QUERERSE A UNO MISMO

Solo hay que desnudar el alma y aceptarla

Hoy me he levantado consejero. Existen muchos días en los que me apetece expresarle al mundo cómo me siento. Suele pasarle a todo el mundo, no me considero especial por ello. Pero ya que tengo este blog para contarte muchísimas cosas acerca de mis gustos, mis trabajos o mis pensamientos, aquí viene una ración de lo último. Hoy me voy a desnudar de una forma bastante diferente a lo que suelo contar en mi blog personal, pero así me siento hoy y me apetece que me conozcas un poquito más. Probablemente tenga que dividir este post en dos partes, para que no sea demasiado largo.

Quiero dejarte claro antes de que sigas leyendo, que no soy psicólogo, y que aunque todo lo que te voy a contar es una experiencia personal, creo que se puede aplicar a cualquiera que desee intentarlo. Puede que te funcione o puede que no, pero al final, mi experiencia con todo esto ha sido positiva. Así que, ¿por qué no compartirla?

Siempre he sido una persona alegre, divertida, con ganas de hacer reír a los demás, no excesivamente cariñoso a nivel táctil (no soy de abrazos ni besos en exceso), pero sí a nivel emocional. Me he considerado una buena persona, nada vengativo ni rencoroso. Difícil de hacer enfadar y muy sentimental y enamoradizo. Pues todo eso, aunque sigue siendo verdad a día de hoy, no había sido más que una fachada durante prácticamente toda mi vida. Una máscara creada para ocultar mi realidad.

Como sabes, soy actor y escritor. Tras un parón laboral en el tema teatral, volví a subirme a un escenario en el 2020, meses antes de la pandemia. Fueron meses de duro trabajo, intentando demostrar a los demás que todavía era capaz de ser un personaje sobre la escena. Que era capaz de hacer sentir a los espectadores lo mismo que mi personaje sentía. Debía hacerlo, porque era lo que quería. Ese año, trabajé en tres espectáculos diferentes que se estrenaron uno detrás de otro. Tres historias completamente diferentes las unas de las otras. Ensayaba de lunes a viernes desde las cuatro hasta las diez. Una tras otra. Era mi sueño, volver a subirme a un escenario. Y lo hice. Y lo disfruté. Pero no era feliz. Trataba de aceptar todos los elogios. Igual que cuando publiqué mi primera novela. Trataba de asumir aquellas buenas críticas, pero nunca me las creía. Sentía que eran comentarios hechos por lástima a aquel chico al que nadie dice nada. Y me creí todo aquello. Y lo hice mi realidad absoluta. Como había hecho toda mi vida.

Descubrí que no era capaz de ver los videos de mis espectáculos o de mis entrevistas, no porque fuera demasiado crítico conmigo mismo, sino porque la persona que veía en aquella pantalla me desagradaba. No me gustaba quién era, cómo sonaba mi voz. Ese conjunto, aunque suene duro, me repugnaba. Dejé de mirarme al espejo, porque no me gustaba lo que veía. Me afeitaba mirando directamente mi barba, sin mirarme a los ojos. Llegó un momento en mi vida en el que no me gustaba nada de mí. Pero no lo sabía. Era otra rutina que había creado a mi alrededor. No pararme a pensar en mí. Ni en lo que sentía por mí. Vivir con ese desapego a mi cuerpo y esconderlo tras risas, bromas y payasadas. El payaso de turno, como siempre.

No lo llegué a entender hasta que me senté en una consulta con un psicólogo que rascó en mí, para descubrir que nunca me había querido a mí mismo. Esa fachada de chico divertido, era la máscara que había fabricado durante tanto tiempo, porque yo sentía que no valía para otra cosa. Solo podía ser el payaso del grupo. Feo, a veces gordo, a veces delgado, con voz aguda, nariz aguileña… Cualquier crítica era válida, para demostrarme a mí mismo que nunca podría aspirar a ser nada más que no fuera el bufón de un reino que me había anulado completamente. Un reino que yo mismo había fabricado a mi alrededor, donde todo el mundo era mejor que yo. Yo era el peor actor, el más feo, el peor escritor, un mal trabajador, yo era menos que cualquiera. Y vivía siempre mirando hacia arriba, observando al resto del mundo, sabiendo que nunca llegaría a estar a su altura. Todos eran mejores que yo. Todo lo que yo hacía carecía de importancia. Todos mis logros eran inferiores a los del resto. Y eso me hizo pequeñito. Muy pequeñito, casi invisible.

