sí, que convergen en un final de aprendizaje para todos es la base de ésta película de Ryan Murphy (El asesinato de Gianni Versace). Por un lado, unos actores de Broadway preocupados únicamente por ellos mismos, deben buscar algo altruista para limpiar sus nombres. Y por otro, una joven de un pueblecito que pide ayuda vía Twitter para poder asistir al baile de graduación con su novia. El espectáculo está servido. Y muy al estilo americano, que ahí está el porqué de la cuestión.

¿Por qué creo que esta película debe ser entendida desde una perspectiva americana? Trataré de explicártelo, puesto que así lo veo yo. Para la sociedad americana, el baile de graduación es una institución; es una  experiencia más en el crecimiento de la juventud americana. Puedes estar a favor o en contra, te puede parecer una ñoñería, pero la realidad es esa. Lo hemos visto en infinidad de series y películas. La ilusión que envuelve esta celebración estudiantil es legendaria. Pues imagínate que a ti no te permiten disfrutar de ella, por el simple hecho de no cumplir los cánones establecidos por la sociedad hace siglos. Por buscar alguna similitud (que no trato de hacer escarnio de nada) podría asemejarse a nuestra comunión. Imagínate que quieres hacer la comunión y no te dejan por tus preferencias sexuales. La iglesia no concibe la homosexualidad (poniendo también por caso, que la comunión no se hiciera a las 9-10 años, si no a los 16-17) y no te permite recibir a Cristo por ser como eres, como Dios te ha creado. Que repito, hablando de algo que yo no comparto, pero que se me asemeja para la gente que crea en la iglesia. Pues “The Prom” lucha por romper esas barreras culturales que se han quedado obsoletas, pero que todavía rondan por la mente de mucha gente.

Y es que, por mucho que le cueste entender a la gente, el mundo está cambiando (lleva mucho tiempo cambiando, pero parece que no queremos verlo) y existen muchas Emmas en el mundo. Muchas personas que se sienten diferentes y que no lo son. Y a pesar de tanta purpurina, luces de neón y sedas y satenes, “The Prom” quiere hacerte ver que el derecho a ser uno mismo no debe ser condicionado por el resto de la sociedad. Y desde mi punto de vista, esta película intenta más hacer entender a quien no quiere entender, que animar a cualquier “Emma” a ser como es. Creo que esta película está destinada para todos aquellos que ven algo extraño en todos esos sentimientos.

No he visto el musical de Broadway, que se estrenó en 2016. Pero puedo entender este filme como un mero espectáculo con trasfondo reivindicativo. Las canciones son efectivas, tienen potencial para elevar un ya de por sí recargado escenario. Las baladas compactan con los momentos en los que son interpretadas, consiguiendo dejar una sensación de injusticia social que choca en el cerebro. El elenco hace lo que puede, puesto que ocurren tantas cosas durante la película, que nadie tiene un peso pesado en ella. Quizá puedan parecer algo desdibujados, pero si nos centramos en el mensaje real de esta historia, poco nos importa el trasfondo del personaje de Nicole Kidman, por ejemplo, puesto que simplemente son peones en el ajedrez de este ejercicio de inclusión.

Una crítica que le haría al señor Murphy, es la falta de coherencia en el número musical de Nicole Kidman en casa de la joven Emma. Una actuación muy al estilo de las coreografías de Bob Fosse, que debería haberse visualizado en plano secuencia o por lo menos en planos completos de las actrices. Queda totalmente deslucido por el juego de cámaras que hace Murphy para enfocar cara, manos, torso o piernas de Kidman sin centrarse en el conjunto completo. Y bueno, James Corden utilizando todos los tópicos de un homosexual de película de los noventa (básico y penoso). Su compañero de viaje, Andrew Rannells, se lo come con patatas con un 80% menos de aparición en pantalla, pero bueno… Por cierto, el número musical en el centro comercial es soberbio. Y muy muy crítico dentro de esa comicidad que tratan de ofrecer. Un buen ejemplo de saber leer entre líneas…

El final, muy al estilo Broadway es una mezcla de colores, música, baile y reivindicación. Aunque los más cerrados de mente no quieran verlo. Existen tantas formas de sentir, tantísimas formas de amar, que incluso a mí se me escapan. Y eso es lo que quiere hacerte sentir “The Prom”. Que amar no tiene barreras. Que no tienes por qué esconderte, no tienes que engañarte a ti mismo por lo que piense el de enfrente. Y sobre todo, que al de enfrente le tiene que dar igual a quien ames y cómo lo ames. Puedes pensar que el final es demasiado edulcorado, irreal y exagerado. Pero no te confundas, es que así debería ser la vida. Solo que nos hemos acostumbrado a vivir entre injusticias y la visión de una realidad con final feliz nos parece surrealista.

En definitiva, esta película, con sus defectos y sus virtudes, lo único que trata es de ponerte a la distancia suficiente de una situación que por desgracia todavía late en el interior de una gran parte de la sociedad. Dicen que a día de hoy, esta reivindicación resulta desfasada, fuera de época, innecesaria. Y yo te digo, querido lector, como consumidor de redes sociales que soy: date una vuelta por TikTok para descubrir el odio, la maldad, la envidia y la crueldad que anidan en demasiados seres humanos. No sonrías, hazlo. Te sorprenderás. Todavía, por desgracia, queda mucho camino por recorrer; aunque nos creamos el non plus ultra de la tolerancia y la diversidad, estamos muy lejos de esa meta.

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2 respuestas a «THE PROM (o la inclusión como algo necesario)»

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