Pero vivía feliz. Al menos eso creía yo. Porque lo había hecho una constante en mi vida, y se había asentado en mi cabeza y en mi corazón. Toda esa mentira me había dominado, me la había creído y la aceptaba. Esa era mi vida. Eso es lo que me había tocado vivir. Ser al que nadie presta atención. Solo cuando había que echarse unas risas. Con el tiempo descubrí que esa era mi percepción de mi propia vida. Que mi entorno siempre creyó en mi valía ante el mundo, aunque yo no les creyera a ellos cuando me lo decían. Pero aprendí a cambiar todo eso…

Y hasta aquí la primera parte de este post, que continuaré la semana que viene.

¡Sé feliz porque te lo mereces!

SOMNIA (o los sueños convertidos en pesadillas)

Somnia (2016)


Dirección: Mike Flanagan

Reparto: Kate Bosworth, Thomas Jane, Jacob Tremblay, Annabeth Gish, Dash Mihok, Scottie Thompson, Justin Gordon

SINOPSIS

Jessie y Mark son un matrimonio joven que perdió a su hijo en un trágico accidente doméstico. Deciden adoptar a Cody, un niño que vive en una casa de acogida y que tiene pánico a quedarse dormido. Ya instalado en casa del matrimonio, la pareja descubrirá que Cody es capaz de hacer los sueños realidad. Pero también las pesadillas.

OPINIÓN PERSONAL DE «SOMNIA»

Hoy te traigo una película del 2016, que aunque su premisa puede hacerte creer que es una película de terror al uso, realmente no lo es.

Empezando por su director, ya me llamó la atención y me picó la curiosidad por ver un nuevo trabajo suyo. que ya había visto alguna de sus anteriores películas, como la maravillosa “Oculus”, “Ouija, el origen del mal” (para mi gusto mejor que la primera parte) o “Hush”, un thriller muy interesante. Y lo cierto es que no me equivoqué al elegir sentarme a verla. Más tarde, mi gusto por este director se ampliaría con “El juego de Gerald” (tremenda adaptación de Stephen King), “Doctor sueño” (ídem de Stephen) o la estupenda serie “La maldición de Hill House” y su secuela “Bly Manor”.

Esta película la puedo considerar un thriller psicológico con algún toque de terror. Esos sustos que hacen necesaria la evolución de la trama, pero que no basan la existencia de la historia en ellos. Lo importante es el recorrido que realizan los protagonistas para entender todo el realismo mágico que sucede a su alrededor. Entenderlo, aceptarlo y solucionarlo. Conseguir encajar todas las piezas de ese puzle que son como nueva familia. No les resultará fácil, puesto que ninguno es capaz de verbalizar sus necesidades más ocultas.

Película con niño raro, matrimonio que no entiende nada y cosas que ocurren en la casa familiar y por la noche. Parece típico, de hecho la premisa está bastante trillada. Al menos para mí, que veo muchas películas con esta base argumental (Babadook, The Prodigy). Pero a diferencia del resto, esta película no trata de asustar por asustar. Hay un por qué, hay una razón. Hay un objetivo diferente a lo habitual en este tipo de historias. De hecho su final es como poco sorprendente. Tampoco pasará a los anales de la historia (de hecho no es que sea muy conocida), pero promete y ofrece un buen rato delante del televisor. Toda la historia se explica muy bien al final (cosa que no suele ocurrir) para cerrar un círculo coherente, donde todo se entienda. Porque a veces tira del drama en exceso, pero eso dota a la cinta de un carisma que pocas tienen. Ese punto exacto entre la realidad y la ficción. Donde los personajes “vivos” poseen la personalidad suficiente como para llegar a entenderlos y sentir con ellos todo lo que les está ocurriendo.

Se agradece la ausencia de sangre, recurso muy utilizado en este tipo de productor, pero aquí el director trabaja más la psique de los protagonistas y ahondar en la historia y su origen, antes que recurrir a litros de sangre, casquería o jumpscares en exceso. Los tiene, no te lo voy a negar, pero muchos de ellos son esperados, gracias a la colocación de la cámara, los giros de cabeza… vamos, lo que ya conocemos después de tantas películas visionadas. Pero para mi gusto, me resulta mucho más aterrador cuando el director enseña lo que el protagonista no es capaz de ver y nosotros sí, enmarcado en un silencio absoluto. Ya sabemos que elevar el volumen del sonido justo en el instante del susto, amplia ese sobresalto en nuestro sofá. Todos hemos vivido esos momentos.

Otro de las características que nos demuestra que no es una película de terror, aparece en la lucha final, así como en la consiguiente explicación de la resolución de la historia. Un final de cuento, para una historia de cuento. Algo oscura, sí, pero una historia con un final precioso que hace pensar.

Al final, lo que podemos sacar en claro es que nuestras pesadillas están creadas por nuestra imaginación y pueden ser terriblemente horribles. Pero gracias a nuestra imaginación podemos convertirlas en preciosos sueños.

¿Conocías esta película? ¿Te gustó? Déjame tu comentario más abajo.

¡Nos vemos la semana que viene!

ALGUIEN TIENE QUE MORIR

Alguien tiene que morir (2020)


Creación: Manolo Caro

Reparto: Carmen Maura, Cecilia Suárez, Ernesto Alterio, Alejandro Speitzer, Isaac Hernández, Ester Expósito, Carlos Cuevas, Mariola Fuentes, Pilar Castro, Juan Carlos Bellido, Eduardo Casanova, Manuel Morón, Javier Pereira.

Temporadas: 1

Episodios: 3

SINOPSIS

En el año 1954, en plena era del franquismo, la sociedad conservadora impera en España. La familia Falcón pertenece a la clase privilegiada de la época, con todo lo que ello conlleva. Celos, envidias, traiciones. La perfecta fachada que muestran de cara al resto de la aristocracia está a punto de venirse abajo con la llegada desde México de su hijo, que viene acompañado de un bailarín con el que mantiene una relación extrañamente cercana.

OPINIÓN PERSONAL DE «ALGUIEN TIENE QUE MORIR»

Una miniserie que dura casi lo mismo que cualquier película del universo Marvel, pero dividida en tres episodios. Es decir, que de una estacada puedes descubrir esta interesante historia. Porque realmente, apetece y engancha lo suficiente como para verla de un tirón.

La historia llena de secretos, tabúes está muy bien construida, y aunque quizás hubieran hecho falta algunos episodios más para amplificar la psique de los personajes, habría sido un arma de doble filo. Lo mucho cansa. Alargar algo que puede resolverse en un corto espacio de tiempo es matar las ganas. Y creo que eso es lo que le ocurre a esta miniserie. En tres episodios presentan la historia, muestran el grueso del problema y llegan al clímax. No se enredan en tratar de analizar exhaustivamente a todos y cada uno de los personajes. Si pensamos en una película, sería más o menos la tónica a seguir. Los buenos son buenos, los malos son malos y listo. Drama servido.

A destacar las interpretaciones de Cecilia Suárez y Carmen Maura, creando unos personajes diametralmente opuestos pero igualmente increíbles. Aunque el resto también hacen un buen trabajo de personajes, mimetizándose con cada uno de ellos. Pero Carmen y Cecilia se salen.

La banda sonora es espectacular, tanto al inicio de cada episodio como a cada momento de tensión. La ambientación, tanto estética como escenográfica es estupenda. Recrean perfectamente aquella época, llena de prejuicios y donde la lealtad es una moneda de cambio, que igual se regala como se tira a una fuente de los deseos. Un tiempo en el que la persona carecía de valor y primaba el escalafón social, la perfección moral y la vida inmaculada. La felicidad estaba infravalorada y luchar por ella solo podía traer desgracias.

En esta historia podemos ver, aunque el tema principal es la homofobia existente en aquella época, todo lo que aquella sociedad escondía. Tras la perfección cara al resto, se escondían el maltrato, el machismo, la superioridad social, el odio. El interés desmesurado por mantener las apariencias y por limpiar “de puertas para adentro” toda la suciedad que en aquella época resultaba insana. Y aquí hablamos de la homosexualidad. Una época convulsa, en la que ser gay era igual o peor que ser ladrón, drogadicto o asesino.

Ya desde su comienzo, el hobby principal que tienen los personajes por el tiro al plato nos coloca en situación de por dónde van a ir los tiros (valga la redundancia). Las armas están presentes durante todo el metraje, demostrando el poder que ejercen sobre los personajes.

El final me resultó algo apresurado, pero yo, que disfruto al máximo de lo que me gusta, englobo el total y me convence el paquete. Me gusta el total. Hay series de las que no me gustó el final, o películas y eso no los hace malos productos. Al menos para mí. ¿Haber deseado otro final? Puede, pero todo el conjunto es muy aceptable.

Toda esa opresión, ese miedo por tratar de ser libre, queda muy bien reflejado en el personaje de Gabino. Obviamente, aunque no he vivido aquella época, ese miedo late en mi interior y me es fácil sentirme identificado con todo lo que el personaje siente. Volvemos al tema del reflejo. Si no has sufrido violencia machista, te puede afectar, pero jamás de la misma forma que alguien que la ha sufrido. Igual ocurre con el racismo o con la homofobia. Y Caro muestra todo ese sentimiento, a sabiendas que habrá gente que por desgracia, pensará que ojalá volviera esa época. Pero es que es nuestra realidad. Así es la sociedad.

Algo que nunca llegaré a entender de esta sociedad en la que vivimos actualmente, es la eterna manía de borrar del mapa y olvidar el pasado. El racismo, el machismo, la homofobia. Existen a día de hoy y deben acabar. Pero tratar de olvidar el pasado, lo único que conseguirá es que las nuevas generaciones puedan volver a ver todas esas barbaridades como algo opcional, algo que pueden escoger. Ojalá este tipo de historias continúen, para recordarnos que todo aquello no debe volver a ocurrir. Olvidar nunca es bueno. Dejar atrás sí. La memoria histórica siempre será necesaria. Para nunca olvidar lo que fuimos e hicimos a nuestros semejantes. Eso es avance.

Y con esto me despido hasta la semana que viene, deseándote todo lo mejor para estos días que vienen. ¡Nos vemos!


LA CABAÑA EN EL BOSQUE (o elegid bien cómo queréis morir)

La cabaña en el bosque (2011)


Dirección:  Drew Goddard

Reparto: Kristen Connolly, Chris Hemsworth, Fran Kranz, Richard Jenkins, Bradley Whitford, Anna Hutchison, Jessie Williams, Amy Acker y Sigourney Weaver.

SINOPSIS

Cinco universitarios deciden escaparse a una cabaña remota, donde disfrutar de un fin de semana de diversión. Incomunicados, deciden explorar la cabaña y descubren un sótano lleno de extraños objetos que nada parecen tener en común entre sí. Al mismo tiempo, dos operarios en un extraño lugar les vigilan a través de cámaras y micrófonos. Interfieren en todo lo que ocurre en aquella cabaña y los jóvenes se ven abocados a una hecatombe que ninguno espera.

OPINIÓN PERSONAL DE «LA CABAÑA EN EL BOSQUE»

Hoy aparezco por aquí con una de las películas más surrealistas que he visto (y que me han gustado, que bizarradas he visto muchas…) Esta película tiene ya sus once añitos y cuanto más la veo, más me gusta. Y por la sinopsis podrás creer que es el típico slasher de manual, donde unos descerebrados son atacados por un monstruo, asesino o ente paranormal. Pues sí, pero no. Porque esta historia es, desde mi punto de vista, algo totalmente nuevo e inesperado.

Recuerdo que la primera vez que la vi me chocó bastante porque me costó mucho entender el objetivo de esa mezcla tan diferente de estilos. Dos historias que van en paralelo y que a su vez son tan extremadamente diferentes. Y una depende de la otra para poder seguir adelante. Una película que ya desde su inicio, muestra dos realidades que parecen no llegar a converger en ningún aspecto. El guion nos va llevando en la dirección correcta, hasta desenredar aquellos hilos que les unen sin saber de qué forma. Y desde aquel instante en el que llegas a comprender el papel que desempeñan todos los personajes en la historia, te das cuenta que no es un slasher al uso. Que hay sangre, sí, pero no de la forma que uno esperaría. O no con el objetivo que uno imaginaría.

Es que es complicado conseguir explicarte lo interesante que me parece esta historia sin destriparte su guion. Porque incluso el tráiler es bueno, como para no desvelarte nada, simplemente que algo raro ocurre en ese tan bien llevado slasher. Uno de los personajes, en una parte del filme,  le dice a otro “Creo que puedo conseguir que baje…” a lo que el otro personaje le responde “¿Y queremos que baje?”. Pero ni por estas soy capaz de explicarte a qué se refieren… Muy complicado. Lo que realmente creo que es algo que incita a conocer esta película.

Los personajes “adolescentes” (donde vemos a un Chris Hemsworth que rodaba Thor el mismo año) son, y en esta historia más que nunca, los personajes tipo en una película de adolescentes. Se les vislumbra a la legua, y se les diferencia a primera vista, ya desde el inicio de la historia. Y es que ese es su cometido en todo este lío. Los personajes de la “otra parte” consiguen mostrar una realidad que mucho se asemeja a nuestro día a día. Somos corderitos ante un gran ente que se escapa a nuestro control. Por buscar la analogía que probablemente quiera mostrar el director.

Además, por otro lado, aunque su papel es más un cameo, siempre es un placer volver a ver a la gran Sigourney Weaver. Su presencia llena la pantalla como en todo lo que hace. Y si has leído mi artículo sobre “Angel”, una serie que me encanta, es del creador de esta historia, Joss Whedon. Y aquí recupera a Amy Acker y Bradley Whitford, actores de esa mítica serie. Lo cual agradezco, porque ambos me gustaron mucho.

El final de la película, alrededor de la última media hora, sin destriparte nada, te puedo decir que es una locura máxima que en ciertos momentos pensaba que no podía ser real lo que estaba viendo. Y ese final, aparte de parecerme apoteósico, me resultó algo totalmente nuevo e innovador. Por eso es una película que me gusta tanto. Porque a día de hoy es muy difícil sorprender al espectador, que ya está curado de espantos y se las sabe todas. También decirte que no soy persona exigente, pero tampoco conformista.

Así que si no conoces esta película, te animo a verla y pasar un rato divertido sin comerte mucho la cabeza, no te arrepentirás.

¡Hasta la próxima semana!


CIEN HISTORIAS

Cada una de ellas escrita desde el corazón…

¡Hoy estoy de celebración!

Te doy de nuevo la bienvenida a mi web y hoy con más razón. Porque si estás leyendo esto, quiere decir que alguien está leyendo mi post número cien. Sí. Así es. Cien artículos escritos.

Sinceramente, nunca pensé que fuera capaz de continuar esta costumbre de escribir un post para cada domingo. Y digo uno, porque empecé publicando dos a la semana. Y con el tiempo, decidí reducirlo a uno, porque me faltaban horas en la semana.

Cuando pensé en la forma de publicar mis post, una gran amiga “Flecos sueltos”, que es una gran profesional del sector, me comentó que los domingos no solían ser buen día para publicar, puesto que, lógicamente, la gente descansa, sale con la familia, amigos, etc… y no suelen estar tan pendientes a las redes. Y en ese aspecto tengo que darle la razón. Así que cuando comencé a darle vida a mi web, decidí publicar los miércoles y los domingos. Una manera de decidir qué momento resultaría el más adecuado para publicar. Y lo cierto es que al principio, todo eso de las horas clave, el tráfico, etc… se escapaba bastante a mi entendimiento. Ella me lo explicó y cuando conseguí pillarle el truco, me di cuenta que, sorprendentemente, las visitas de los domingos eran mayores que las de los miércoles. Mis visitantes preferían echarle un ojo a mis artículos los domingos. Extraño, pero eso hizo que me decidiera a anular los post de los miércoles y centrarme en los domingos. Dicho y hecho.

He sido fiel a mis principios desde el momento que abrí mi web hasta hoy. No he echado por tierra el trabajo de nadie. Ni series, museos, teatros, películas, nada. Solo he hablado de lo que me ha gustado (dejo de lado Dirty dancing 2017, mi única crítica negativa, pero siempre desde el respeto) y he alabado los trabajos que me parece que son reseñables. Como en este tipo de post, siempre queda claro, y eso imagino que lo sabes ya, actúa solo mi opinión personal. Ni mi crítica es la única válida, ni trato de convencerte de nada. Me parece tan importante la sensación de no tener que imponer tus gustos a los del resto, que juego con eso en cada artículo que escribo. Te hago saber lo que todas esas experiencias han movido en mí uno u otro sentimiento. Nada más.

En cuanto a los artículos personales, es decir los de mi blog personal, me encanta darte a conocer ciertas partes de mi día a día. Contarte mis proyectos, mi trabajo, mis anhelos. Creo que eso me hace por un lado vulnerable a las críticas, pero fuerte ante alguien a quien no conozco. Es decir, este soy yo y así soy. No me juzgues, porque yo no lo hago contigo. Y eso me gusta. Contarte cositas sobre mi vida laboral. De la personal, quizás más adelante…

Por ahora nada va a cambiar en la web, con lo que seguirá el mismo estilo que hasta ahora. Tenía intención este verano de darle una vuelta y modificar algunas cosas, pero como ya te conté en el post acerca de la última parte de la trilogía de Danford, no he podido ponerme a ello y entregarme a esos cambios al cien por cien. Y además un proyecto que no puedo desvelar todavía, que también me ha robado (con mucho gusto) parte de ese tiempo.

Así que este post ha sido diferente a los anteriores, pero me apetecía mucho celebrar esta noticia contigo, porque siento que es algo muy importante, al menos para mí. Es la forma de que siempre encuentres algo nuevo al visitarme. Por supuesto, mi trabajo como actor y escritor prima por encima de estos artículos, pero ya sabemos que esas novedades no son tan rápidas, por lo que alimentar la web con estos post me parece interesante.

¡A por cien artículos más como mínimo!

¡Nos vemos pronto!

¡¡PINCHA SOBRE EL LIBRO PARA ADQUIRIR TU EJEMPLAR DEDICADO!!


TIBURÓN 2 (o más miedo bajo las aguas de Amity)

Tiburón 2 (1978)


Dirección:  Jeannot Szwarc

Reparto: Roy Scheider, Lorraine Gary, Murray Hamilton, Mark Grunner, Marc Gilpin, David Elliott, Ann Dusenberry, Gary Springer, Donna Wilkes, Barry Coe, Cindy Grover.

SINOPSIS

Media década después del ataque del gran tiburón blanco en la pequeña localidad costera de Amity, todo parece haber vuelto a la normalidad. El verano vuelve y con él, los turistas, las fiestas veraniegas y la playa. Un ataque a unos buzos y un accidente en una lancha motora, vuelve a poner al jefe Brody en pie de guardia ante la posibilidad de un nuevo escualo bajo las tranquilas aguas. Para desgracia del teniente Brody, un gran tiburón blanco vuelve a acosar a los habitantes de Amity.

OPINIÓN PERSONAL DE «TIBURÓN 2»

Pues aunque ha pasado mucho tiempo desde que te hablé de “Tiburón”, el gran clásico de Spielberg, hace unos días volví a ver esta segunda parte y me reafirmo en lo que dije en su momento cuando te hablé de la primera parte. Esta me gusta más. ¡Sacrilegio! ¡A la hoguera con él! Seguro que haya quien se rasgue las vestiduras, pero es mi realidad. A mí me pareció bastante más trepidante esta segunda parte, con más posibilidades de horror, al haber tantas víctimas potenciales. No le resto su estatus de clásico del terror a la obra maestra de Spielberg, pero tengo que reconocer que esta secuela abandona el tono serio y metafísico de los tres protagonistas de la original, para sustituirlo por la acción y el espectáculo en todo su esplendor.

Volvemos a Amity, vuelve el tema icónico de John Williams y la fiesta está lista. Los mismos personajes odiosos, como el alcalde que no se baja del burro ni con pruebas claras de los ataques, los adolescentes que hay veces que te apetecería abofetearlos… Pero esa adrenalina de ver como se acercan los ataques, ese agua moviéndose, esas tomas bajo el agua acercándose a las víctimas… eso a mí me aterra y a la vez me encanta. Y Szwarc toma el relevo de Spielberg realizando una continuación de algo que ya conocemos. Que ya sabemos lo que hay. ¿Por qué volver a ahondar en la psique de los personajes, si podemos ir directos al grano? Ya no existe sorpresa, sabemos lo que hay bajo el agua. Pues a por ello. Y el director se lanza a ese trabajo.

Desde su inicio, entremezcla la presentación de los personajes que formarán parte del último tramo de la historia con los ataques indiscriminados del escualo a personajes desconocidos. No hay momento para el respiro, desde el comienzo todo va tomando forma y presentando lo que nos espera. Y a mí eso me gusta bastante. Como ya dije en su momento, yo tendría la edad del hijo pequeño de Brody cuando vi esta película y obviamente, de ahí me viene mi pánico al mar. A no hacer pie en el mar, matizo. Hasta el cuello y aún ahí, se me acelera el corazón. Traumas, gracias a estos dos directores, pero más aún al director de esta segunda parte, que colocó a un niño de mi edad frente al gran tiburón.

Aquí el tiburón hace acto de presencia mucho más que en su predecesora. Al fin y al cabo, a pesar del éxito de “Tiburón”, a Spielberg le hubiera gustado mostrar mucho más en escena a su escualo, pero no pudo. Y esa baza, que probablemente fue algo negativo para él, jugó a su favor para conseguir el éxito. Y como aquí no hacía falta insinuar, pues mejor mostrarlo.

Los protagonistas realizan un muy buen trabajo, ya no solo los tres principales, sino en el último tercio de la película, todos esos adolescentes varados en alta mar. Las escenas de ataques están bien filmadas, provocan esa tensión deseada y la actuación de los adolescentes las vuelve creíbles.

Vuelve el verano, vuelven los turistas, y ahora los hijos de Brody toman importancia en la historia. Mike es un adolescente con las hormonas revolucionadas y Sean es un pre púber con ganas de ser mayor como su hermano. Todos los amigos de Mike deciden irse en sus barcas a navegar. Una docena o más, lo que hace presagiar que la escabechina está servida. Cuando aceptas que no vas a ver otro “Tiburón”, sino un filme de acción y aventuras, lo disfrutas mucho más.

Si no has visto esta segunda parte (que lo dudo), lo mejor es verla sin pensar que es una segunda parte, o que bebe de la primera, porque es un gran lastre para ella. El ser comparada con… el ser una continuación de… Todo ello le resta una importancia que para mi gusto aún posee. Un pre slasher con adolescentes en alta mar. Y ese pedazo de tiburón. Y mis miedos infantiles afianzándose gracias a estas dos películas.

¿Conocías esta película? ¿Te afectan este tipo de historias a la hora de bañarte en el mar? ¡Déjame tu comentario más abajo!